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Capítulo dos

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Capítulo dos

Hubiera dado lo que sea por tener papel y lápiz o una cámara para retratar la cara de Bella después de mi revelación

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Hubiera dado lo que sea por tener papel y lápiz o una cámara para retratar la cara de Bella después de mi revelación. Se había puesto increíblemente más pálida para pasar a un rojo tomate, eso fue increíble. Por su parte Jacob me veía entre molesto y ... molesto.

Pasaron unos segundos incómodos sin que ninguno de los tres dijéramos nada, así que tomé las riendas de la situación.

– Estuvimos saliendo por un tiempo, antes de que llegaras. En fin, mucho gusto Bella – dije mientras me encojo en hombros y me giró hacía Jacob. – ¿De casualidad sabes dónde está Leah? Llevo días tratando de hablar con ella.

– Está en casa de Emily, creo que deberías ir con ella.

No puedo evitar sorprenderme, y un sentimiento amargo aparece en mi pecho. Leah me ha tratado como basura los últimos días y está en casa de su prima que le robó al

novio, genial.

– Genial, nos vemos Jake – me acercó a darle un beso en la mejilla, aunque descaradamente se lo doy cerca de los labios mientras lo tomo del hombro y puedo notar lo caliente de su piel.

– Adiós Becca.

– Es Bella.

– Sí como sea, nos vemos.

Mi actitud era completamente estúpida, lo sabía, pero desde el minuto uno pude observar que era la chica con la personalidad más gris de este planeta y eso de que le anda dando ilusiones a Jacob me ponía furiosa.

Nuestro noviazgo de adolescentes había sido tierno, paseábamos por la playa tomados de la mano mientras él sujetaba con la que le quedaba libre mis botas. Nos reíamos todo el tiempo y le gustaba pasar los días soleados (que eran escasos) en la playa conmigo. Jacob era todo el tiempo tan dulce e irradiaba una luz como ninguna otra persona.

Lo nuestro había acabado porque son cosas que pasan, habíamos crecido y cambiado. Pero Jacob Black tenía una parte de mi corazón y yo una del suyo, lo sabía. Pero el que ya no estuviéramos juntos no significaba que me dejara de preocupar por él y por su corazón.

Cuando llegue a casa de Emily me encontré a Leah en el porche con aspecto aburrido, se escuchaban los gritos que seguramente eran del club de los musculosos de Sam. Leah se sorprendió al verme y yo me crucé de brazos. Vestía una playera corta y un short igual corto, ropa horrible por cierto.

– ¿Qué haces aquí?– cuestionó con tono molesto, cosa que me oprimió el pecho.

– ¿Qué hago aquí? Lucho por lo que queda de mi mejor amiga, no la perra que tengo aquí enfrente.

Leah me mira como si le hubiera dado una bofetada y me arrepiento al instante de hablarle como lo hice pero era ya muy tarde.

– ¿Qué le hiciste a mi Leah? Ella nunca me hubiera hecho a un lado como si no fuera nada de la manera en que tú lo haces, eres mi mejor amiga, dime qué es lo que pasa ahora.– digo remarcando la última palabra y alzó mi ceja, estaba verdaderamente enojada con ella.

Leah suspiró y me miró triste, supe en ese momento que algo muy malo le pasaba.

– Ven, vamos a caminar– le ofrecí mi mano y aceptó.

Nos adentramos al bosque y ella no decía nada pero sabía que en cualquier momento lo soltaría. Cuando nos adentramos demasiado al bosque me senté sobre un tronco caído y ella se sentó a mi lado.

– ¿Qué pasa?– pregunté mirándole el rostro.

– Soy un monstruo– Escupió de manera amarga.

– ¿Qué? ¿De qué hablas?

– ¿Recuerdas las leyendas y cuentos que nos contaba mi padre antes de dormir?

Asentí despacio.

– Todo es real, los lobos y los asquerosos fríos– lo último lo escupió como si se tratara de veneno. – Una de ellos mató a mi padre y por su culpa soy esto.

Me quedé helada. Me sabía perfectamente las leyendas de la tribu, mi propia madre antes de morir me las había contado todas las noches, mire a Leah y apreté su mano.

– Pero eres mujer, eso solo les ocurre a los hombres – susurró con un hilo de voz.

– No...esto ya había sucedido antes, no soy la primera mujer que se convierte en Lobo – Leah me mira y por alguna razón mi corazón se oprime, la loba blanca.

– ¿Quién fue la primera mujer en transformarse? — pregunté con un hilo de voz.

Leah me mira como disculpándose y me abraza de pronto, yo no le respondo el abrazo y ella susurra cerca de mi oreja.

– Tu madre.

𝗣𝗜𝗘𝗦 𝗗𝗘𝗦𝗖𝗔𝗟𝗭𝗢𝗦 ━ Jacob Black ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora