𝗣𝗜𝗘𝗦 𝗗𝗘𝗦𝗖𝗔𝗟𝗭𝗢𝗦 ━ Jacob Black ✓

Prólogo

Prólogo

– Mami, cuéntame la historia de la gran loba blanca otra vez – pidió la niña abrazando a su madre y abriendo el libro en esa sección.

– Denahi, es la cuarta noche que quieres escuchar esa historia, puedo contarte otra– la mujer gira los ojos pero no puede evitar sonreírle.

– ¡Por favor mami! Es mi historia favorita, por favor.

– Está bien, acuéstate entonces y a dormir sin discutir– la mujer accede y se recuesta a un lado de la pequeña de cabello castaño y empieza acariciarlo.

– Eran tiempos oscuros para la tribu de los Quileutes. Ya no existían protectores lobos para defenderla ya que la magia se estaba extinguiendo.

Aprovechando esta situación, una criatura con forma de mujer llamada Dask'iya raptaba a los niños del pueblo y los llevaba cerca del río para ahí comérselos. Cuando terminaba de comerlos, hacía un gran fuego y colocaba sus restos para borrar todo rastro de vida.

Un día, la mujer sin alma robó una inmensa cantidad de niños. Todos ellos estaban formados alrededor de una fogata con los ojos cerrados, incapacitados de los sentidos.

Entonces una niña del grupo, algo mayor que el resto, empezó a sentir un gran calor en su cuerpo, un calor furioso que la tiró al piso y la hizo retorcerse de dolor.

Después de lo que pareció una eternidad, la niña pudo abrir los ojos para encontrarse con la cara horrorizada de Dask'iya. Al principio no entendió la reacción de la mujer pero cuando dio el primer paso se dio cuenta que se había transformado en un animal enorme, en un lobo.

Con mucho valor, la niña luchó contra la mujer y no salió ilesa, para por fin aventarla a la gran fogata que ella misma había creado.

La niña se convirtió en mujer y pasó muchos años convertida en la protectora de la tribu y de su pueblo. Protegió a su pueblo de los fríos que pasaban por la zona, era una tarea difícil pero ella la tomaba con honor y valor.

Cuando empezaron a despertar más protectores, ella otorgó el mando como alfa a un hombre bueno y valiente. En una ocasión, encontró cerca de las orillas del río en el cual se había transformado por primera vez, a un clan de fríos alimentándose de animales.

Inmediatamente supo que eran diferentes y ellos aseguraron que no lastimarían ni a la tribu ni al pueblo.

La loba blanca, junto con su alfa, crearon el tratado con ese clan de fríos, tratado que se rompería en caso de que ellos trataran de atacar a un humano.

Aunque era feliz protegiendo a su pueblo, pasó mucho tiempo sola. Eso cambió cuando conoció a un hombre que era muy diferente a ella, lo conoció en la playa y desde el primer instante se enamoró de él. Se casaron y tuvieron una hija hermosa a la cual llamaron...

– ¡Denahi como yo! – interrumpió la pequeña emocionada.

– Así es. Con el tiempo, la niña ahora mujer dejó de transformarse en esa gran loba blanca para cuidar de su pequeña.

– Mami, ¿Y el clan de fríos se fue? ¿Qué fue de ellos?

– Ellos al paso de unos años se fueron, la mujer sintió un gran vacío cuando uno de ellos se despidió de ella, habían creado una extraña pero hermosa amistad, la mujer logró ver bondad donde los demás sólo veían a seres sin alma.

– Yo quiero ser como la gran loba blanca, tan fuerte y valiente como ella – susurró la niña con voz somnolienta y sonriendo; se quedó dormida segundos después.

La mujer le besó la cabeza, la arropó bien y dejó el libro en su lugar.

Miró desde la puerta a su hija y con un hilo de voz susurró:

– Espero que nunca pase.