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Capítulo seis

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Capítulo seis

Ser una mujer lobo era algo que nunca me hubiera imaginado, era una completa locura a decir verdad

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Ser una mujer lobo era algo que nunca me hubiera imaginado, era una completa locura a decir verdad.

Antes de esto sólo era Denahi Coleman, hija de Isaac y Helena Coleman, una chica que sólo deseaba estudiar arte en Seattle y después conseguir una beca para estudiar diseño de modas en alguna escuela de Italia.

Ahora estaba en una manada, con hermanos y una hermana a quien debía proteger, un engranaje de un todo. Vivía en un mundo que para nada era normal, existíamos nosotros los quileutes y existían los Cullen, vampiros vegetarianos. Qué carajos.

A diferencia de los demás, yo no veía a los Cullen como monstruos. No eran las primeras personas con las que quisiera pasar el rato pero el que se alimentarán de animales me hacía sentir cierto respeto. Aunque en lo personal considerara que ocupaban su inmortalidad de manera aburrida escondiéndose de los humanos.

Eran inmortales, fuertes, aparentemente ricos y pero no ocupaban nada eso para algo importante, podrían ayudar a tanta gente, en fin.

Jacob y yo nos dirigimos como lobos a la frontera para encontrarnos con Edward Cullen. Me causaba mucha curiosidad lo que tenía que entregarme, era extraño y me daba un poco de miedo.

–Dicen los idiotas que eres de los más rápidos de la manada, quiero probar eso– me comuniqué mentalmente con Jake mientras lo empujaba con mi cabeza, provocándolo.

–¿Una carrera princesita? Estas demasiado flaca, te faltan mis músculos– se burla Jacob e instintivamente quiero girar los ojos.

–Si gano, que así será, ¿Qué ganaré?– pregunto mentalmente mientras muevo mi cola, agh eso suena horrible.

–Quien gane podrá rasurar al otro, ¿Qué te parece?– propone Jake y me rió escandalosamente, ver a Jacob como lobo rasurado sería totalmente satisfactorio para mi.

–Acepto, te verás totalmente adorable rasurado y peinado como perro de señora millonaria.

Escuchó su risa lobuna y veo que asiente con la cabeza.

–Uno, dos, ¡Tres! – gritó y empiezo a correr. Yo aún era pequeña a referencia del enorme lobo que era Jacob pero también me movía más rápido; el bosque estaba oscuro pero mi visión de lobo me hacía no chocar con los árboles.

Podía sentir el olor dulzón cerca de mi nariz mientras nos acercabamos a la frontera, era rápida y eso desconcentró a Jacob lo suficiente como para darme un par de segundos de ventaja y llegar primero con Jacob pisándome los talones.

–¡Ja!– grité mentalmente mientras sonreía internamente.

–¡Carajo!– gruñó Jacob.

Delante de nosotros estaba Cullen acompañado de su padre, el doctor Cullen. Edward sostenía algo entre sus manos y me veía directamente, calmado campeón.

El vampiro rubio me mira con sorpresa y voltea su mirada para encontrarse con la de su hijo.

– Tenías razón Edward, es idéntica a ella– comenta Carlisle. ¿Idéntica a quién, a mamá?

– Jacob insiste en que hablemos a través de ti, por seguridad– comentó mentalmente al telépata.

– Preferiría si tú puedes estar como humana Denahi– contesta en voz alta.

– No– interviene mentalmente Jacob mirando con odio hacia los Cullen.

–Está bien– suspiró y le lanzó una mirada de advertencia a Jacob.

Una vez como humana y vestida con un vestido blanco corto ligero me acerqué a encontrarme con ellos.

– Gracias por venir, antes que nada quiero contestar las dudas que rondan por tu mente. Tú madre, Helena, ha sido la mujer más excepcional que he conocido y con la que he tenido la oportunidad de entablar una amistad y no sabes como lamento su muerte – Edward lo dice en un tono que me confunde, con nostalgia y otra cosa que no logró identificar.

Después de esto me entrega un sobre blanco que luce un poco amarillento y ladeó mi cabeza de curiosidad. Adentro hay una cadena de plata (que ironía) de la que cuelga un pequeño lobo tallado en madera, también hay una carta escrita a mano. Alzó la mirada hacia el vampiro y él asiente.

Hola mi niña, te preguntarás por qué te he dejado esta carta y él por qué la he dejado con Edward Cullen. Confío en él más que en cualquier persona en este mundo y cuando escribía esta carta para ti después de saber de la enfermedad que me matará dentro de poco sólo pude pensar en él para resguardar mis últimas palabras para ti. Edward y yo... era algo destinado a no ser, yo una mujer lobo y él un vampiro... Lo amé y él a mí con la inocencia del primer amor.

Cuando leas esto es porque has sufrido tu primera transformación, no sabes como me hubiera gustado estar a tu lado en estos momentos. Por favor no tengas miedo, sé que no será nada fácil, si ha despertado el gen de lobo es porque un peligro inminente se acerca y ese es mi más grande terror como madre y el por qué no quería este futuro para ti, no quiero que te pase nada nunca. Cuida a tus hermanos de manada mi niña y protégelos con tu vida.

La imprimación también es un gran temor para mi, es algo natural de nuestra sangre pero no por eso es algo definitivo. Si amas a alguien aunque no estes imprimada de esa persona, lucha por ese amor. Eso es lo que me sucedió con tu padre, me enamoré tanto de él que mi imprimación cedió para dejarme ser feliz con el hombre de mi vida.

Sé valiente Denahi, estoy orgullosa de ti y cada día recuerda que estoy cerca de ti, ahí en tu corazón.

Helena.

No me doy cuenta de que estoy llorando hasta que las lágrimas caen en el papel mojándolo. Alzó la mirada y aprieto la carta a mi pecho. Me sentía renovada, de confianza y de fe.

–¿Qué es eso Deni?– pregunta Jacob en forma humana pero lo ignoro.

Me acerco a abrazar a Edward y me recibe algo sorprendido por mi arrebato.

– Tu secreto está a salvo conmigo, gracias por esperar tanto tiempo... – susurro y me separo de él sonriendo mientras seco mis lágrimas.

Los Cullen dan un asentimiento y se van.

Volteó a ver a Jacob quien me miraba confundido y enfadado.

– Ayúdame Jake, por favor...– le muestro el collar y me levanto el cabello.

Jacob me ayuda a colocarme el collar y toma el lobo de madera con los dedos examinándolo.

– ¿Me perdonas?– pregunta como no queriendo la cosa y yo río.

– ¿Me ves sensible y quieres aprovechar?

– Vale la pena intentar– se encogió en hombros y sonrió de lado. Esa sonrisa sólo le queda bien a Edward, sorry Jake.

– Te perdono, además creo que te perdonaré aún más cuando te cambie el look. Creo que te quedarán muy bien unas coletas de French Poodle y un lindo moño.

Jacob ríe, me abraza y por primera vez empiezo a creer que todo estará mejor.

𝗣𝗜𝗘𝗦 𝗗𝗘𝗦𝗖𝗔𝗟𝗭𝗢𝗦 ━ Jacob Black ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora