El famoso doctor de Seúl, Kim Seokjin, está profundamente atraído por Min Yoongi.
Mientras que este, quien se hace pasar por una joven, es un famoso asesino y prófugo.
¿Serán capaces de llevar a cabo este difícil enamoramiento?
FDC: 020418.
ーPortada...
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El rostro se Yoongi se tornó pálido, más de lo que ya es, y su cuerpo shockeado aún en sus pensamientos y palabras recientes de Seokjin que emitía con tal felicidad que nadie sería capaz de arrebatar, pensó:
«¿Por qué? ¿Por qué tenía que ser Seokjin?»
Quería llorar. Lanzarse a él y abrazarlo para luego salir del auto y correr lejos. Lejos de ese hombre que mantuvo su mundo equilibrado durante un buen tiempo después de tan poco conocerlo. Sin embargo, eso no sería posible, porque Min Yoongi estaba enamorado de Kim Seokjin. Ese doctor apuesto que intentaba ganarse una sonrisa y atención de él mismo, sin rendirse. Quien era un amable adulto, paciente ante sus problemas y con conocimiento para resolverlos. Quien contaba con una sonrisa malditamente contagiosa y un humor agradable. Él ama eso de él. Nunca se va a cansar de decirlo, porque por segunda vez, el amor apareció en su solitaria vida. Descubrió qué era y qué se sentía al experimentarlo nuevamente.
No lo pudo evitar de todas formas. Una fina y brillosa lágrima se desplazó por la colorada mejilla del menor, tapándose al instante en el segundo que lo notó. Se agachó un tanto y cubrió con sus manos su rostro en el cual, una tras otra, un silencioso llanto se producía. Escondido entre sus brazos apoyados en sus muslos, formando un muro para ocultarse como una bolita. El azabache finalmente borró esa permanente sonrisa que llevaba, para estacionar en la primera acera libre que viera.
- Ey, bebé, ¿qué sucede?- Al momento de haber parado bruscamente, percibió sus cálidas manos acariando su cabello con tranquilidad.- Yoongi, responde...
No quería demostrarse débil a una persona a la cual quiso que obedeciera y hasta temiera. Pero... era tan débil con él, lo destruía con sus palabras y contacto, no tolera que lo tengan así, como un pequeño. Desde la primera vez en que cruzaron miradas, sintieron un cosquilleo, sin embargo. Yoongi no quiso volver a encontrase con ese perfecto rostro marcado y hermoso, porque en un momento de su charla, una sensación de inquietud lo invadió. Y tampoco logró alejarse de Seokjin después de todo...
Estaba atrapado. Ahogándose en un pozo sin salida, sin opción de cómo huir, al ser ya una costumbre en que las personas lo decepcionen al mismo tiempo de lastimarlo. El único fue Jimin, su mejor amigo sin aún haberlo herido. Por lo menos eso, lo mantenía con vida.
- Seok...- Balbuceó entre terribles sollozos que eran nada más visibles ante sus piernas en las cuales estaba apoyado.
El aludido no quedaría de brazos cruzados y callado al ver a su compañero en estas condiciones, porque su trabajo era cuidar de él. Proteger la sonrisa que se ganó la noche anterior, y las siguientes y siguientes... Y decidió actuar. Con sus fuertes brazos tomó con delicadeza el antebrazo ajeno para agarrarlo y destruir su muro.
-¡No! No quiero... que veas lo débil que soy...- Un segundo. Un milésimo segundo fue en el que Seokjin vio el rostro de Yoongi por haber zafado de su agarre; sus ojos ya hinchados, labios secos y raspados, mejillas acaloradas y orejas de un tono rosado. Era terrible.