Aquella mañana se había levantado pensando en la incómoda situación del día anterior, pero LeeMin la animó para afrontar un día nuevo. Le sirvió el desayuno, que comió rápidamente y corrió hacia la parada de bus para comenzar un nuevo día de trabajo.
Abrió la cafetería y limpió todo hasta entrada ya la mañana. No había ningún cliente así que se puso unos auriculares y puso su canción favorita mientras ponía a punto la cafetera. El tintineo de la campana de la entrada sonó y rápidamente se quitó sus auriculares y mostró una pequeña reverencia con la cabeza, esperando el pedido del cliente. Era LeeMin de nuevo.
- Oh, LeeMin, ¿qué haces aquí? ¿No deberías estar en el Orfanato? – le preguntó mientras le servía su batido favorito, como de costumbre siempre que ella la visitaba en el trabajo.
- Ah, no te preocupes. Hoy me tomé el día libre. – Tomó el vaso y esperó que Shinhye se sentase junto a ella.
- ¿El día libre? ¡Qué raro! Nunca te lo tomas. Pensé por un momento que estabas enferma pero te veo muy contenta. ¿Algo que no sé? – esperó varios segundos con el dedo posado en su barbilla - ¡Un chico! – dijo señalando a LeeMin.
- No puede ser… - LeeMin miró directamente a su amiga con el ceño fruncido – No puede ser que no te acuerdes…
- Mmm… ¿de qué debería acordarme? – Shinhye volvió a ponerse el dedo sobre la barbilla mientras miraba el techo del local.
- ¡Shinhye, es tu cumpleaños! – LeeMin se llevó las manos a la cabeza y deseó que su amiga no fuese tan olvidadiza. Pero Shinhye tomó una cara taciturna y LeeMin dudó de si había sido buena idea visitarla.
Justo en ese momento un grupo de clientes comenzó a llenar el local y Shinhye se disculpó brevemente con LeeMin, quien se quedó tomando su batido mientras veía a Shinhye trabajar con una sonrisa de oreja a oreja. Sabía que aquella chica no estaba feliz, y justo hoy, que era su cumpleaños y el que tantos malos recuerdos le traía. Pero quería creer que aquello estaba más que enterrado y que en la nueva vida de Shinhye todo era mejor.
Shinhye paró un breve momento de atender a los clientes y descansó junto a LeeMin.
- Escucha Shinhye… - viendo el rostro atento de su amiga a la clientela se dio más prisa – Sé que no tienes tiempo pero ven hoy al Orfanato, sabes que los niños te adoran… Sé que es tu cumpleaños pero no quiero que estés triste. – Shinhye enarcó una fina sonrisa en sus labios y la escuchó atentamente – Deberías mirar más por ti y dejar los malos recuerdos que te atormenta fuera de aquí – el dedo señalador de LeeMin pasó desde el pecho de su amiga hasta su cabeza. – Deberías considerar más tu vida Shinhye, porque merece la pena vivirla. – LeeMin cogió su bolso y se despidió de su amiga con un beso rápido en la mejilla.
Shinhye se quedó unos segundos pensando en lo que LeeMin le había dicho. Ella era la que mejor la podía conocer en toda la faz de la Tierra. Así que apretó fuertemente el puño y los labios y se prometió que este cumpleaños sería diferente a los demás, que todo lo que le acompañaría hoy sería feliz y no las sombras que la llevaban atormentando tanto.
Sirvió con gracia las bebidas sin dejar de sonreír. Esperaba que pronto fuese su hora de salida del trabajo para ir a clases de guitarra y disfrutar del resto de la tarde en el Orfanato con todos los niños. Siempre recordaba los buenos momentos que le habían hecho pasar desde que había cumplido la mayoría de edad. Pese a que ya tenía edad de no permanecer en el Orfanato vivió allí unos años más hasta que LeeMin la convenció de vivir junto a ella. Mientras tanto Shinhye había permanecido allí ayudando a todos los cuidadores y maestros y jugando con los niños, ya que todos habían pasado por algo en común: no tenían familia. Pero aquel Orfanato se había convertido en una grande, muy grande y todos deseaban estar con todos.
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Enredos
Fiksi PenggemarLa familia siempre te protegerá, velará por tu bienestar y te querrán por siempre. Hasta que la realidad atropella tus sentidos y finalmente no queda nada. Sin padres y sin hermano, Park Shin Hye tendrá que afrontar ser una huérfana y labrarse su fu...