El Omega que quería ser Alfa ▪ YoonMin, omegaverse ▪

~~Séptimo capítulo~~

- Jimin... Debo decirte algo.

El rubio estaba confuso, y solo asintió en respuesta.

- Estoy empezando a presentar...

- ¿Qué? Pero si solo tienes siete...

- No he acabado. Estoy empezando a presentar... como un Alfa. - El pequeño se quedó mudo. - Presiento que todo va a cambiar entre nosotros cuando presente... - Hundió la nariz en el cuello del más bajo. - Oh, Jimin... ¿Por qué presiento que vas a ser un Omega?

- ¿U-Un Omega? - Tragó saliva. - No... ¿Cómo puedo cambiar eso?

- ¿Que cómo puedes cambiarlo? He aquí la respuesta. - Se acercó lentamente a su oído y mordió allí, sacándole un suspiro al rubio, y luego susurró. - No puedes. Nadie puede.

- ¿P-Pero entonces qué haré?

- Vivir como un Omega. No es tan difícil.

- Pero... Mira, mira por esa ventana. ¿Ves a esos idiotas con la cabeza alta andando sin preocupaciones, como si la calle fuese suya? Esos son Alfas. ¿Y esos pobres estúpidos que van con la cabeza baja soportando cualquier golpe y empujón? ¡Esos son Omegas!

- Jimin...

- No quiero vivir así.

(...)

Tras algunas charlas, el rubio y el pelirrojo estaban viendo una película mientras comían galletas con helado.

El rubio metió ciegamente la mano en la caja de galletas, y soltó un gemido lastimero, atrayendo la atención inmediata de Tae. - ¿Qué pasa? ¿Te hiciste daño?

- No quedan galletas...

- Oh... Eso es aún peor.

- ¡Tae!

El pelirrojo rió y le revolvió el cabello. - Ow... Así con el pelo despeinado pareces un pequeño gato.

- Uhmm, TaeTae malo.

El más alto rodeó los hombros del rubio con un brazo. - ¿Por qué?

- Porque revoluciona las maripositas de mi estómago.

El pelirrojo sonrió. - Oh, Jiminie... Algún día ambos seremos mayores. Yo seré un gran y fuerte Alfa, y tú serás mi delicado y hermoso Omega. ¿Te parece bien, mhm? - Habló acariciando el pelo del rubio.

- Sí... Oh, no, yo debo ser un Alfa también.

- Jiminie, tan solo mira tu hermosura, tu belleza tan delicada, tu olor tan adictivo que aumentará más y más hasta que presentes. Cuando eso pase, me volveré loco... No importa la edad que tengamos, necesitaré que te fundas con mi piel, y tú necesitarás atención. Estoy seguro de que serás un Omega, me lo dice mi instinto, mi interior... Los sonidos que haces. Nunca podrías emitir un gruñido.

- Tú... ¿Me querrás aunque sea un Omega?

El pelirrojo sonrió y acurrucó al pequeño en su pecho. - Por supuesto. Y yo cuidaría de ti.