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—Buenos días príncipe Jung, vine a traer el desayuno. ¿Puedo pasar?

Dos toques en la puerta y una voz delicada se hicieron presentes. Me encantaba cuando él venía a entregarme el desayuno ya que su olor a frutos rojos y miel hacían que mi día comenzará perfecto.

—Pasa —dije con la voz algo ronca.

Así mismo, el se adentro y se inclinó como todos los días lo hacía. Se acercó a dejarme la bandeja a la cama. Nunca me miraba a los ojos, se supone que no lo tenían permitido, pero algunas veces he visto esos ojos avellana que una que otra vez observan las plantas silvestres del jardín o cuando va a recoger las fresas más frescas al invernadero. Él es hermoso, su tez es tostada, su cabello es castaño, unos labios ligeramente gruesos, aquellos lunares que lo distinguen de cualquier otra persona, una sonrisa cuadrada, su nariz fina . No había nada que no tuviera perfecto, era como un ángel.

Estaba tan metido en mi, observando cada facción de el, se supone que debo dar la orden para que se retire pero al mismo tiempo no quería que se fuera por dos razones; primero su olor me encantaba y segundo: admirar su belleza.

—¿Me ayudas a comer? Ayer tuve una caída del caballo y me duele un poco mi mano –Y era cierto lo de la caída. Sin embargo estaba en buen estado para tomar la cuchara.

—P...príncipe Jung, yo no puedo hacer eso, pero si quiere que le llame a una de las musas del castillo, eso lo puedo hacer.

—Quiero que lo hagas tú ¿Acaso desobedecerás al príncipe?

Negó varias veces, le indique que se sentará en la orilla de la cama, el tímidamente apenas la tocó con sus delicadas piernas. Comenzó a alimentarme con la sopa dirigiendo la cuchara a mi boca y su otra mano debajo por si el líquido se derramaba. Su mirada solo estaba dirigida a mis labios, nunca subía.

Esto es así porque, él es un hijo de la cocinera Jughae por lo que no tenía una descendencia real, y el es un hermoso Omega por lo que no le debe faltar al respeto a la realeza al mirar a los ojos.

Mi alfa se sentía extrañamente atraído por ese pequeño Omega de nombre Taehyung pero por obvias razones no podía estar con el. Mi alfa jamás ha sentido un aroma tan intenso como el de el, cuando Tae pasaba sus celos en su casa y no venía durante una larga semana mi alfa se sentía triste, cuando el Omega es regañado y el se ve triste yo me siento enojado e impotente e incluso cuando pasaba mis celos yo pienso en Tae, no quiero pensar en él pero es inevitable, quiero tocarlo, sé que no es correcto.

La puerta fue abierta y tras ella apareció mi madre. Tae se veía tan asustado porque sabía que podría recibir un regaño. Se levantó e hizo una reverencia.

—Taehyung ¿Qué haces aquí? –ella preguntó con voz neutra.

—Yo le dije que me ayudara a comer –hable antes de que le diera un regaño —Y si, me ofreció traerme a una musa más yo rechacé.

—Bien –dirigio su mirada a mi y después a Tae —Puedes retirarte cariño.

Se levantó, tomo la bandeja e hizo nuevamente una reverencia para después salir.

—Hijo, las musas están para eso, no los sirvientes –dijo acercándose a mi–hemos recibido la carta de los reinos vecinos para tus próximos candidatos a ser una buena o un buen esposo.

Esto era ridículo, pero seguir el protocolo era aún más estúpido.

—Madre, aún soy joven. Quiero ser libre un tiempo más y después podremos hablar de bodas –mas no quería casarme– te prometo que si me das un tiempo más yo me casare con quién te plazca madre.

—Aún lo tengo que hablar con el rey –eso era una buena respuesta.

—Madre ¿Podría ser Taehyung mi musa? Le tengo mucha confianza a el, me respeta más que a nadie y las otras solo me ven con ojos de lujuria, no me gusta.

—Pero el es un Omega, es peligroso que estén cerca uno del otro.

—Por lo que yo sepa acaba de pasar su celo y cuando vaya a entrenar o a una batalla y necesite de curación el sabe hacerlas. Recuerda que su madre nos informo cuando le preparo una infusión al rey cuando estaba enfermo y curo.

Mi madre pareció pensarlo un momento y es que él es un Omega tan bueno en muchas cosas que no tendrías que dudarlo exactamente.

—Esta bien, solo porque también confío en tus instintos cariño.

Le di las gracias y ella se retiró. Yo estaba tan feliz, mi alfa sintió querer estar con el e igualmente se sintió feliz.

(***)

[Taehyung]

Hice mi rutina diaria con el príncipe Jung solo que hoy me pidió alimentarlo, me sentía tan nervioso pero su aroma me dejaba tranquilo. Su olor a Lima y menta.

Al tomar la cuchara y dirigirla a sus labios era inevitable no verlos, no eran tan adictivos como sus ojos, aquellos que podía ver cada vez que el entrenaba por el invernadero o cuando se quedaba dormido en el árbol, donde cerca habitaban las flores silvestres qué alguna vez plante ahí.

Su olor me parecía más fuertes que al de otros alfas del pueblo e incluso del rey. Esto me recordaba a los cuentos ficticios del pueblo donde decía que los alfas encontraban a su Omega por su olor y viceversa, que solo los que estaban destinados podían sentirlo más fuerte que otros pero al final siempre se me han hecho solo cuentos.

Y para otros era una historia como de terror. Los celos te ciegan, te hacen caer en la lujuria y cualquier olor es atrayente. Y por eso pasaba mis celos sufriendo pero a salvó. No había quien me tomara solo por mi olor y el apetito sexual, no había quien se enlace a mi y al final nada de mi vida haya valido la pena.
Mi madre me encerraba y de vez en cuando insistía en que pasara mis días con Kihyun. El era una persona extraordinaria, diría que un Alfa muy diferente a los demas. Si el era perfecto, respetuoso. Y sin embargo yo no podía porque por otra parte el es mi gran maestro y amigo.

Y para gente como nosotros solo existen los cuentos, si, solo eso.

A tu lado [HopeV] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora