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Aún faltaban dos semanas para la fiesta de Jimin, yo aún estaba "pensándolo" pero realmente ¿Que haría yo ahí?.
Ni siquiera se bailar.

Salí de mis pensamientos al escuchar al príncipe quejarse. Me levanté rápidamente y me acerque a el.

—Príncipe ¿Qué le duele?

—Solo fue un mal movimiento Tae.

—¿Necesita algo?

—No lo creo. Con tu compañía estoy más que bien.

Quería evitar que mis mejillas se pusieran rojas, pero sencillamente fue inútil.

Me estaba retirando de su cama hasta que sentí que su mano me detuvo. Aquel contacto se sintió tan... No podría simplemente describirlo.

—No te vayas.

Para dejar de pensar en estas reacciones simplemente accedí a quedarme a lado de el. Sentado.

No sabía qué hacer, el silencio era algo incómodo. Quería levantarme y simplemente salir, estaba tan acostumbrado a eso.

—Taehyung –me habló el príncipe.

—Diga —rápidamente le escuché.

—Quiero que me acompañes afuera, no me gusta estar aquí y ciertamente yo no estoy herido de la pierna.

—P..pero ¿Y las órdenes de la reina?

—Simplemente está un poco afectada por lo de padre. Solo quiero salir y personalmente le diré que yo te pedí acompañarme.

Asentí no muy convencido.

El se empezó a levantar, sus quejas no eran por el brazo claramente, si no que su cuerpo había estado tumbado en esa cama más tiempo del que él puede estar. Tal vez por eso se había quejado antes.

Lo ayude a incorporarse. Mi cuerpo tembló un poco por obvias razones, pues él era más fuerte que yo y había recargado parte de su cuerpo en mi, aún así lo ayude hasta que el pudo estirar bien sus piernas entumecidas. El empezó a caminar; me adelante ya que tenía que abrir la puerta.
Después de que habíamos salido, estábamos caminando, yo iba detrás de él intentando cuidarlo.

—Taehyung —nuevamente habló— ponte a la par mía, no soporto tenerte detrás de mí.

Asentí avergonzado e hice caso a su petición.

Ahora ya nada se sentía incómodo e incluso empecé a sentir el viento en mi cara, el aroma de las flores junto al de la primavera y un aroma más el cual se había colado entre mis fosas nasales: lima y menta.

Había estado evitando ese aroma. Mi lobo se empezó a sentir inquietó, el quería salir para olfatear mejor aquel aroma. Pero sería peligroso.

Me intento concentrar más en el sonido. Los pájaros cantando, los árboles siendo movidos por el aire, la cascada que a pesar de estar algo retirada, se puede escuchar.

Cierro los ojos un momento. A
hora mi lobo quiere salir a disfrutar de la tierra en sus patas, sentir el aire chocar con su cara, pero aquí no podía. Habían tantas cosas que quería hacer pero sencillamente son normas que tengo que seguir y tal vez el príncipe Jung sea más inofensivo que nadie. Sin embargo era un 'No' rotundo.

Abrí mis ojos parpadeando un par de veces y volteé hacia donde el príncipe se encontraba, el también disfrutaba de esta paz con la naturaleza.

Después de un buen rato afuera caminando, le dije a él príncipe que debíamos volver. El no dijo más, simplemente asintió. El camino de vuelta fue un poco más silencioso y desgraciadamente al entrar la reina parecía esperar al príncipe.

—Taehyung ¿No te di una orden?

Hice una inclinación de noventa grados para después hablar.

—Y..yo lo siento, e..el...

Fui interrumpido.

—Madre ¿Crees que Taehyung puede desobedecer alguna de tus peticiones? —hubo un pequeño silencio— exactamente madre, yo le pedí que me acompañará. Debo decirte que el que necesita más cuidados es padre. Yo estoy recuperándome.

No sabía que pasaba, aún estaba demostrando mi respeto.

—Perdón cariño, estoy alterada aún. No quisiera que algo les suceda. Taehyung, puedes levantarte.

Así lo hice, ella se fue por el pasillo sin dejar que el príncipe le contestará.

—Vamos Tae.

Asentí y nuevamente lo seguí hasta llegar a su habitación.

—Gracias por acompañarme.

—Es mi deber príncipe Jung.

El solo suspiro. Se acostó  y en menos de lo que esperaba el ya estaba dormido. Me acerqué para quitar sus botas y acomodarlo mejor en la cama. Lo  tape hasta la cintura ya que podría tener calor, o al contrario, darle frió.

Algo parecía molestarle  y efectivamente, era su cabello. Acerque mi mano temeroso de despertarlo pero su cara denotaba que necesitaba paz, con sumo cuidado moví aquel mechón dejándolo tras su oreja.

Me quedé observándolo. Sus facciones eran tan duras y al mismo tiempo derrochan delicadeza, su fina nariz; sus labios en forma de corazón, ni tan gruesos pero tampoco delgados, sus ojos perfectamente rasgados, su paz al dormir. El era lo que en el pueblo decían: el sueño imposible de cada Omega.

Suspiré.

Me espante al escuchar la puerta ser tocada. Rápidamente me separé del príncipe, acomode mis ropas y fui a abrir la puerta.

—¡Tae!

—Jimin ¿Qué haces aquí? —susurre.

El paso rápidamente y cerró la puerta colocándole el pestillo.

—Pues obvio vine a ver a mi hermano.

Claro que no era cierto, había notado el sarcasmo en sus palabras.

—Bueno, al parecer está dormido.

Le dije siguiendo su juego.

—No importa. Lo más importante aquí es que te vine a traer tu vestuario.

Emocionado fue a mi cama y se sentó en ella. Yo me quedé estático ahí, no podría.

—J.. Jimin, no.

—Jimin, si. Ven Tae, sabes que te haré ir de todos modos.

Rodé los ojos pues sabía que era verdad.

Después de un rato y de ponerme el traje para ver si la medida estaba bien, charlamos por un rato más hasta que llegó la hora de cenar. Se despidió de mí y me dio una última advertencia para ir.

A tu lado [HopeV] OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora