Capítulo 8

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Mi móvil no había parado de vibrar en toda la mañana debido a la insistencia de Lucy en hablar conmigo. Le había contado la pelea que tuve con Arthur después de llegar a las diez de la noche a casa, y el interrogatorio que me hizo. Me había preguntado desde dónde y con quién había estado, hasta el cómo había vuelto a casa. Se calmó al saber que había estado con su hermano, pero igualmente vi celos en sus ojos.

- Pues hija, ¿qué esperas? Estabas con otro hombre –bromeó y se empezó a reír sola-. Y muy atractivo, por cierto.

- No me esperaba tanta pregunta, cuando él llega tarde, ya sea por trabajo o por haber salido con sus amigos, yo no me pongo como si fuese parte del equipo de Mentes Criminales.

- Bueno, ya se solucionará. Ahora cuéntame qué hiciste para llegar tan tarde a casa –ordenó Lucy con emoción.

Le relaté desde la pelea en el Frisson Espresso hasta cuando salimos de ver el musical. No me interrumpió ni una sola vez, significando que estaba realmente metida en la conversación, o mejor dicho, monólogo. Una vez di por terminada la historia, Lucy gritó cual fangirl que acaba de conocer a su ídolo, dejándome sorda del oído derecho.

- Pero qué me estás contando, ¡te ha llevado a ver El Rey León! –chilló emocionada mi amiga-. Tía, para que luego digas que no le gustas.

- No le gusto, solo somos amigos –rodé los ojos y miré mis uñas-. Simplemente me dio una sorpresa.

- Claro, y yo soy sobrina de Scarlett Johansson –dijo con sarcasmo-. Estás ciega, muy ciega, si me permites decirlo.

- Piensa lo que quieras, yo sé la relación que tengo con él.

Lucy siguió dándome razones del por qué creía que yo le gustaba a Christopher, y a decir verdad, ese tema me tenía muy quemada ya. Él y yo nos habíamos hecho grandes amigos en poco tiempo, estar juntos y quedar nos hacía felices, pero nada más allá de una bonita y reciente amistad. Tanto Lucy como Owen veían fantasmas donde no los había.

- ¿Vais a volver a quedar? –preguntó de pronto.

- Sí, me mandó un mensaje ayer a las diez y media.

- Míralo, mandándote mensajes a la noche, está enamorado –siguió Lucy y yo la ignoré por completo.

- Hemos quedado hoy en el mismo sitio de siempre.

- Me pregunto a dónde te llevará hoy –murmuró la pelirroja más para sí misma que para que yo lo escuchase.

- Pues no sé, a lo mejor nos quedamos hablando en el Frisson Espresso. –Me encogí de hombros, la verdad no le daba importancia al lugar, sino a la persona y al tema de la conversación.

- No creo, ¿después de lo de ayer? Se lo va a currar mucho más.

- No tiene por qué, Lucy –bufé-. Lo de anoche fue casualidad y porque quiso, no creo que hoy hagamos algo fuera de lo normal.

- Lo que tú digas. Por cierto, ¿le vas a contar a Arthur que hoy has vuelto a quedar con su hermano?

- No me habla, así que lo dudo –Suspiré-. Además, después de cómo se puso ayer, lo mejor es que no sepa nada.

- ¡Parecéis amantes! –exclamó una emocionada Lucy-. Viéndoos a escondidas, yendo a lugares bonitos juntos... Solo falta que os acostéis.

Me ahogué con el mismísimo oxígeno, no podía contarle a Lucy lo del hotel Pennsylvania, sabría que le mentí en primer lugar y de verdad pensaría que Christopher y yo estábamos juntos. Conseguí volver a respirar con normalidad y disimulé lo mejor que pude.

Puro DelirioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora