Ya era viernes por la mañana, y me encontraba dando un paseo por Central Park, despejándome. Aún me costaba mirar a Arthur a la cara, pero poco a poco todo iba volviendo a la normalidad.
Había quedado con Lucy en cinco minutos en el mismo lugar en el que me encontraba. Me había llamado ella el jueves al medio día para pedirme disculpas y decirme que lo mejor era que nos viéramos en persona para arreglar nuestros problemas. Obviamente, mi respuesta fue un sí, pues, por mucho que nos hubiésemos gritado la noche del evento benéfico, la seguía queriendo como si fuese mi hermana.
Me senté en un banco y saqué mi móvil, entrando a la lupa de Instagram para entretenerme mientras Lucy llegaba. Al de dos minutos, levanté mi cabeza de la pantalla y vi a una pelirroja de ojos grises aproximarse hacia mí. Sonreí y me levanté para recibirla con un abrazo, el cual me correspondió en seguida.
- Siento tanto lo que pasó el otro día –fueron sus primeras palabras, llenas de arrepentimiento.
- Yo también lo siento, Lu, no debí interrumpiros.
- No me gusta pelear contigo, y menos a causa de un tío –bufó y miró al suelo-. Prometo no volver a gritarte por ello.
- Yo también prometo que no volveremos a pelear por algo como eso –reí y nos volvimos a abrazar. Estaba contenta de tener a mi mejor amiga de vuelta.
- O sea, que por otras cosas sí, ¿no? –alzó una ceja, expectante.
- Las hermanas tienden a pelear.
Ante mi frase, rio y comenzamos a andar, paseando tranquilamente, sintiéndome adolescente de nuevo. Lucy hacía que me olvidase de mis preocupaciones, al igual que yo sabía que ella se olvidaba de las suyas cuando pasábamos tiempo juntas.
- Por cierto –habló de pronto, acabando con nuestra conversación anterior-. No te lo pregunté ayer, pero, ¿dónde estuviste la noche de la fiesta?
- No me acuerdo –respondí rápidamente, diciéndole lo mismo que le dije a Arthur-. Solo sé que me levanté en la sala de al lado en el suelo.
- Ya te vale –negó con la cabeza riendo-. Ya me temía lo peor.
- ¿Cómo que lo peor? –fruncí el ceño, confundida.
- La última vez que te vi estabas con Christopher, y ninguno de los dos apareció en toda la noche –Lucy se rascó la nuca incómoda-. Pensé que habíais...
- ¡No! –respondí casi desesperada y seguí mintiendo-. No, nada de eso. Además, me desperté vestida.
- Obviamente no le conté mi sospecha a Arthur, pero sí que lo pensé –suspiró y me miró culpable-. Siento haber pensado eso de ti.
- No te preocupes –me sentí miserable al seguir mintiendo, pues la idea que se había formado ella aquella noche era la correcta, y la estaba haciendo sentir culpable de intuir la verdad-. Pero, ¿qué te llevó a eso?
- Pues hija, que se nota que le gustas.
Si hubiese estado bebiendo algo lo habría escupido. La miré incrédula, yo obviamente sabía que sentía atracción por mí, y yo por él, aunque fuese un poco; pero de ahí a que yo le gustase había un mundo.
- No me pongas esa cara –dijo Lucy-. ¿Cómo no te has dado cuenta? Solo hay que ver cómo te mira.
- No, Luce, estás muy confundida.
ESTÁS LEYENDO
Puro Delirio
RomansaAlyssa Wright pertenece a una de las familias de empresarios más prestigiosas del mundo. Su vida está completamente hecha debido a su futuro como dueña de la empresa de sus padres, sin contar que mantiene una relación amorosa con Arthur Lewis, hijo...