[capítulo once: mañana]

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La mañana siguiente, Rick despertó más temprano de lo normal. Algo común cuando no dormía en su cama. Por otra parte, Morty dormía, pues su reloj interno no le tenía acostumbrado a levantarse hasta que su padre llegará a buscarlos o hasta que Veinte se pusiera a roncar.

Un poco cansado y somnoliento, el mayor se dió una rápida ducha para quitarse el sueño. Ya cambiado y listo con ropa cómoda, fue a la sala para leer algunas tareas que habían quedado pendientes de revisar al lado de una taza de café.

Las horas pasaban sin que el menor diera señales de vida, algo que a Rick no le preocupaba, pues creía que dada al escape del día anterior, el chico estaría exhausto.

8 am.

9 am.

Antes de que el reloj marcara las 10, decidió ver su celular.

Unity y él habían hablado sobre si pudo llegar a la casa de su madre con bien y si volvería antes del domingo en la noche. Respuesta que alegró un poco a Rick, pues la chica ya se encontraba de regreso a casa. Se había quedado en un hotel a medio camino y su mamá le pidió que volviera para que no se arriesgará en la tormenta.

El mayor aún no le decía nada sobre el menor, aunque confiaba en ella, los pensamientos del peli azul lo hacían dudar hasta de sí mismo.

— Oye Uni, — Escribió el mensaje de texto. — ¿Tendrás algunos dólares extra?

— Depende... — Respondió varios minutos después.

En ese momento, Rick escuchó los pasos del menor provenir del pasillo.

— Buen día, enano.

— Hola, — Respondió con un perezoso ademán. — pensé que... Mm... ¿Ya es hora de levantarse?

— ¿Levantarse? — Dejó el teléfono de lado. — Ya casi se pasa la hora del desayuno, ¿Qué tanto estabas esperando?

— N-normalmente, papá nos dice la hora de levantarse. — Dijo bajando el volumen.

El mayor solo torció el labio. Prefirió dejar de lado el tema cuando escuchó vibrar su celular.

— ¿Para que necesitas? — Escribió Unity.

El castaño se acercó a la cocina. Sus pies estaban descalzos por pura rebeldía.

Los pies siempre deben estar cubiertos, no queremos que te dé una enfermedad, ¿Cierto? — Repetía las palabras de su madre en su mente.

¿Qué le importaba si ahora se enfermaba? Había estado afuera en la lluvia y no pasó nada. Aunque sentía cólicos por el frío. No pasó mucho sin que volviera a la habitación de Rick por los calcetines que traía ayer.

— Necesito que compres algo de ropa para un amigo, — El mayor se quedó pensando, sonará sospechoso. — perdió su maleta y no tiene nada. Solo dos pares de todo (camisas, pantalones, etc) te pago cuando vengas.

Sentía su pecho latir con velocidad. No le era nuevo mentir ni nada, solo que no se sentía cómodo con la situación.

El menor volvió a la cocina y lo encontró con la vista pérdida en el teléfono, esperando respuesta de Unity.

— ¿C-con quien hab-blas? — Dijo algo nervioso, con las hormonas algo descontroladas.

— Uni, — Respondió seco. — para que compre tu ropa. ¿Cuál es tu talla?

— N-n-no se, — Sus ojos se llenaron de lágrimas, sentía tristeza, nervios, molestia. — n-nunca p-pude salir a comp-prar m-mi ropa.

El teléfono vibró.

— Seguro :) Ropa de tu estilo, ¿No? ¿Qué talla?

Rick tecleó y envío "S, es un delgaducho enclenque de 14 años" cuando Morty habló.

— ¿Es tu novia?

— No, — Respondió después de un rato. — hemos tenido nuestros roces pero no es nada serio.

— Jum... — Se escuchó de la boca de Morty con algo de recelo. ¿Serán sus cambios hormonales lo que lo pone tan extraño?

El mayor prefirió ignorarlo. Cocinó algo rápido y ambos desayunaron. Él estaba perfectamente, más tranquilo, mientras que el chico se retorcía sobre la silla, cruzaba las piernas, las separaba, soltaba suspiros de dolor, así como quejidos y leves sollozos; también hacía muecas, se mordía el labio, cerraba fuertemente los ojos y luego se relajaba.

— Oye, — Dijo Rick preocupado por el menor. — ¿Estás bien?

Morty encontró su mirada llena de emociones confundiendolo aún más.

— N-no, ¡Si! No sé, — Agachó la cabeza. — ¿Me-me siento bien? Algo adolorido, p-p-pero se pasa rápido. — Su tono se elevó. — ¿Porque? ¿Acaso te molesta? ¿No p-p-puedo moverme sin que pienses q-q-que tengo algo? — Volvió su vista a él con los ojos llenos. — Lo siento, no debí decirte eso, apuesto que ya no te agrado. — Su voz se quebró y comenzó a llorar. — Llamaras a papá y me iré de aqui, por ser tan gro-grosero contigo.

Se puso de pie e iba a salir corriendo del comedor hacia la habitación, pero la mano del mayor lo detuvo.
La mirada de Morty reflejaba miedo, tristeza y nervios. La de Rick era una mezcla de sorpresa, enojo y confusión.

— ¿¡Qué carajos tienes, enano!?

El menor lo miro de frente y comenzó a llorar con mucha más fuerza.

— ¡No me grites!

El mayor quedó aún más confundido. Sintió como si mil personas lo estuvieran viendo aún estando solos en la casa. El menor cubrió su rostro con sus manos para tratar de parar las reacciones de sus cambios de humor.
El peli azul se quedó estático cuando el castaño lo rodeó con sus brazos, escondiendo el rostro húmedo en su pecho. Sentía los sollozos salir desde su pecho, así como las lágrimas empapar su camisa. Las manos de Diecinueve temblaban de nervios pero lentamente sus emociones se iban equilibrando.

Rick retenía el aire mientras pensaba en quitar al niño, esperar a que se quite el solo o...

— Bueno... — Dijo muy bajo, casi en un suspiro.

Rodeó la cintura del menor con sus brazos y éste subió sus manos hasta el cuello del mayor apegandolo más. Cerraron los ojos y se quedaron así unos segundos.

— ¿Mejor? — Preguntó Rick muy cerca del oído del castaño, erizando su piel sin que lo notará.

—Si, l-lo siento. — Se separaron y el menor mordió su labio con intención de provocarlo.

A Rick le gustó el gesto. Más de lo que debería, pero solo movió la cabeza alejando sus pensamientos y volvió a la mesa. Acción que poco después repitió Morty.

outside {Rickorty}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora