28. pasión

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— Hmmm, no, para. — dice Daryl mientras yo devoro con mucho deseo sus labios. Sorprendida, confundida y pasmada, le miro fijamente, sin entender que es lo que le pasa.

— ¿Por qué?

— Te vas a arrepentir luego, Dakota.

— Daryl, me he tomado dos cervezas. No es nada del otro mundo. — él me mira con obviedad. Yo lo tomo de sus mejillas, acariciando levemente de ellas con las yemas de mis pulgares. — Hablo enserio. No estoy ebria.

— De todas formas, no es el momento.

— ¿Ya no te atraigo?

— Dakota, claro que me atraes. Estás jodidamente preciosa. Pero no es el momento correcto, ni adecuado, ni nada.

Ignorando sus palabras, bajo mi mano por su formado vientre, el cual se cubre de la camisa que hoy por la tarde le he regalado, hasta que logro llegar a la hebilla de su cinturón, pero sin embargo, no me detengo allí.

Me detengo en el bulto que se marca sobre la unión de sus muslos.

— Dak... — dice riéndose con nerviosismo. — Para, enserio.

Me quita la mano de encima de su cuerpo y de inmediato se pone de pie. Él camina de un lado hacia el otro, mientras rasca con una mano su cabello, y la otra la mantiene sobre su cadera derecha.

Yo suspiro, mientras me echo sobre las almohadas de la cama de Jeffrey. Tengo que admitir que es demasiado cómoda.

— Me confundes a veces, Daryl.

— ¿Por qué lo dices, Dak? — dice dándose la vuelta.

Es imposible no llevar mis ojos hacia el sur de su cuerpo. ¿Por qué oculta lo que ni siquiera a miles de kilómetros de distancia se puede ocultar para que no se note? Ahora mismo, entre sus piernas, lleva una clara erección. Y sin embargo, no me deja hacerle nada. ¿Quizás ya se aburrió de mí? ¿Eso es lo que pasa?

— Porque me dices que quieres estar conmigo, y sin embargo, no me dejas tocarte, pero estás excitado. — apenas le digo aquello, él baja su mirada por pocos y cortos segundos hacia la zona que claramente es llamativa. Suspirando, se sienta en una silla giratoria, la cual Jeffrey debe de usar para su ordenador.

— Te estoy diciendo que no estás bien. Tú también me confundes, y tal vez mañana todo esto se te pase y nuevamente quieras...

— No estoy ebria. Ya no sé de que forma decirlo, ¿okay? Si, Daryl. Tal vez seas el peor error de mi vida, tal vez yo me equivoque muchísimo, pero quiero volver a intentarlo. Porque te amo, porque eres un excelente chico conmigo, y porque sinceramente todo este tiempo me hizo reflexionar así como también entender muchas cosas. Y entre todas aquellas cosas, yo me di cuenta de que tú... de que tú te equivocaste con Sky. Pero sólo te diré una cosa, ¿está bien? — él asiente.— En cuanto regreses a hacerlo, Daryl, te prometo que yo no volveré a estar contigo. Porque confío en aquello de que cuando una persona lo hace, luego vuelve a hacerlo. Espero que no sea tu caso.

— No, Dak. No va a ser mi caso. Te lo prometo. Por ti, por nuestra relación, y por Mía.

Yo sonrío, relamiendo mis labios. Palmeo el espacio libre que hay en el colchón, aclarándole de que se recueste a mi lado, lo que hace luego de algunos segundos.

— Sin embargo... Creo que tienes razón. Quiero que vayamos lento, y prefiero caminar antes que correr, mirar hacia atrás y cuando regreso mi mirada hacia delante, chocarme con un poste de luz.— él se ríe y yo le pego en su pecho.— No te rías.

— Te contradices tanto, nena. — dice acariciando mi pelo, mirándome con sus ojos terriblemente azules, los cuales están electrizados. — Está bien. Iremos al tiempo que tú creas conveniente. No te voy a apresurar ni tampoco a forzar a absolutamente nada.

Survive Together +18 © (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora