27. otra vez

2.7K 156 74
                                    

— ¿No quieres pasar un rato? — pregunta Daryl en cuanto estaciono frente a su casa. Yo lo miro con frialdad. — Dakota, que te invite entrar no significa nada de otro mu... — se queda en silencio en cuanto ambos oímos como la puerta de su casa se cierra de golpe. Y todo pasa por el simple hecho de que un hombre de unos cincuenta o sesenta años de edad, canoso, con barba del mismo color y demasiado igual a Daryl y Merle, sólo con unos años más, sale de la casa de mi "novio", echo una furia, sumamente fuera de sí.—Carajo. — dice Daryl entre dientes. — Dakota, vete ya mismo para tu casa.

Y sin dejarme darle una respuesta, él sale de mi coche, dando un leve portazo, yendo hacia quien creo que es Will Dixon, o más conocido como su padre.

— ¿Qué mierda es lo que hay en tu puta habitación, pendejo? — Daryl quiere elevar sus manos, pero veo como su padre le ha una hostia en la cabeza, lo que me hace viajar a un pasado oscuro en el cual a mí, siendo una niña demasiado pequeña, me hacían exactamente lo mismo.

Mis sentidos comienzan a actuar por si solos. Mi mano izquierda toma la manilla dela puerta, por lo cual yo salgo de ella, quitando la llave de mi coche, tomándola y poniéndole el seguro de inmediato.

— Dakota, te dije que te quedarás dentro. — dice Daryl, sobándose la cabeza con una mano.

— ¿Esta es tu noviecita? — Will me mira de arriba hacia abajo, como si estuviese dándole ahora mismo asco. — ¿Esta fue la patética que te ha regalado una puta cama?

— Papá, ya bast...— ni siquiera le deja hablar. Yo pego un brinco sobre mi lugar en cuanto veo como Will lo toma de su cuero cabelludo, llevándolo hacia adentro de la casa, como si fuese él un niño al cual lo toman de una oreja para regañarlo por algún lío que en algún momento cometió.

No me importa lo que ahora mismo Daryl me pida. No me voy a ir y mucho menos voy a permitir este tipo de violencia cuando yo lo sufrí hasta mis siete putos años, e incluso ahora mismo, lo sigo sufriendo por personas infradotadas que se piensan que ser adoptada y tener padres gays es una abominación.

— ¡Explícame, mal nacido!

Si habré escuchado eso muchas veces... mi propio progenitor me decía que era una puta niña mal nacida. Que yo no fui nunca deseada y que era una decepción tanto para él como para mi progenitora. Todo el tiempo me lo decía, como si aquello hubiese sido un apodo para mí. Incluso hasta se burlaba, y yo era una niña que solo sufría y no se podía defender en lo absoluto.

¿Cómo puede ser posible que hayan personas que te traten de esa forma? Realmente es que no lo entiendo en lo absoluto.

— Will.— mi voz es rotunda, grave y fría. Will Dixon, el cual parece estar drogado dado a que sus ojos lo delatan, me mira fijamente, con su pecho subiendo y bajando con gran velocidad. Daryl se encuentra mirándome con un terror inexplicable, como si ahora mismo estuviésemos en un cine, a punto de mirar una película de terror. — Sí. Yo le he regalado la cama. ¿Sabes por qué? Porque tienes un hijo increíble. Un muchacho de veintiún años que se merece todo lo bueno de la vida. ¿Sabes por qué lo hice? No sólo porque lo amo, sino porque también me interesa sacarlo de la vida de mierda que le estás dando. ¿Por qué en vez de pasarte el tiempo fuera no compartes momentos con él? ¿Por qué en vez de drogarte no le compras cosas que merezcan la pena?

— Dile a la ricachona de tu novia que ya mismo se vaya de aquí si no quiere terminar mal. Sabes que las niñas zorras como ella no me agradan.

No sé para que mierda dijo eso, porque lo único que ha conseguido, fue que las cosas se pusieran peores.

Daryl se pone erguido frente a él. Su mandíbula está tensa, su mirada es prácticamente asesina y veo como sus manos se cierran, formándose en puños.

Survive Together +18 © (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora