5. siesta

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Nuevo día.

Nueva mierda.

He dormido gran parte del viaje ayer, cuando regresábamos a Senoia, y recuerdo que cuando desperté, la mano de Daryl estaba sosteniendo a la mía con disimulo, sólo para que mis padres no lo notaran.

Antes de dejarle ir hacia su casa, nos quedamos cinco minutos en el porche de mi casa, pero Aaron, como siempre, estaba caminando de un lado hacia el otro en la ventana que se dirige a la calle, haciendo que "limpiaba" los cristales, aunque estaban sumamente limpios, dado a que Eric, un día antes de irnos, los había lustrado dejándolos impecables.

Es por eso que no pudimos hablar mucho, pero de todas formas, nos agradecimos mutuamente por el increíble fin de semana que habíamos pasado.

Y claro... tampoco nos pudimos besar, lo que a mí llegó a molestarme en cierto punto, porque ya echaba de menos sus besos... y sigo haciéndolo.

— Buen día, princesa. — Eric, acomodando su corbata, ya listo para irse a trabajar, entra por la puerta de mi habitación, para llegar hacia mí, depositar un beso en mi frente y sentarse en el borde de mi cama.

— Buenos días, papá. — digo estirando mis brazos. — Pensé que ya te habías ido. — digo mirándolo con mi ceño fruncido.

— Tengo que hablar contigo. — oh, no. Esto huele mal. — Y por eso preferí quedarme cinco minutos más.

— ¿Que pasa? — titubeo.

— Eso me lo deberías decir tú. — dice sonriendo, acariciando mi cabello, escondiéndolo detrás de mis orejas. — No me puedo quejar, porque me alegra demasiado que hayas compartido momentos con otra persona que no sea tu familia, como siempre haces. Pero... ¿que pasa entre Daryl y tú? — sabía que en algún momento, esta pregunta iba a llegar rápidamente.

— ¿Que pasó? ¿Que pasó con qué, papá?

— Los observé muchas veces. A la madrugada del domingo... he bajado a tomar un poco de agua. — le miro con obviedad. — No, Dak. Enserio, tenía sed. La cuestión es que te vi, no sé si estabas dormida o qué, pero vi que reposabas tu cabeza en su hombro, y él acariciaba de tu cabello. — oh... claramente, acabo de enterarme de eso, porque en aquel momento, me encontraba dormida. — Entonces... ¿son amigos o qué?

— Somos sólo amigos, papá.

— Solo amigos... bien, perfecto. ¿Entonces no pasó nada?

Pensé que nunca iba a llegar este momento. Jamás he tenido una charla así ni con él, mucho menos con Aaron. Pero de todas maneras, sé que ahora mismo me encuentro entre la espada y la pared, y no puedo ocultar mis sentimientos y todas las cosas que siento por Daryl, dado a que en algún momento, hemos echo una promesa con mis padres de nunca tener que ocultarnos secretos.

Y creo que no será bueno tener que ocultar esto ahora mismo, y menos a él.

Me siento en el colchón, viendo la mirada de mi padre, la cual está expectante de saber que es lo que está pasando por mi cabeza ahora mismo.

Juego con mis dedos, algo nerviosa, respiro profundamente, y entonces, relamo mis labios para hablar.

— ¿Recuerdas que fuimos al lago el domingo? — papá asiente. — Pues... Él... Bueno, él... me ha besado.

Es allí, en aquel momento, que mi padre abre la boca como si estuviese formando la letra O, sorprendido, llevando una mano a su pecho, sumamente emocionado.

No me esperaba otra reacción de todas maneras. Siempre lo imaginé en mi mente y sabía que algo así podía llegar a suceder, y me alegra de que no sea el típico padre que se podría enojar, o decepcionar, o lo que sea. Y sé que si yo tuviese la vida que a los siete años, antes de conocerlo a él y a Aaron tenía, ahora mismo estaría viviendo aquello.

Survive Together +18 © (Daryl Dixon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora