CAPÍTULO DIECISÉIS

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―¡¿Noa?!―Gritó Amy mientras metía las llaves de casa, la cartera y el teléfono en el bolso. ―¿Estás lista, cariño?

―¡Sí, mami! ―Gritó la pequeña desde su habitación mientras se ponía la chaqueta. Salió del cuarto tan rápido como pudo, con la sonrisa que la hacía la niña más bonita del mundo, y corrió hasta su madre con los rizos revoloteándole en la espalda.

Amy se agachó y abrió los brazos para cogerla. Estrechó a la pequeña contra su pecho y le besó la coronilla. Luego se dirigió hacia la puerta, dispuesta a salir para llevar a su niña al parque, como cada tarde.

―¿Preparada para ir al parque? ―Le preguntó graciosamente Amy.

Noa asintió con la cabeza sin dejar de sonreír, con las mejillas rosadas.

―Eres preciosa, cariño―Su madre le besó la punta de la nariz y Noa sacudió la cabeza mientras reía, luego escondió la cabecita en el cuello de Amy y le rodeó el cuello con los pequeños brazos―¿Noa es guapa?―Volvió a hablarle Amy mientras cogía el pomo de la puerta.

―¡Es guapísima!―Gritó entonces Noa, cargada de euforia y energía.

Su madre se disponía a reír cuando abrió la puerta y reparó en la presencia de alguien en el exterior, parado frente a ellas. El corazón de Amy dio un vuelco cuando sus ojos se petrificaron sobre los de Ashton.

Él se limitó a tragar cuando vio a Amy de nuevo frente a él, a la mujer que aún amaba. Pero todo su ser se paralizó de arriba abajo cuando se percató de que cargaba a la pequeña Noa en sus brazos. Perdió la vista en la niña, quien de un momento a otro había dejado de abrazar a su madre para inclinarse hacia él. Gritó su nombre en cuanto lo vio y quiso irse de inmediato a sus brazos. No obstante, su madre se lo impidió. Noa estaba a punto de echarse a llorar. Entonces Ashton se dio cuenta de lo que sucedía.

Noa era clavada a él, ojos verdes, pequeños y redondos, y contaba con los rasgos crecientes de su madre por todas partes; los finos labios, las ondulaciones en el pelo, y aquella nariz tan perfeccionada.

Noa era su hija.

La había tenido entre sus brazos días antes y ni siquiera se había dado cuenta. Oh, Dios.

Quiso decir algo, pero en aquel instante, se había quedado bloqueado, tal y cómo le ocurrió años atrás. Fue Amy quien rompió el hielo y retrocedió varios pasos, haciendo que Noa sollozara más por querer irse a los brazos del chico.

―No es lo que piensas―Murmuró secamente Amy.

Ashton se cargó de valor. Ya perdió una vez a su novia y a su hija. Esta vez no pasaría lo mismo.  Entró dentro de la casa y cerró la puerta a sus espaldas. Amy retrocedió dos pasos más y trató de esconder a Noa en su pecho, como si estuviera protegiéndola de algo que pretendía herirla. Sabía que Ashton jamás le haría daño, pero ahora, tanto ella como la pequeña, estaban bien, tenían una vida, y no necesitaban a un hombre en ella. Ashton había sido incapaz de vocalizar una palabra cuando Amy le había dicho que estaba embarazada y había permitido que ella se marchara sin más. Ahora no tenía derecho a recuperarla, ni a ella ni a su niña.

―¿No es lo que pienso?―Replicó Ashton―¿Y qué es lo que pienso?

Amy tragó saliva y se ruborizó.

―Márchate, Ashton―Le pidió. Noa volvió a quejarse y estiró los brazos hacia Ashton una vez más.

―No―Se negó él―No me marcharé. Quiero saber porque tienes a esta niña en tus brazos y porque se parece tanto a mí.

No le diría nada. El silencio es capaz de destruir, pero prefería aquello a tener que decirle la verdad. Su propia filosofía la incitaba a alejar a Ashton de su vida de cualquier manera.

―Lisa no es su madre, ¿verdad?―Acertó Ashton. Luego soltó una risita indignante. Aún así, Amy pudo notar dolor en ella. Al fin y al cabo, sabía que a Ashton le hirió estar sin su hija durante aquellos cuatro años.

―Ashton, vete―Volvió a decir Amy―No tengo nada de qué hablar contigo. Por favor, sal de casa―No quería llevar las cosas a otro nivel. Mientras se comportara con amabilidad y tratara de convencer a Ashton de que las cosas no eran como él creía, todo seguiría su curso y, probablemente, lo echaría de allí, por mucho que fuera a costarle.

Ashton la ignoró por completo y se acercó a Noa, quien trató de zafarse de los brazos de su madre para ir con Ashton. Él no la cogió.

―Noa, preciosa―Susurró―Dime una cosa.

―No, Noa―Lo interrumpió Amy, llevando a Noa contra su cuerpo―No le respondas.

―¿Amy es tu mamá?

Mierda. Amy no tenía escapatoria. Su corazón se disparó y no pudo hacer nada por evitar que Noa respondiera. La pequeña solo quería irse con Ashton e iba a hacer todo lo posible por estar con él. Asintió con la cabeza y entonces se dio cuenta de que algo estaba sucediendo entre los dos adultos.

Ashton levantó lentamente la cabeza, sintiendo como toda su vida volvía a recobrar el sentido que tuvo cuando Amy estuvo entre sus brazos. Clavó los ojos en los de Amy. Alzó un brazo y le ahuecó una mejilla en su mano. Amy contuvo las lágrimas y las sensaciones que la invadieron cuando su piel rozó la de Ashton, y retrocedió, negándose a sí misma todo lo que volvía a sentir en su interior, en su corazón.

―Hagamos las cosas fáciles―Susurró Ashton, casi sonriéndole―Volvamos a estar como antes―Casi le rogó.

―Me alejé de ti precisamente por eso―Contestó Amy con temblor en la voz―Porque no quiero volver a estar como antes. Quiero olvidar el pasado. No quiero revivir aquella época. Ahora soy feliz. No te necesito.

Las palabras fueron como un puñetazo en el estómago. Pero no se rindió.

―Claro que me necesitas―Adujo con intensidad―. Noa me necesita. Tengo que cuidar de ella, es mi responsabilidad. ¡Es mi hija!

Amy notó como los latidos de su corazón se aceleraban. Noa dejó de removerse entre los brazos de su madre y la miró para después mirar a Ashton. Empezó a pasear la mirada de uno a otro sin entender que estaba sucediendo.

En aquel momento, Lisa entró por la puerta y en cuanto vio la escena que había en el interior se detuvo sin saber que decir. Ashton fue el único que reaccionó.

―Noa, mi vida―Se dirigió a la pequeña―¿Por qué no te vas un rato con Lisa?

Ella negó con la cabeza y estiró de nuevo los brazos hacia él. Ashton le lanzó una mirada fugaz a Amy, dándole a entender lo que iba a hacer, y sin más, cogió a Noa entre sus brazos. Fuerte a su pesar, Amy no hizo nada para impedírselo, y Ashton sintió que un nuevo mundo se abría ante él al saber que tenía a su pequeña entre sus brazos. Le sonrió y le besó la coronilla. Amy se derritió.

―Ahora Lisa te va a llevar a dar una vuelta mientras mamá y yo hablamos, ¿sí? Y te prometo que después pasaremos todo el día juntos.

―No le prometas cosas que no cumplirás―Escapó de la boca de Amy.

Lisa, sin mediar palabra, obedeció a Ashton y se encargó de Noa, quien, algo apenada, se despidió de Ashton con un beso en la mejilla y se marchó del departamento con la amiga de su madre.

Las miradas de Ashton y Amy volvieron a encontrarse.

―Claro que lo cumpliré―Dijo mientras sonreía de oreja a oreja y se acercaba a Amy―Cuando tú y yo acabemos de hablar, tú volverás a estar conmigo y estarás de acuerdo en que seamos la familia que deberíamos haber sido hace cuatro años.

―Sólo te pido que no compliques las cosas―Dijo Amy―Noa es feliz. Yo soy feliz. Déjalo todo como está.

El chico de ojos verdes negó con la cabeza y se acercó más a ella.

―No, Amy. Eres la madre de mi hija, la mujer a la que sigo amando. Tengo todo el derecho del mundo a estar con Noa. Es mi hija. Lleva mi sangre. Y tú... Me merezco tenerte porque te quiero y jamás te haré daño. Y sé que tú lo sabes.

―Yo... Yo no...

Antes de que Amy pudiera despejar su mente, Ashton le agarró el rostro entre las manos y la besó.

Disenchanted ಌ Ashton Irwin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora