La profesora agarró a Ashton por el codo, impidiéndole la salida del aula.
―¿A dónde crees que vas, Irwin?
―¡Suéltame! ―gritó, articulando un gesto brusco para soltarse del agarre de la mujer, que se echó hacia atrás repentinamente sorprendida por la actitud del chico.
Justo antes de que Ashton pusiera un pie fuera de la clase, el sonido de un golpe seco se filtró por sus oídos, rompiéndole el corazón. El alma le cayó a los pies cuando vio a Amy tirada en el suelo del pasillo, arrinconada contra la pared con una mano sobre la mejilla y a su padre mirándola a dos metros de distancia apretando los dientes y con aquella odiosa vena protuberante que se le marcaba en la frente.
―¡¿Qué demonios ha hecho?! ―chilló.
Ashton corrió hasta Amy y se agachó para abrazarla. Ella lo rechazó, lo empujó, se apartó, lloró y sollozó.
―Amy, cariño. Cariño, estoy aquí.
―¡Apártate de mi hija, desgraciado!
―Basta, por favor―la profesora se adelantó a los acontecimientos y se interpuso entre el adulto y el menor. No negaría que también estaba asustada. El padre de Amy era un hombre grande, de fuerte constitución. Podría destrozar a cualquiera en un abrir y cerrar de ojos. Pero aun así no podía dejar que golpeara a un alumno―. No se permiten esta clase de atrocidades en el colegio. Tendré que llamar a la policía.
―¡Creo recordar que dejé bien claro que no quería ver a mi hija cerca de ese ingrato! ―señaló a Ashton con rabia, quien lo ignoraba y se centraba en el bienestar de Amy.
Le agarró la muñeca de la mano que mantenía sobre la mejilla y se la apartó con cuidado, sintiendo un nudo en la garganta. Amy tenía la mejilla cubierta de sangre que manaba de un corte profundo. La carne alrededor de la herida estaba hinchada y la piel rojiza. Sus facciones contraídas y sus ojos empapados en lágrimas terminaron de romperle el corazón.
―Santo Dios, Amy...―Ella volvió a llorar más fuerte cuando escuchó a Ashton.
El joven se puso en pie y dio la vuelta, clavando sus ojos sobre el monstruo que tenía a pocos metros―¡¿Cómo te atreves a ponerle la mano encima?! ¡Es tu hija, maldito bastardo!
―Cierra la boca si no quieres que sea yo quien te obligue a hacerlo―lo amenazó sin mostrar preocupación alguna por su hija.
Ashton volvió a centrar toda su atención en Amy cuando la profesora apartó al padre de la chica llevándolo a la esquina del pasillo.
Ashton regresó al lado de Amy, percatándose esta vez del moratón cada vez más visible en su brazo. Su padre la agarró con demasiada fuerza, impidiendo la sangre circular.
Amy no dejaba de llorar, estaba avergonzada, dolida. Odiaba llorar delante de la gente y mucho menos delante de Ashton. Sólo quería huir, desaparecer... morir.
―Esto ha de terminar―susurró Ashton más para sí que para Amy. Le apartó los mechones de pelo que le caían sobre la herida y la miró con amor―. Voy a sacarte de aquí. No van a volver a hacerte daño.
Ella lo miró a los ojos sin saber a qué se refería exactamente. Estaba asustada. Quería que Ashton la rodeara con sus brazos, pero temía que todo acabara convirtiéndose en una guerra sin fin, aun así, cuando sintió sus manos agarrando su cintura, se aferró a él como si fuera su único salvavidas, y es que de hecho, así era.
―¡Eh! ―chilló el padre de Amy al percatarse de que Ashton estaba cargando a su hija en brazos. Se dirigió a ellos a grandes zancadas―¡Vuelve a dejar a mi hija en el suelo!
Ashton no se volteó, lo ignoró. Aferró a Amy con fuerza contra su cuerpo y le permitió esconder la cabeza en su pecho.
―¡Ashton! ―gritó la profesora―¡Ashton, regresa a clase ahora mismo!
―Voy a encargarme de él―rugió el padre―. Se arrepentirá de lo que está haciendo―Fue hacia él, dispuesto a arrebatarle a Amy de los brazos y a hacerle pagar por su arrogancia y mal carácter, pero la profesora volvió a retenerlo y le impidió ir a por ellos.
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Disenchanted ಌ Ashton Irwin.
FanfictionHuir. (Del lat. vulg. fugīre, por fugĕre). © Veronica BP. Todos los derechos reservados, 2014.