Cerca de las siete de la tarde, Lisa regresó a los estudios de grabación esperando encontrarse a una Noa preparada para tirarse a sus brazos en cuanto la viera. No obstante, no fue aquello lo que vio.
La pequeña estaba abrazada a Ashton mientras él jugaba con ella frente a una pizarra dónde había multitud de dibujos de muñecos y muñecas, casitas y árboles.
―¡Faltan los pajaritos! ―exclamó Ash.
Noa se llevó una manita a la boca y miró al chico como si se hubieran descuidado de dibujar lo más importante del dibujo. Justo entonces vio a Lisa acercándose por detrás con una sonrisa de oreja a oreja y el mundo se le vino a los pies.
Abrazó a Ashton, rodeándolo con sus bracitos, y escondió la cabeza en su cuello, a punto de echarse a llorar.
―¿Noa? ―Ashton trató de levantarle la cabeza pero la pequeña se aferró con demasiada fuerza. Dejó escapar un sollozo―. Cariño, ¿qué ocurre? ―al voltearse vio a Lisa y le sonrió. Se dispuso a saludarla como era debido, pero Noa lo interrumpió.
―¡No quiero marcharme! ―gritó.
―¿Así es como saludas a mamá? ―bromeó Lisa―¿Ni siquiera quieres contarme como ha ido el día, cielo?
Noa levantó la mirada por encima del hombro de Ash y negó con la cabeza, una mirada triste en sus ojos.
―Quiero quedarme aquí... Con Ashton.
Él no pudo contener la sonrisa que nació en su corazón.
Muy a su pesar, dijo:
―Tienes que irte a casa con mami, Noa―se puso en pie y le entregó la pequeña a Lisa.
―Pero yo quiero que vengas conmigo...
―Ashton ha de volver a su casa―convino Lisa cuando la tuvo en sus brazos―. Segura que su mujer lo está esperando.
―No estoy casado―contestó él sin perder el tono cortés. Ni tengo pareja. Desde hace cuatro años.
―Oh.
―Entonces, ¿puedes venir a mi casa? ―el rostro de Noa se iluminó. ―Por favor...
A Ashton le costó demasiado resistirse.
―Mira―se acercó y le acarició la mejilla. ―Si quieres, y tu mamá te deja, le daré mi número de teléfono para que puedas venir conmigo y con los chicos alguna vez, a pasar un día tan increíble como hoy. ¿Qué te parece?
―Yo quiero que vengas tú a mi casa... Hoy...―entristeció de nuevo y las lágrimas asomaron en sus ojos― Quiero enseñarte mis juguetes y mis dibujos.
Lisa sintió que se le oprimía el pecho. Ashton podía ser perfectamente lo más cercano a un padre que había tenido la pequeña. Jamás llegó a conocer al hombre que la hizo realidad. Rebuscó en su bolso y sacó una tarteja que luego le entregó a Ashton. Él la miró con curiosidad.
―Ahí está mi número de teléfono y la dirección de nuestra casa. No hace falta que me des tu número. Llama cuando quieras y pásate algún día, porque te aseguro que si no lo haces Noa no me dejará vivir en paz el resto de mi vida―adujo con gracia.
Ashton miró a Noa con media sonrisa.
―¿Qué te parece?
―¡Sí! ―se abrió de brazos y se inclinó hacia Ashton.
Él volvió a cogerla en brazos y la estrujó contra su cuerpo. Noa le besó la mejilla y se despidió.
Una vez en el coche y bien colocada en su sillita, Lisa felicitó a la pequeña.
―¡Lo hiciste muy bien! ―chocó su mano contra la pequeña miniatura que era la de la niña―. Nos salió genial. Si alguien se hubiese dado cuenta de que no soy tu madre no te habrían dejado formar parte de ese video. Amy se pondrá muy contenta cuando regrese de ese viaje de negocios y le digamos que te has convertido en una estrella.
Noa sonrió.
―¿Y si mami se enfada?
―Mami no se enfadará―contestó Lisa―. Ha estado fuera por cuestiones de trabajo una semana. No podía firmar el contrato y solo me tenías a mí así que no tiene por qué enfadarse. Seguro que se alegra al saber que su hija se está convirtiendo en una pequeña gran actriz.
ESTÁS LEYENDO
Disenchanted ಌ Ashton Irwin.
Fiksi PenggemarHuir. (Del lat. vulg. fugīre, por fugĕre). © Veronica BP. Todos los derechos reservados, 2014.