Capitulo 5

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Dylan O brien como Thomas Parker (Multimedia)

JEREMY

-– ¡Deja de empujarme! -– le grito, al dueño del bar.

-– ¡Vete ya mismo de aquí! -– me grita aún más fuerte.

-– Se arrepentirán el dia que descubran que, en verdad soy un reconocido jugador. -– expreso con todo el odio del mundo, mientras el bar entero se ríe de lo que digo.

-– Si, si claro. -– el dueño intenta reprimir una risa -– Pero mientras no descubrimos eso, te voy a pedir por favor, que te retires de mi bar, inmediatamente. -– me señala la puerta de salida.

-– ¡Bien! -– me dirigo hacia la puerta como puedo. Estoy muy ebrio.

Antes de irme, les saco mi dedo corazón con toda la furia contenida y me voy de ese mugroso bar, dando un fuerte portazo.

Estuve todo el día intentando que alguien, alguna persona de este pueblo inmundo, pueda reconocerme. Sin embargo, parece que nadie lo hacia. Claramente, aquí están bastante desactualizados.

Cansado de vagar por todo el pueblo, sin conseguir mi objetivo, decidí tomar el dinero que tenía en mis bolsillos y gastarlo en alcohol.

Alcohol. Lo único que podía alejarme de esta realidad por un momento. Odiaba este pueblo con todas mis fuerzas. Todos me trataban como si fuese un loco.

No tenía señal en mi teléfono y aqui, tampoco había teléfonos, ni mucho menos Internet.

Estaba completamente perdido.

Literalmente, me quería morir.

No soportaba más, el desprecio y las risas de burla de los pueblerinos. Nadie me creía.

Aquí, no era nadie.

-– ¡Qué se vayan al infierno! -–  grito con todas mis fuerzas, casi al borde del llanto.

Nadie podía oírme. Estaba sólo, en las calles de "John Wesley". ¿Estúpido nombre no?

Aprovechando que era de noche y las calles estaban vacías, me senté, sin importar cuan sucias estaban.

Cerré los ojos y me imaginé a mi mismo, en mi casa, calentito, con mi clásica taza de café. En los entrenamientos, riéndome con Clay. En la casa de mis padres, teniendo nuestra clásica cena de domingos. Los pequeños momentos, que te da la vida.

También, recordé las discusiones con mi padre. Las absurdas bromas de Clay. Y hasta, las aburridas conversaciones sobre ropa de Ashley.

Extrañaba todo. ¡Hasta a la insoportable de Ashley!

Sólo quería despertar de esta horrible pesadilla. Pero al abrir los ojos, la pesadilla seguia ahí. Me levanté lentamente y me sacudi la mugre que había en mis pantalones.

De repente, aparece en mi vista, un chico corriendo hacia mi. Poco a poco fue deteniendo su marcha, hasta que quedo en frente mío.

Estaba agitado. Se recupera de su corrida y dice -– Toma. -– me da una billetera -– ¡Adiós! -– me saluda y se va corriendo en la dirección contraria a la que venía.

Abro la billetera y no tenía nada adentro. Que raro.

-– ¿Que es esto? -– le grito a la distancia.

Sin embargo, él ya no puede oírme.

De la nada, aparece una loca. Me observa detenidamente y luego clava su vista en la billetera que tengo en la mano. Vuelve a mirarme y sin dudarlo ni un segundo, viene hacia mi.

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