Capítulo 18

1.6K 88 10
                                    

VENICE

-–¡Apresurate que vamos tarde!-–le digo a Jeremy mientras me cogo a los hombros, una pequeña mochila.

-–¿A dónde me llevas? -–pregunta él detrás de mi.

-–¿No me dijiste que quieras saber más sobre John Wesley?-–le pregunto y él asiente aún sin entender-–. Te llevaré a un lugar que te hará entender lo maravilloso de este pueblo.

Lo cierto es que cuando Jeremy me dijo que quería saber más sobre nuestra historia, pensé en mostrarsela directamente. Así que, le haré un recorrido por el paisaje más lindo del lugar. Estoy segura que quedará tan enamorado como yo.

Él me mira un poco dudoso y luego dice con desconfianza-–¿Las palabras 'ese' y 'lugar' son una clave para enviarme a la cárcel no?

Yo niego con la cabeza-–No. En serio, te llevaré a un lugar hermoso ¡Ven!-–digo al mismo tiempo que le cogo la mano para dirigirnos al establo.

Cuando llegamos allí, saco a mi hermoso caballo. Él viene hacia mi y sé que se siente feliz. Hace mucho que no lo saco. Lo cuido mucho, es lo único que me dejó mi madre.

-–Vendrás con nosotros, ¿No es así muchacho? -–le hablo al mismo tiempo que le colocó la silla de montar.

-–¿Iremos a caballo? -–dice mirándolo con miedo.

-–Si, ¿Por? -–pregunto acariciando su pelaje negro.

-–¿Me creerás si te digo que me da miedo montar un caballo?-–dice realmente avergonzado.

Yo lo miro para ver si habla en serio. Al confirmarlo, sólo puedo estallar en carcajadas. Él me mira mal.

-–No te hará nada, idiota -–le digo entre risas.

-–¡Oh gracias! La verdad es que me has quitado el miedo, Venice. Te lo agradezco-–dice de forma sarcástica y yo ruedo los ojos.

-–Debemos ir a caballo. A pie tardaremos un día entero-–le informo con determinación.

Él mira al caballo y luego me mira a mi.

-–¡Okey!-–acepta a regañadientes y yo aplaudo feliz-–. Pero iré contigo.

-–Obvio, tu no sabes el camin-–le digo pero él me interrumpe.

-–No. Me refiero a que iré en el mismo caballo que tú-–me aclara.

Yo niego con la cabeza como diciendo "Estas loco".

(...)

-–¡Llegamos! -–le digo mientras volteo a verlo-–. Ya puedes abrir los ojos... y ya que estas sueltame, que no puedo respirar.

Él abre los ojos lentamente al mismo tiempo que deja de ahorcar mi cintura con sus brazos.

-–¡Por fin! -–dice bajando con cuidado del caballo-–. Prefiero mil veces viajar en ese micro mugroso que... ¡Esto!-–señala mi caballo.

Si, accedí a su petición.

Sólo lo hice, porque cuando él se subió al caballo solo comenzó a llorar como una niñita.

-–¡No le digas así!-–le recrimino molesta-–. Él se llama Perseo.

-–Que nombre más ridículo-–expresa al mismo tiempo que se sacude la ropa.

Yo lo miro mal -–Pues el tuyo, no es el más lindo que digamos-–digo molesta.

Él ríe por mi respuesta y luego fija su mirada detrás de mi.

Mi Mejor Partido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora