Capítulo 15

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JEREMY

-–...¿Y por qué tendría que negociar con ellos? -–me comenta Peter molesto.

-–Ajam...-–contesto yo, a pesar de que no habia escuchado nada de lo que me acaba de decir.

Estaba limpiando el corral mientras él me vigilaba.

¡Gracias a Díos que Venice comenzaba a trabajar en la comisaría de nuevo!

Toda la mañana, trate de evitarla y cuando supe que se fue, pude respirar tranquilo.

No me arrepiento de lo que hice. Sólo que ayer me salve de milagro de la reacción de Venice.

Flashback

-–Por esto...-–digo cogiendo su mejilla para unir nuestros labios.

Ella, al principio pareció sorprendida. Sin embargo, luego de un momento, sentí como se dejó llevar y enrollo sus brazos alrededor de mi cuello, correspondiendome el beso.

Al principio, fue tierno y pausado. Luego, ella intensificó su agarre, profundizando el beso.

Ese gesto hizo que yo sonria, para a continuación, seguir, con un ritmo más agresivo y desesperado el beso. La sayisfaccion era tan grande que se sentía casi igual a ganar todos los premios a mejor jugador.

Casi. Porque esto era mejor.

De repente ella parece darse cuenta de lo que estamos haciendo, y se separa de forma brusca.

Lentamente comenzó a abrir los ojos. Se había quedado con la boca abierta y sin palabras y por eso, antes que diga nada, le dije:

-–¡Buenas noches oficial!-–y le di un corto beso en los labios.

En ese instante, escape rápidamente,  antes de que reaccione y me diera una de sus clasicas patadas en las bolas.

Fin del flashback

El beso fue perfecto. Nunca nadie me había besado así. Y eso que yo he besado a muchas chicas durante toda mi vida.

Pero lo de ayer, fue verdaderamente increíble.

Sin poder evitarlo, sonrio e inmediatamente me regaño.

¡Deja de parecer idiota!

-–... ¿Quieres que llame a la policía?-–me pregunta Peter de repente. 

-–¡No! ¿Por que?-–le contesto yo con preocupación.

¿No querrá meterme a prisión de nuevo? ¡No pienso dormir allí otra vez!

-–Porque conozco ese rostro... ¡Alguien te ha robado el corazón!-–comenta divertido.

Suspiro aliviado.

-–Muy malo-–digo refiriéndome a su chiste mientras reprimo una risa.

-–¡Vamos! ¿Quien es la afortunada?-–pregunta él tan emocionado como si fuese una niña a la que le han dado su primer beso.

-–Nadie.

-–¿Quién es?-–vuelve a preguntar.

-–Nadie.

-–¿Quién es?

-–Nadie-–le digo molesto por su insistencia.

-–¡Okey! Supongamos que te creo...-–dice y luego es interrumpido por alguien.

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