Capítulo 17

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Ella no pudo mirar más cuando supo que Fury se estaba muriendo de verdad, salió de la sala sin esperar que Rogers la siguiera. Le quería mucho, pero había más gente que ella. Además, estaba explicándole a María Hill quien era el atacante y no quería estar presente en aquel momento.

—¿Ya me cambiaste? — la voz de Rumlow hizo que la chica se parara, alzó la barbilla para mirarle seria

—¿Algún problema? — no quería ser mala, pero su mente pedía que se portara mal y que tratara de herirle. Sabía que no había trigo limpio con aquel hombre. Aquello le dolía personal y profesionalmente — Al menos podrías esperar a que todo esto terminara para tener tu ataque de celos

—Ya lo sabes, Fury nunca me cayó bien — el jefe de STRIKE se encogió de hombros antes de volver a hablar — No necesito hacer ninguna escena, solo recordarte que nunca serás la primera para él

Él dio un par de golpes en su espalda a la vez que soltaba una carcajada llena de satisfacción por la tensión de la chica antes de dejarla atrás. Bufó en silencio odiando cada caricia que él le había dado. Cada minuto que ella había gastado en preocuparse por él. A ella nunca le hubiese importado que él hubiese hecho su vida lejos de su lado.

—Siempre fuiste horrendo, Rumlow — dijo ella mientras él en su espalda

—No pensabas eso cuando estábamos juntos en la cama, Stone — se mordió la lengua queriendo pegarle. Prefirió suspirar pesadamente mientras escuchaba sus pasos alejarse.

Maria Hill llegó a su lado para esconderse en una de las salas mientras Steve y Natasha se despedían de Fury, ella se negaba ver al hombre muerto. No podía permitírselo. En cuanto estuvieron lejos de oídos ajenos se abrazaron llorando. Por mucho que llevasen meses sin hablarse la amistad no parecía resentirse.

—No te preocupes, Becca — ella negó antes de hablar

—Maria, está muerto... ¿Qué haré? — le preguntó seria antes de recibir una mirada de cariño de la chica que había sido durante años un apoyo en su vida — me prometió volver. Y en su lugar, él también se va...

—Sabes que se lo esperaba, no está muerto —la paró con un susurro sabiendo que podía confiar en ella— le han inyectado una cosa para que lo parezca, pero no puedes decir nada a nadie... Tenemos que jugar esta baza, sabes quién lo atacó — María tocó la nariz de la chica con cuidado antes de recibir la respuesta de Rebecca. Aquel gesto era una tontería de pequeñas. Vieron una película en que uno de los gestos era tocarle la nariz al otro. Al hacerlo descubrieron que María movía la nariz de una manera graciosa como respuesta al contacto. Desde aquel momento se convirtió en un gesto de cariño entre ambas (por mucho que María odiase el resultado de aquello).

—Me recordó a aquellas historias que contaban los Agentes mayores, el Soldado de Invierno — respondió ella — sabes que nunca creí en esas historias, son cuentos de fantasmas

—¿Quién dijo que fueran fantasmas? — respondió María — los fantasmas no disparan ni pegan puñetazos... Estate atenta, te mandaré la información para reunirnos, espero que no te hayas oxidado durante este año.

—No te preocupes, sigo pudiendo patear tu trasero cuando quiera— ambas sonrieron una última vez antes de aparentar la tristeza que debían tener por su pérdida. Fueron hacia la sala donde estaban Steve y Natasha.

—Tengo que llevármelo — susurró María hacia Steve, él asintió antes de ir a hablar con Natasha. Sabía que era complejo y que, aunque no hubieran pasado tantos años juntos ella le debía mucho a Fury. Le rompió el alma mentirla cuando le preguntó por qué había ido Fury a su casa. Sin embargo, se mantendría firme ante las últimas palabras de Fury. Confiaría en Rebecca.

La Reina de los Espectros |Steve Rogers|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora