Cápitulo V - "Una extraña ilusión."

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Despertó al lado del mar.

Miró alrededor asustado pero no pudo encontrarlo. Aquel recuerdo distante de un niño, ya no podía verlo. Se notó tan real, tan propio, que lo reconoció como su historia y la guardó en lo profundo de su mente. El día en el que un niño se volvió un adulto.

Miró alrededor y no podía ver el principio o el final de donde se encontraba. Sus manos tocaron el suelo pero no sintió la arena escurrirse entre sus dedos. Se levantó mareado en un frío vacío donde el sonido de las olas llegaba de algún lugar. Miró el suelo y se sorprendió al ver que le regresaba la mirada. No sabía dónde, no sabía por qué, pero aquel lugar le pareció extrañamente familiar. Y entonces, en la soledad de un negro intenso, él escuchó.

—Lo siento.

Era como un susurro leve, como si alguien estuviera cerca pero a la vez lejos. La huella de aquella disculpa rebotó muchas veces en el vacío antes de desaparecer.

—¿Quién eres?— preguntó mientras miraba arriba, tratando de recordar.

¿Quién soy yo?

Y entonces, aquella voz rompió a llorar. Cómo si fuera magia, el sonido de las olas se hizo más fuerte. El sentimiento de caída inundó su corazón cuando el suelo se partió en dos creando un cielo claro. Y mientras más caía, aquellas sensaciones ya conocidas por el ser humano (El aire y el calor del sol en la piel) se hicieron presentes. Miró abajo y no pudo ver otra cosa que un cálido azul acompañado de nubes. Aquello se sentía eterno.

Mientras se dejaba llevar por la brisa, miró cómo el Sol se escondía entre las nubes. Su corazón se aceleró. Y ahí, en el cálido atardecer, lo vio.

Una secuencia de imágenes, todas parecidas, desfilaron como galería frente a sus ojos.

Una cena familiar.

Un cálido abrazo de madre.

Los chistes tontos de algún amigo.

No sabía quienes eran, pero sintió un nudo en el estómago y deseó poder recordar. Quería saber si alguna vez había experimentado esas sensaciones que hacían que su corazón se sintiera cálido.

-Son tuyas- la voz se hizo presente y aquellos recuerdos se fueron tan rápido como llegaron. -Son tuyas, siempre serán tuyas.-

Miró a su alrededor, tratando de buscar de dónde provenía la voz y entonces vio, como a varios metros de él, alguien también caía.

Un niño.

Pero era diferente. Aquel pequeño estaba cubierto por una espesa sombra. El hombre intentó gritar para que el niño volteara, para que ese pequeño dejara de vivir en la oscuridad.

El atardecer es hermoso.

Pero algo le había robado la voz. Trató de acercarse, pero algo lo detenía. Algo.

Siempre era algo.

Y ese algo, de repente, le robó la vista. Sentía la sensación de caída pero ahora no podía ver el sol que tanto lo calmaba. Se desesperó. Y con sus manos trató de quitarse la venda que sentía en los ojos, pero era imposible. Ahí no había nada.

*******

Se sorprendió al sentir tela bajo sus manos y se levantó apresuradamente. Tomó su cabeza entre las manos mientras pensaba qué le había ocurrido. Podía recordar todo. La prisión, su nuevo trabajo...

Y el niño.

Su mente se sentía fresca y ligera pero por alguna extraña razón nació un picor dentro de su pecho, como si le hubiesen robado parte de su vida. Como si, en unos pocos segundos, le habían quitado sus recuerdos y su pasado. Se sintió desnudo. La voz de un niño lo despertó de sus pensamientos.

La Prisionera De La Segunda Luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora