II

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Y todo resultaba difícil cuando estás enfadado con una persona -que odias mucho también- y tienes que convivir con ella durante una semana. Era un caos y un infierno. El turno del baño, el preguntar de quién era las toallas, dejarle la llave al otro al salir...etc. Resultaba incómodo y agobiante, pero las cosas empezaron a cambiar poco a poco. Las paredes de aquella habitación de hotel viejo no fueron lo suficientemente grandes como para escaparse el uno del otro y evitar tener una conversación típica de adolescentes.

-..¿Y qué? ¿Alguna chica interesante en tu punto de mira? -bromea.

- No tío… No me van esas cosas.. -dice mientras coloca la ropa en el armario.

- ¿Esas cosas? Estarás de coña tío.

- No sé, ¿Acaso me ves con cara de decirlo a broma?

- Es que me parece raro, somos jóvenes inexpertos y necesitamos tener nuevas experiencias. ¿No te va eso o cómo?

- Raoul, no me centro en eso… ahora mismo.-se pone algo nervioso.

- Bueno vale vale… Lo que tú digas Agonías.

Agoney suelta una sonrisa tonta, de espaldas a él terminando de colocar la última blusa.

-¿Qué me dices de Mónica? La de la planta 3. ¿Es guapa, verdad?

- Raoul para ya. No vas a conseguir que te diga con quién me..-le corta.

- O quizás te molan los tíos.. ¿Eres gay?

Agoney se giró al instante cerrando las puertas de un golpe.

-¿Qué? No, no ¿Qué dices? ¿De dónde coño sacas eso? -dice dirigiéndose al baño.

- Oye relájate.. tampoco es nada malo.-le sigue.

- No no lo es, pero no digas tonterías. -se acerca al lavamanos y toma el cepillo de dientes, mientras mira a Raoul desde el espejo.- Es solo que paso y punto.

Raoul se apoya en el marco de la puerta mientras lo mira, sin decir nada entre ambos.

-¿Qué?

- Nada

- Me estás mirando, ¿Quieres algo?

- ¿Oye que no te puedo mirar o que te pasa, antipático?

Se queda allí hasta que termina de lavarse los dientes, esperando para poder entrar también.

-Espera, tienes mal puesto la camisa del cuello.. -se acerca a Agoney y le coloca la camisa, rodeando su cuello con sus manos y teniendo literalmente 3 cm de espacio.- Qué agonías eres.


La relación de amistad entre ambos iba a mejor. Hablaban durante la noche, casi ni dormían. A veces, hasta habían conversaciones un tanto extrañas. Tan extrañas que en momentos parecen ciertas confesiones indirectamente que Agoney entendía claramente. Como aquella confesión, de las 3:05 del Martes.

-Es que aún no entiendo como no te pueden gustar Pimpinela. -ríe.

- ¿Cómo me va a gustar? Por dios, Raoul.. -se pone la mano en la cara, mientras ríe.

- Son lo mejor, el mejor dúo de la historia.-se gira hacía el.

- Ni de coña chaval. -se gira hacia él entre risas.

Entraron en un contacto visual en donde las risas no formaban parte, y pararon poco a poco. Se escuchaba la respiración de los dos, el goteo del grifo del baño, los grillos en el jardín, el aire que entraba por la ventana. Era un ambiente cómodo y un silencio algo incómodo, hasta que uno de los dos rompe el hielo.

-¿Por qué me odias a veces?

- Chaval, no todo el mundo me cae bien a todas horas. -se coloca el pelo.

- Ya… tienes razón. -se gira.

Agoney le para con la mano, agarrando la suya antes de que se gire.

-No te odio, rubio.

Raoul se queda mirándole el rizo que le caía y soltó una pequeña sonrisa de alivio.

-Te quería hablar de algo, pero promete que no vas a contarle nada de esto a nadie.

- ¿Quién te crees que soy?

- Agoney. -dice serio.

- Te lo prometo.

- Quiero irme de todo esto, no sé. Dejar esta ciudad de mierda.

- Raoul, ni se te ocurra.

- ¿Por qué? ¿Qué tiene de malo?

- Oye yo no soy nadie para decirte lo que tienes que hacer y lo que no, pero hay gente a la que le importas de verdad y te lo digo con toda la sinceridad del mundo.

- Agoney, no sé me siento encerrado. Vivo para la música, esta es mi pasión y me siento realmente feliz cuando estoy cantando o tocando pero… No sé.

- ¿El que no sabes, tío? Tú familia está aquí, tus amigos y amigas, tú estás aquí.

- Déjalo, es una tontería. -se quita la manta para levantarse.

- Espera Raoul.

Le agarra de la mano desde la cama, manteniendo un contacto visual algo incómodo. El rubio esperando una respuesta de el, se quedó ahí de brazos cruzados.

-No te puedes ir, porque tienes razones buenas para quedarte. Tendrás las malas, pero no te olvides que tienes buenas.

- ¿Y esa razón buena me odia ahora mismo?

- Si, no sabes cuanto te odio. -ríen

Minute By Minute - RagoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora