Aaron

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-¿De verdad vamos a la playa? -apoya el codo en la ventanilla.

-¿No quieres ir? Hace buen día y no sé… podríamos luego hacer otra cosa. -le mira.

-Podemos ir a comer a un chiringuito de playa de estos dónde hay cerveza y paella, ¿Sabes?

-Y luego vamos a dar un paseo a un sitio precioso de aquí, un tipo de mirador.

-¡Claro! Y ya tendríamos el plan hecho para hoy.

-Cuando sea de noche, podemos ir a… -suena un teléfono. Agoney lo coge al instante.

-Colgó. Igual es un número que no conozco tío.

-¿Cómo empieza?

-628… -le corta.

-No lo cojas Agoney. -dice con firmeza.

-¿Porqué? ¿Quién es?

Raoul tardó varios segundos en contestar.

-Aquí en Barcelona es muy típico ese número de empresas y tal, son unos cabrones.

-¿Empresas? -guarda el móvil en la mochila.

-Qué pasa, ¿No me crees?

-Sí sí te creo, por qué no.

-Porque parece que crees que te estoy ocultando algo ¿Sabes? No te voy a secuestrar ni nada.

-Te creas tus propias películas chaval. -abre un poco la ventanilla.

Hubo un silencio durante unos minutos. Agoney observaba la gran avenida que da justo delante de una playa. Observó a Raoul, sus brazos que no se despegan del volante, su sonrisa como jugaba con cada mirada de Agoney, sus labios y esos hoyuelos que se le forman al sonreír. Le gustaban esos momentos donde podía ver cada detalle de Raoul. Nunca se podría cansar de mirarle.

-¿Ya hemos llegado? -pregunta Agoney, observando la playa que estaba justo enfrente de donde habían aparcado.

-No bobo, nos hemos parado aquí para comprar unos vestidos. Creo que te favorece mucho el verde aguacate. -se baja del coche y cierra la puerta.

-A ti te quedaría bien una gran hostia en la cara, que no falte los complementos. -se baja y se apoya en la puerta.

-Venga, a que no tienes huevos. -se acerca a él, teniendo muy poco espacio entre ambos.

-No lo hago, porque eres mi amigo y te respeto. -sonríe irónicamente.

-Venga ya Agonías. -le coloca el cuello de la camisa- No puede mentirme una sonrisa que ya he besado antes.

-¿Antes es sinónimo de hace 9 años? Entonces, vale. -coge su mochila, Raoul se limitó a sonreír- Me suena esa frase de escucharla antes, en algún sitio.

-Pues no sé, la verdad.

-¿Vamos o qué?

-Sí.. claro. -Raoul cerró el coche y empezaron a andar.

Hubo otro de esos silencios famosos dónde ambos sonríen pero no dicen nada. Agoney no paraba de colocarse el pelo, mirando como le quedaba en la pantalla del móvil. Raoul le miró mientras lo hacía y bajó la mirada.

-¿Qué?

-Nada, ¿He dicho algo?

-Los silencios y las sonrisas suelen hablar por sí solas. Tengo experiencia.

Minute By Minute - RagoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora