Llovía en pleno verano. El ruido de las gotas chocando contra la ventana hizo despertar al canario. Se despertó sin saber donde se encontraba. Estaba todo oscuro, en la calle era casi de noche. Empezó a mirar la habitación con atención, intentando encontrar su maleta. Pero al mirar hacia la puerta, había una silueta de una persona de pie. Parecía que estaba apoyada sobre el marco de la puerta. No lograba ver quién era ya que estaba todo oscuro. Se sentó en la cama y encendió una lamparita que estaba sobre la mesa de noche.
-¿Raoul? ¿Qué haces ahí parado? -se rasca los ojos.
-Iba a ponerte una manta encima y procurar no despertarte, pero ya veo que mi plan no funcionó. -se pone la manta sobre el hombro.
-No no, si me ha despertado la lluvia no pasa nada. -se vuelve a acostar.
-Bueno…¿Tienes ganas de comer?
-No, gracias tío. -le mira- ¿Oye que hora es?
-Las 8 y media, ¿Por qué? -se acerca a la cama.
-Me noto cansado… creo que me vuelvo a dormir.
-se sienta en un borde de la cama- Agoney, perdón.
Se gira hacia él. Los dos permanecieron allí unos instantes más, simplemente mirándose. La mirada de Raoul estaba perdida. Casi no tenían brillo y parecían bastantes cansados. Agoney se ponía tan nervioso cada vez que le miraba tan intensamente que le empezó a temblar todo el cuerpo y también se le secaba la boca. No era débil ante él, simplemente aún le quedaban tantos sentimientos dentro que no puede verle como a un amigo más. Le faltó tiempo, muchísimo más tiempo.
-Antes estaba bastante gilipollas, pero muchísimo. Perdóname tú a mí. -le acaricia la mejilla.
Raoul cerró los ojos ante el acto de el canario a lo que él, respondió poniendo su mano encima de la suya. Se sorprendió de aquello, pero solo podía sonreír mientras tenía los ojos cerrados y la mano entrelazada con la suya.
-Ago, me vuelvo a mi habitación. Mañana nos vemos. Descan... -le corta.
-Quédate... aquí. -traga saliva- No sé digo, por no estar solos… ¿Te parece?
-Creo que… mejor me voy. Tengo que hacer cosas y demás.
-Ya, ya perdóname es lógico.
-No te disculpes Ago, no seas bobo.
Agoney jugaba nervioso con la punta de la manta que aún seguía en el hombro de el rubio. Después de un horrible silencio incómodo, se rompe la tensión.
-¿Te vienes tú al mío? -dice con firmeza
-¿Seguro?
-Vente y te enseño una canción super guay que estoy escribiendo. -le agarra la mano emocionado para levantarlo de la cama.
-Pero si acabas de decirme que tienes cosas que hacer, idiota.
-En realidad...esta habitación no me gusta. Es muy triste y muy fría.
-¿Sabes qué? Pensé lo mismo al entrar.
-Bueno, quizás sea como tu corazón ¿No? Triste y frío.
-¿Ah sí? Como si el tuyo fuera de oro, subnormal.
Lo tiró a la cama entre piques y risas. Acabaron como hace un rato, uno tirado encima del otro. Las manos de Raoul se aseguraban de que las de él canario permanecieran sobre la cama, quedándose encima de él presionando sus manos con los dedos entrelazados. No paraban de reírse, hasta que se dieron cuenta de cómo estaban. La mirada de Agoney más intensa que nunca y ambas respiraciones bastante agitadas. Empezó a calentarse la habitación en ese momento. Agoney observaba cada parte de los labios de él. La perfección que tenían, el color, la forma... lo hipnotizado que estaba mirándolos.
-Entonces qué, ¿Vienes o no? -se quita de encima y se levanta rápidamente.
-Si claro, ahora voy.
-Venga vamos ya, imbécil.
La agarra de la mano y lo levanta de la cama. Le tenía agarrado con tanta fuerza que no podía parar de sonreír como un verdadero tonto. Al llegar, Agoney se sentó en un borde de la cama cerca del piano mientras que Raoul se colocaba ante él. Preparándose y buscando entre un montón de papeles que estaban sobre una mesa. La habitación no era grande pero si te daba un toque de frescor y comodidad. No podía parar de mirar cada parte de la habitación con atención, parecía un niño de 5 años con un juguete nuevo.
-Esto lo he escrito hace poco. -se gira hacia él dándole una hoja- Míralo y dime qué te parece.
-”No me importa ahora, sé que mañana tu vas a estar ahí. Hamartia de convertirme en fuego y en lo que nunca tuve.”
-¿Como lo ves? Es una idea principal. Iré sacando la letra a partir de ahí, tampoco es algo increíble pero la escribí hace tiempo y quería enseñarte esa pequeña parte.
-Me parece tan transparente. Creo que es una idea bastante buena y tú tienes mucho talento y mucho guardado dentro. Podrás sacar la letra sin problema ninguno. -pasa el dedo por la palabra hamartia.
-Gracias tío, no has dejado de ser una persona que apoya ¿Eh?
-Oye…-juega con el papel- ¿Te puedo preguntar algo?
-Claro, lo que sea sabes que puedes.
-Siempre hablas mucho de la Hamartia, ¿Representa algo importante en tu vida o algo?
Raoul tragó saliva y perdió un poco la mirada en él.
-Para mí una Hamartia siempre ha sido Evolución.
-¿En qué sentido?
-Un error fatal. Siempre, sea lo que sea, será tu evolución como persona. Tengo muchas Hamartias en mi vida, no sabes cuántas.
-¿Una de ellas fue perder el tiempo conmigo, verdad?
-Una de las más grandes, sí. La otra fue enamorarme.
-¿De mi? -pensó.
-Ya, eso es una putada. -se levanta de la cama.
-¿A dónde vas? -gira con la silla.
-Creo que mejor me voy a dormir a la habitación, no te preocupes. Quédate tocando el piano, te estaré escuchando. -sonríe apoyado en el marco.
-Buenas noches Ago. -le devuelve la sonrisa.
-Descansa.
Agoney salió de aquella habitación con la garganta hecha pedazos. Sentía nudos por todo el cuerpo, como si no pudiera caminar con ellos. Le pesaba tanto que casi arrastraba las piernas por aquel suelo de un material que costaba más que su cuerpo entero. Al llegar a la habitación de invitados de nuevo, se podía ver que la pantalla del móvil iluminaba los 4 rincones de ella. Tenía 5 llamadas perdidas y un millón de mensajes de Nerea y Glenda. Y en ese momento estaba tan cansado que no podía hablar con nadie más. Le pesaba cualquier acción que conllevaba a un esfuerzo físico. Se tiró sobre la cama y cerró los ojos, más bien se le cerraron solos.
-Espero que cuando te despiertes, no te asustes ni te enfade. Te dije que no me gustaba dormir aquí porque era una habitación deprimente, me equivocaba. Bueno, al menos contigo no lo parece. Si… parece que contigo todo es distinto. Llevas aquí horas y mira como estoy. Perdóname, será otra Hamartia de las mías. El rubio idiota, como siempre. Buenas noches micky.
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Minute By Minute - Ragoney
FanfictionY cuándo menos lo esperas, las oportunidades vienen, el amor se hace y la música se compone. Cuándo menos lo esperas, ahí está alguien que se ha enamorado de ti tanto como tú de él. Era ese Rubio, que prometía estar ahí y ese Canario, que le encanta...