Hola -me saludó desvelada una voz que parecía música para mis oídos.
Casi me desmayo.
- Hola -contesté, con tan mala suerte que me salió una Flema.
Entre el calor que me había entrado por la vergüenza de la flema, el
calor del sol en la espalda y ese nuevo y desconocido calor que me recorría
todo el cuerpo, el ambiente estaba empezando a ponerse pesado.
Aquella increíble mujer estaba ocupada corrijiendo papeles en
secretaría, la cual cosa me proporcionaba una perfecta visión desde mi posición. Cuando salió, me volvió a mirar y se fijó en mi lastimadura.
Hasta entonces no me había dado cuenta de sus preciosos ojos marrones. Eran los más bonitos que había visto jamás. Además, iba muy bien vestida, con una jean un poco apretado y una camisa Roja de cuadros que le resaltaba aun más esa interesante mirada.
- ¿Estás bien? -me preguntó preocupada.
- Sí.
Intenté responder lo más normal posible aun sabiendo que no me
sentía nada normal. Era como si me hubiesen quitado la capacidad de
pensar con claridad, como si no pudiese evitar quedarme embobada
mientras la miraba.
- Estás sangrando -dijo apuntando a mi ceja.
- Sí, no es nada. Natalia no me ha dejado ir a clase porque quiere que me lo curen. Es imposible decirle que no, así que aquí estoy, esperando a que venga alguien.
- Es un buen corte, la verdad. Por lo menos necesitarás un punto de tirita. Así se dentraba en la enfermería y buscaba en un armario.
Me di cuenta de que tenía un acento español que la hacía aun más
irresistible, si eso era posible. No sabía bien dónde situarla. No sonaba a Español ni a castellano y era muy sutil. Sólo se le apreciaba en algunas letras, pero era más que suficiente para hacerle pasar
la línea de increíblemente irresistible. ¿Desde cuándo había una profesora tan guapa en el Liceo, y yo sin enterarme?
Tenía que respirar. No podía comportarme como una idiota. Menos
mal que se había nublado y el sol ya no me daba en la espalda, pero aun así me notaba las mejillas calientes. Seguro que las tenía bien coloradas.
- Aquí está -dijo cuando encontró el botiquín. -Voy a desinfectar la herida primero y luego te voy a poner la tirita de punto.
- bueno.
Se acercó y puso el botiquín en frente mío, en una las mesas que había
en la sala. Yo seguía con ese extraño nerviosismo, como si tuviese
calambres en el estómago. Podía oírme el corazón latir en el pecho con
fuerza.
- Puede que te duela un poquito -me dijo acabando de echar un líquido desinfectante a un trocito de gasa que
había preparado cuidadosamente.
Era realmente guapa. Sin duda la mujer más guapa que yo jamás
había visto. Desde esa distancia, los ojos se le veían aun más bonitos. Eran
preciosos, un color muy normal pero que en ella se veía demasiado especial.
Noté el contacto de la gasa en la herida, y no sé si fue porque ella me
estaba casi tocando o que el dolor era mucho más fuerte de lo que
imaginé, pero el calor era algo sobrenatural. Era como estar en un sauna.
Estaba tan cerca de mí que seguro que podía ver como cada poro de mi piel
empezaba a segregar sudor, pero yo tenía que hacerme la fuerte. No podía mostrarle que por un poco de alcohol me estaban entrando ganas de llorar. Aguanté como una campeona... pero como no parase pronto me
sería difícil no soltar una lágrima.
- ¿duele mucho? -me preguntó mirándome a los ojos.
- No -mentí lo mejor que pude.
- Ya casi está. Ahora te voy a poner un punto.
- Bueno-y sonreí intentando no parecer tonta.
Me fijé en sus manos mientras tiraba las casas y agarraba la tirita de puntos.
Dejará de sangrar.
¿Quieres que te lo ponga yo? -me preguntó.
¡Sí quiero! Pensé.
- No te preocupes, qué ahora va a venir alguien -le agradecí mientras me odiaba por no aceptar.
- A ver si de tanto esperar te acabas desangrando -me advirtió divertida. - Te lo curo yo y ya está. No te voy a
dejar acá y no es pregunta.
Sonrió, y no sé si era ya el calor, el dolor, la tensión o aquella sonrisa,
pero yo estaba a punto de infarto.
bueno voy a buscar el botiquín -dijo mientras entraba en la enfermería y buscaba en un armario.
Me di cuenta de que tenía un acento español que la hacía aun más
irresistible, si eso era posible.
No sabía bien dónde situarla. No sonaba a Español ni a castellano y era muy sutil. Sólo se le apreciaba en algunas letras, pero era más que suficiente para hacerle pasar
la línea de increíblemente irresistible. ¿Desde cuándo había una profesora tan guapa en el Liceo, y yo sin enterarme?
Tenía que respirar. No podía comportarme como una idiota. Menos Mal que se había nublado y el sol ya no me daba en la espalda, pero aun así me notaba las mejillas calientes. Seguro que las tenía bien coloradas.
- Aquí está -dijo cuando encontró el botiquín. -Voy a desinfectar la herida primero y luego te voy a poner la tirita de punto.
- bueno.
Se acercó y puso el botiquín en frente mío, en una las mesas que había
en la sala. Yo seguía con ese extraño nerviosismo, como si tuviese
calambres en el estómago. Podía oírme el corazón latir en el pecho con fuerza.
- Puede que te duela un poquito -me dijo acabando de echar un líquido desinfectante a un trocito de gasa que había preparado cuidadosamente.
Era realmente guapa. Sin duda la mujer más guapa que yo jamás
había visto. Desde esa distancia, los ojos se le veían aun más bonitos. Eran preciosos, un color muy normal pero que en ella se veía demasiado especial.
Noté el contacto de la gasa en la herida, y no sé si fue porque ella me
estaba casi tocando o que el dolor era mucho más fuerte de lo que
imaginé, pero el calor era algo sobrenatural. Era como estar en un sauna.
Estaba tan cerca de mí que seguro que podía ver como cada poro de mi piel
empezaba a segregar sudor, pero yo tenía que hacerme la fuerte. No podíamostrarle que por un poco de alcohol me estaban entrando ganas de llorar. Aguanté como una campeona... pero como no parase pronto me
sería difícil no soltar una lágrima.
- ¿duele mucho? -me preguntó mirándome a los ojos.
- No -mentí lo mejor que pude.
- Ya casi está. Ahora te voy a poner un punto.,
- Bueno-y sonreí intentando no parecer tonta.
Me fijé en sus manos mientras tiraba las casas y agarraba la tirita de puntos.
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Enamorada De Mi Profesora
Teen Fiction"Y encontré a alguien que me sacudió el alma,que era imposible y a la vez lo más posible que e tenido jamás. Agarre su mano,me abracé de sus besos,me empape de su tiempo ... Y quiero quedarme ahí aunque sea un rato,que sea de esos ratos que duran to...