- ¿Cómo me has encontrado? –le pregunté extrañada
dándome cuenta de la rareza del evento, aún un poco
alterada - ¿O es que te dedicas a dar sustos así como así?
- Bueno, al principio no sabía que eras tú. Estaba corriendo por el camino y vi a alguien en el suelo. Me
acerqué para asegurarme que estuviera bien, y luego he
visto que eras tú –explico.
- ¿Y cómo es que vienes a correr por aquí? –le pregunté recogiendo mi mochila del suelo.
- Es un circuito que hago que da una vuelta entera y me lleva de vuelta a mi casa –me dijo mientras sacaba un
teléfono móvil de los táctiles y toqueteaba la pantalla. –
Perdona, voy a parar esto un segundo que sino sigue sonando.
- Bueno, por mi no lo hagas, sigue si quieres. Estoy bien –le dije.
- No, tranquila, si ya estoy cansada de correr por hoy.
Hace unos días que no he salido y estoy un poco oxidada – me dijo mientras guardaba el teléfono y se ponía a estirar las pienas. –Y tu por aquí sola… ¿crees que es
seguro? –Preguntó un poco preocupada.
- si –Le contesté. –Te aseguro que cuando pongo mi cara de mala no hay quien se acerque.
Además sé defenderme sola –le dije sintiéndome orgullosa de mi seguridad.
- Pues tal vez tendrías que empezar a defenderte de otras personas, ¿no? Porque a mí me parece que lo de
la ceja no fue un golpe sin querer –soltó como si hubiese sido un
impulso, aunque sin perder su tono amable.
Me cambió la expresión de golpe y ella se dio cuenta.
- Lo siento pero no voy a hablar de eso. Es mi vida y sé cómo manejarla. No necesito que nadie me ayude. Sé
lidear sola con mis temas –y me giré enfadada para irme.
Rápidamente se acercó a mí con su mejor expresión de disculpa.
- Perdona, isabella. Lo he dicho casi sin pensar. No sacaré más el tema –se disculpó.
Su voz era tan sincera que no pude ignorarlo. Miré al
suelo unos segundos pensando e intentando calmarme.
- No te preocupes. No pasa nada –le dije suavizando mi expresión de enojo.
- Pero bueno, tengo que decirte que tu técnica de esquivo es buena, como la de esta mañana. Estoy
sorprendida, la verdad –dijo un poco pícara tentando el
terreno.
Me miró sonriendo. Yo le sonreí.
- Si quieres podemos dar una vuelta –me dijo.
- Mmm me parece bien –le contesté después de pensarlo unos
segundos.
- ¿Quieres que te lleve la mochila? –se ofreció.
- No, tranquila, yo puedo –le contesté sonriéndole, y nos pusimos a caminar.
- No imagine que te encontraría, si lo hubiese sabido, no habría salido a correr, así ahora no estaría sudada. –dijo un poco
apurada.
- No te preocupes, de momento no hueles mucho –le
dije bromeando, y ella me miró divertida.
Si ella supiese lo bien que le quedaba estar sudada y enrojecida, iría
de esa forma a todos sitios.
Hubieron unos segundos de silencio hasta que llegamos al camino,
pero no fueron incómodos. No podía creer lo que estaba pasando.
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Enamorada De Mi Profesora
Teen Fiction"Y encontré a alguien que me sacudió el alma,que era imposible y a la vez lo más posible que e tenido jamás. Agarre su mano,me abracé de sus besos,me empape de su tiempo ... Y quiero quedarme ahí aunque sea un rato,que sea de esos ratos que duran to...