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Me miró como queriendo preguntar algo, pero no lo hizo. Siguió


manejando un poco. Hubo un instante de silencio, pero no fue incómodo.


Yo me sentía segura y tranquila a su lado. Hacía mucho tiempo que no me


sentía tan tranquila al lado de alguien.


- Bueno, y dime, ¿qué hacen las chicas de tu edad por este pueblo?


- Pues no gran cosa. lo que hacen todas,supongo.


- ¿Y tú qué haces? -me preguntó relajada.


- ¿Yo? -le pregunté extrañada.


Me sorprendía que me preguntará tan directa.


- Pues a mí me gusta me gusta pasear por elbosque, escribir y dibujar... nada muy exótico, la verdad.


- ¿Ah sí? -me preguntó interesada. -¿Y qué escribes?


- Bueno, no es nada espectacular, es más bien para pasar el tiempo. Escribo algunas novelas y de vez en cuando las ilustró.


Me daba un poco de vergüenza contarlo. No lo sabía casi nadie, pero


tampoco es que me juntara con mucha gente a quién contárselo.


- ¿En serio? -se sorprendió. -Algún día me tienes que dejar leer alguna historia.


¡Soledad quería leer mis historias! ¡la chica más linda e interesante


del planeta quería leer MIS HISTORIAS!


- No sé... nadie más a parte de mi las a leído. Lo hago porque me gusta, pero no creo que sean muy buenas -le dije un poco nerviosa.


- Seguro que son geniales,igual que tu dijo susurrando, prométeme que algún día me dejaras leer alguna.


Me miró y volví a notar ese calambre.


- Por favor -me suplicó sonriendo. -Sino volveré a entrenar para el coro -dijo con cara de pilla haciendo un


gesto hacia los retrovisores.


Se me escapó la risa. Me miró haciendo un gesto con la boca como si una mueca de lado,una sonrisa muy espacial.


- Bueno bueno, te lo prometo - Y reí. -

Enamorada De Mi Profesora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora