9

218 6 0
                                    

Pude ver como Soledad me hacía gestos desde un todoterreno algo antiguo. Me paré y ella bajó la ventanilla.


- Sube que te llevo.


- No, gracias. Mi casa está muy lejos -respondí un poco nerviosa.


- Pues con más razón. Te vas a engripar.


- De verdad, muchas gracias, pero voy caminando. No quiero molestar.


- No me molesta, si soy yo quien te lo está ofreciendo.


-me dijo sonriendo.


Me quedé un momento dudando sin saber qué hacer. Tenía la


posibilidad de subirme en el coche de la chica más guapa del mundo y ahí


estaba yo, dudando. También tenía que pensar con sangre fría (lo cual no era difícil ya que pronto llegaría a la hipotermia). ¿Y si era una asesina en


serie? Era un poco imprudente subirse al coche de una desconocida aunque desconocida del todo tampoco era.


- No te voy a secuestrar si es eso lo que te preocupa.


Sólo quiero llevarte a donde tengas que ir, está lloviendo mucho,además lo haría por cualquiera.


- Pero estoy muy emapapda,te voy a mojar todo el auto.


- No me importa. En serio. Ojalá fuese sólo eso todo lo que le hubiese pasado a este auto -contestó amablemente con una gran sonrisa.


Y me subí. Si algo me tenía que pasar no podía ser peor que la idea de


seguir caminando bajo aquella gélida lluvia. Además era mi profesora.


Al entrar, me invadió un olor delicioso, dulce pero no empalagoso.


- Muchas gracias, no tendrías que hubieses molestado.


La verdad es que me daba un poco de vergüenza estar en el coche con


ella. Entre la ceja que estaba un poco hinchada y mi pelo mojado pegado a la cabeza, no me veía para nada bien. El viento se había encargado de soltarme algunos mechones que se me pegaban en la cara. No es que fuese tampoco una 'top model' con el pelo


seco,ni mucho menos,pero un poco arreglada podía parecer decente.
No te preocupes. Me alegra poder ayudar. ¿No tienes paraguas o una capa?


- No. Es que no pensaba que fuse a llover.


- Sí, la verdad es que se ha puesto así de un momento a otro. Bueno,cuéntame ¿dónde quieres que te lleve?


Al fin del mundo, pensé, contigo donde sea.


Ella también tenía el pelo un poco mojado, seguramente de llegar hasta


su auto, pero a diferencia de mí, le quedaba increíblemente bien.


- Vivo un poco a las afueras, en el bosque. Más allá de la plaza principal.


- Perfecto porque yo también voy hacia esa dirección -y se puso en marcha. -Te prendo el aire caliente


para que entres en calor -dijo en un tonl dulce al verme


temblar.


Puso el aire y prendió los parabrisas. Tuve que esconder una


sonrisa. Hacían un ruido agudo chirriante como lo hacen las puertas antiguas. A cada pasada, parecía que alguien le pisaba la cola a un gato.


- No te rías que te veo -me dijo riendo. -Estoy muy orgullosa de ellos, ahí dándolo todo.


Se me escapó una carcajada,con un resoplido muy vergonzoso y ella también rió. De repente empezó a


imitar el ruido de los parabrisas, poniendo unas caras muy divertidas.


Volví a reír. Ella también rió. Cuando acabó de hacer su show me miró


sonriendo, y ahí estaba de nuevo, esa mirada entre los dos, ese momento de complicidad, como si la hubiese conocido de siempre. Me sonrojé, y ella se dio cuenta.


- Estoy entrenando para el coro. Canto la semana que viene como soprano.


- bien... - Le dije yo con media sonrisa.


- Te regalaré una entrada para que vengas y me veas.


-y me miró sonriendo. -En primera fila, para que no te


pierdas ningún detalle -y guiñó un ojo. -bueno, ya empiezas a tener


mejor comas color por tanto debes de estar entrando en calor.


- Sí, empiezo a sentir los dedos otra vez.


- No imagino si vas a pie hasta la plaza principal.


- No me quedaba más remedio. O eso o quedarme en el colegio.

Enamorada De Mi Profesora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora