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A penas había dormido en toda la noche.

Los nervios del primer día de clases me tenían histérica desde antes incluso de que llegara a Londres.

Faltaban unos minutos para que la alarma sonara, así que, impaciente, me levanté y empecé a prepararme. Me di una ducha de agua caliente para ver si podía relajarme, aunque lo veía casi imposible, y así fue, y tras la ducha me vestí con lo mejor que tenía para no causar una mala impresión.

Casi caigo al suelo cuando abrí la puerta para salir y vi a Marcel parado en frente de ella con la mano levantada, como si estuviese a punto de llamar.

—¡Joder!— llevé mi mano al pecho como acto reflejo.

—Disculpa, no era mi intención asustarte.

Sin embargo, el mayor susto me lo llevé cuando me fijé bien en él. No parecía el mismo Marcel que había visto el día anterior.

Llevaba una ropa digna del armario de mi bisabuelo. El estilo, algo holgado, le hacía parecer un chico flacucho y débil, y las gafas de culo de botella terminaban de completar el look. Incluso el pelo, que llevaba la misma cantidad de gomina que hacía 12 horas, parecía distinto.

Era, con todas las letras, un completo nerd.

—No, no, tranquilo— suspiré tratando de calmar mi respiración—Te noto diferente.

—No, ayer estaba diferente— rió levemente— Este es mi día a día.

—Wow, pareces sacado de una película de los 50.

—Me lo suelen decir.

Al momento me arrepentí de mis palabras y quise disculparme, pero él habló antes.

—El desayuno está listo.

Y dicho esto, se marchó tan rápido como apareció.

—Muy bien Ginger, ya la estás cagando en el primer día— murmuré para mi.

Bajé a la cocina para encontrarme solo a dos de los Styles.

—Buenos días dulzura— saludó Harry mientras se comía una manzana— Edward ya se ha ido, no te preocupes por él.

Muy en el fondo, me sentí aliviada al oír aquello.

—La cocinera no sabía qué querías para desayunar, así que optó por unas tortitas, esperamos que te gusten— continuó hablando mientras señalaba al plato lleno de tortitas en la mesa.

Mi estómago rugió. Definitivamente hacía mucho tiempo que no tomaba tortitas.

—¡Me encantan!

Me sentí como una niña al ir corriendo a sentarme para poder empezar a devorar aquella deliciosa comida.

—Mi madre me las solía preparar cuando era más pequeña.

Harry sonreía mientras me miraba. Estaba de pie apoyado en la encimera de la cocina mientras bebía lo que parecía ser café. Marcel, por otro lado, había salido de la cocina hacía ya unos minutos, completamente en silencio.

Tenía que disculparme urgentemente.

💮💮💮


La mañana había sido muy ajetreada. Por supuesto, verme salir del coche con dos de los Styles hizo que un murmullo continuo empezase a sonar, y que las miradas cayeran directamente sobre mi el resto del día.
Ya tenía mi horario y un mapa de todo el edificio, ya que, por lo que me había contado Harry, varias facultades se conectaban entre sí, por lo que sería difícil ubicarme en un principio. Por supuesto, el chico de pelo largo se había ofrecido a hacerme una visita guiada por el bloque, pero enseguida decliné su oferta al saber que por mi culpa estaría perdiendo él clases.

The Styles SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora