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Amaba a esta niña era una lindura no sabía cómo le podían decir cosas a esa niña que solo quería jugar hacer amigos, su visión de la vida no debería interferir el como debía ser aceptada, pero lamentablemente así era la sociedad, y eso no podría. Cambiarlo.

Rehicimos y rehicimos el montón de hojas para volver a tirarnos.

Hay ambas tiradas en ese montón de hojas secas, por décima vez en el dia, nos acostamos mirando las estrellas ya que se había hecho de noche, bajo ese manto que calentaba a las estrellas, o las estrellas que calentaban a ese manto negro, nos pusimos a hacer figuras con las estrellas.

—Mira ese de allá es un perrito— dijo la nena mirando y señalando un grupo de estrellas juntos, intenté encontrarle forma de un perrito, pero no lo consegui, esta niña era muy buena imaginando cosas.

—Y ese es un helado—dije señalando otro grupo de estrellas que para mí parecían un helado.

—No—empezo a reír —eso no es un helado, es una casa— dijo y me dejó sorprendida, ella en verdad podía ver las cosas mejor que yo, mientras ella ya había visto toda la casa yo apenas había encontrado la puerta .

—Ya no me gusta este juego—fingi un puchero e hice una rabieta—No me gusta—me agache y patalié a la nada.

—Ya levántate Teresa—dijo agarrándome de un hombro para levantarme.

—No no quiero—dije y ella empezó a reir—'toy Agusto así — dije y siguió empujandome por el hombro me incorpore y al parecer ella se alegró.

—Entonces juguemos a guerra de cosquillas— inmediatamente y sin dejar que respondiera le hice cosquillas.

—No no no cosquillas no— dijo entre risas.

No pare hasta que esa niña empezó a hacerme cosquillas a mi, pedía con paradas y manotazos que parara.

—Bien tú ganas— dije y ella paro—ya ganaste la guerra —dije fingiendo una tos — eres la ganadora y yo moriré — dije y fingí mi último suspiro, ella reia.

—Se cierra el telón, apagan las luces y  todo termina— dije y me paré riéndome junto con Naomi.

—Sigue la reverencia —tome su mano y nos inclinamos haciendo una reverencia algo torpe.

Al levantarnos sus padres estaban frente a nosotras y también mi doctor.

—Ya debemos irnos Naomi— dijo Alex.

—No quiero—hizo un puchero que tanto a Teresa y a Alex les enterneció.

Alex la cargó y le lleno de besos la cara, ella reía mientras su padre le hacía mimos, igual si todos recordamos algo igual de grandes seríamos más felices, pero hay personas que no tienen la suerte de crecer así, entre sus padres, o entre personas que los quieran.

Si tal vez muchos padres se encargarán de decirles todo el tiempo las cosas que saben hacer bien en ves de restregarles en la cara lo que hacen mal sin pensar que en un futuro pueda dañarlos, si Naomi que tiene a sus padres con ella que la aman y la cuidan le hacen daño, de eso no se salva ningún niño en la infancia que les hace creer que quieran estar bien los que ni siquiera el amor de sus padres tuvieron, son unos padres que les dijeran lo haces bien que se notará orgullo en sus palabras, hay personas que viven así sin una familia que este orgullosos de ellos que los hagan menos y solo ven sus defectos y además la escuela muchas veces no ayuda.

Si los padres y la sociedad se encargará de no poner estereotipos tal vez no quedrían alcanzarlos las personas que siguen modas, igual habría menos suicidios, menos depresión, nunca lo sabremos si no lo intentamos pero prefieren intentar con medicamentos como antidepresivos seguro eso ayudará más que el poner otros estereotipos pero hasta los antidepresivos han quitado vidas, muchas personas no saben cómo usar los medicamentos adecuadamente y algunos médicos especialistas no saben a quien recetarselos por lo que estamos en riesgo la población y no debería ser así, el humano llegará a acabar con su especie si seguimos así.

Pero ¿Quien soy yo para juzgar?, no tengo palancas con personas grandes y no podré conseguirlas menos estando así "loca" como toda la sociedad me denomina, claro a excepción de los doctores que usan otras palabras para describirnos un término médico.

Médico sería que nos curarán pero no tiene cura la locura solo pueden mantenernos en restricción en cuarentena es como estar encarcelados y no solo en este lugar si no uno mismo en su cabeza.

Mi doctor me agarró del brazo y de un momento a otro en el que no me di cuenta estábamos de vuelta en el hospital, de vuelta a mi "celda" asegurada para que yo no pueda escapar eso creen ellos, si que son ingenuos.

Pero no es algo que sea inusual todos creen que al estar locos tenemos una especie de retraso que no entendemos lo que pasa en el mundo, que solo estamos en cuerpo y eso nos beneficia por qué tienen menos guardias que las cárceles, tienen menos seguridad.

En pocas palabras una salida fácil si tienes una parte del cerebro que aún funciona, además si me quedo aquí tampoco estoy completamente sola, estoy con él y justo ahora me está viendo y me sonríe yo le regreso la sonrisa, el siempre ha sabido cómo hacerme sentir mejor o mínimo hacerme sonreír lo cual ya es difícil.

Llegó Layla y me dio las pastillas con la cena de ese día.

—¿Crees que yo logré salir de aquí?—pregunte de espaldas a Layla.

—Claro que lo creo eres lista pequeña y seguro puedes curarte—me dijo con dulzura y se marchó.

Él se burlaba de su respuesta en un rincón de aquel lugar.

—Enserio si la inteligencia ayudará a salir de estos lugares estaríamos fuera desde hace años, pero te consideran loca Teresa y eso por mucha inteligencia que tengas no te sacará de este lugar— empezó a decirme mientras se levantaba—y pequeña Teresa aquí nadie me puede ver más que tu, quieres arriesgarte a que alguien más piense que estás loca al hablar conmigo, sabes que nunca te dejare sola y estaré siempre contigo—dijo y aunque dejaba de tener sentido pues creo que se trataba de la medicina para mí cualquier palabra ya tenía sentido, por lo menos para mi…

Ámame Donde viven las historias. Descúbrelo ahora