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Se acercó la niña a tocar mi pelo y ví que se había manchado de chocolate, había olvidado la ultima vez que había probado el chocolate,  y es que en un lugar como el que yo estaba no te daban chocolate ni si quiera por hacer trucos aunque nos traten como perros, los perros probablemente les va mejor que a nosotros, en su lugar si haciamos trucos nos ponían en aislamiento,  amarrados sin salir durante un buen tiempo, ¿por qué haciamos eso?,  ¿por qué no mejor nos daban chocolate?.

No entendía esta sociedad, por que si ellos calificaban el maltrato animal como algo malo pero nos trataban a las personas como si fueramos animales y debieramos ser domesticados.

Agarre un poco de la agua de la fuente y con ella limpie la carita de la niña,  después la sequé con mi bata, que de algo sirviera esta cosa horrenda,  al terminar ví sus mejillas sonrosadas y su ojos abiertos de par en par se veía muy inocente.

La cargue e intenté ver dénde estaban sus padres.

–Naomi,  por favor regresa pequeña,  tienes a mami y a papi muy preocupados– hablaba con angustía una señora, tal vez esta pequeña era de ellos.

–Naomi Skylay Gutierres,  es la última llamada,  no te voy a dejar jugar fornite en la consola– dijo y la niña pareció alarmarse estando en mis brazos, y lo supe,  ellos eran sus padres.

Con la nena en brazos caminé hasta dénde estaban los señores.

–Buenas tardes ¿o días?  La noción del tiempo la he perdido,  pero bueno,  encontré a su hija divagando por ahí,  esta cosa qué estaba llena.de chocolate–dije acariciandole suavemente la mejilla y seguí hablando– ¿es de ustedes? – pregunte para serciorarme.

–Si gracias,  muchas gracias,  Naomi estás castigada,  sin jugar fornite– dijo bastante molesto a lo que su hija hizo una rabieta.

–Nunca molesto podría enojar con esa carita hermosa– dijo el señor cuando la niña estaba al borde de las lágrimas.

–Disculpe ¿cómo se llama usted?– preguntó la señora dirigiéndose a mi.

–Mi nombre es Teresa un gusto– contesté mientras extendía mi mano para hacer un saludo "formal" aunque ¿qué es formal realmente?,  la sociedad designa está saludo como formal y como mo puedo parecer anormal o por lo menos no aquí.

–El gusto es mío Teresa,  soy Lourdes y él es mi esposo Alex– dijo agarrando la mano de su marido se veía que se amaban con intensidad podía ver las pupilas de ambos dilatarse mientras se miraban ellos y a su hija,  seguro era la luz de sus vidas,  pues era una niña bastante tierna, se parecía mucho a su madre en su carita,  y en la ternura que irradiaba el padre, sin duda alguna eran una familia feliz.

Intento recordar mi infancia y es que tanto estar aca ya no sé cómo era yo de chica,  qué hacia o qué no me gustaba.

Era frustrante no recordar cosas bonitas de mi infancia,  solo recordaba mis pinturas,  a los hombres y a él.

–Bueno Pequeña me voy,  no te ensucies con chocolate que no tengo más batas– dije y la Pequeña rió de forma inocente.

–No te vayas Teresa,  juega conmigo– dijo soltándose de sus padres y agarrándome la mano, me pareció que ella no se daba cuenta de con quien hablaba y eso amaba de los niños,  casi nunca veían la gravedad del asunto,  temía que sus padres no la dejaran estar conmigo,  por como venía vestida,  o por que veían que eñ joven me vigilaba atentamente,  ambos pudieron ser factores para que en ese momento agarraran la mano de su hija,  apartandola de mi.

–Claro Pequeña me encantaría jugar contigo– dije hincandome y poniendome a su altura – Claro si tus padres te dejan– sentencié.

Ella con ojos suplicantes los miró, y aunque no confiaban mucho en mi,  no podían decirle que no a wsa carita de ángel.

Terminaron accediendo ambos y me tomó nuevamente de la mano,  estuvimos jugando a la traes,  a las escondidas y al veo veo, sin darnos cuenta de nos dió la noche estrellada.

–mira él cielo– dijo y voltee a verlo Era una linda noche–  lleno de centenares y millares de estrellas es un cielo oscuro y aún así iluminado por esos faros– dijo con una sonrisa iluminada y sus ojos dilatados.

–Tienes razón, ahora veo por que es tu mejor momento del día– comente y ella asintió.

–Ahora tú me recuerdas a él,  por tu cabello tan oscuro como esta noche– dijo y me quedaba asombrada con las palabras de una niña Pequeña eso no era muy normal en mi puesto que ya estar acostumbrada a escuchar cosas similares de mi cabeza,  pero esto era distinto por que no era yo,  era otra persona y no había tengo contacto conmigo antes.

–Debemos ir con tus padres– dije.

–¿No te gusta estar conmigo?  – preguntó y sin dejarme responder continuó – Todos son así,  creo que a Todos les paezco extraña, Todos me quieren lejos no se les hacen normal que una niña sea como yo,  a veces me dicen que soy una creación del diablo,  aunque papá me diga que soy una niña tierna y que ellos no saben lo que dicen,  no entiendo si es así por que Todos me quieren lejos apartada de ellos –terminó y pude distinguir destellos en sus ojos,  estaban cubiertos de lágrimas.

–Pequeña – la abrace contra mi pecho–No es que no te quieren cerca es que tus padres se preocuparan por esa Pequeña tierna y de ojos saltones que tienen por que ¿sabes?  Esa Pequeña es especial, hablas con una certeza que los que te dicen cosas solo tienen envidia de que tus padres te hayan dado tal inteligencia– dije y le dí un besito en la frente,  le limpié las lágrimas.

–Gracias Teresa– dijo,  se levantó e hice lo mismo le tomé la mano y la deje donde estaban sus padres.

–Gracias por dejarme convivir con su hija,  es una genio y una niña muy especial – dije y la mencionada sonrió.

–Gracias a ti por cudiarla pueden jugar juntas cuando quieran– dijo y antes de que pudiera contestar habló él señor odio-el-arte.

– Me tomó que eso no será posible,  puesto que la señorita teresa debe permanecer en él hospital ingresada hasta que sea daba de alta– dijo poniendo un brazo sobre mi hombro.

– Perdone no sabía que usted …– no deje terminar a Alex y lo interrumpí.

–No se disculpe,  perdón por no haberlo dicho y poner en riesgo a su hija– dije y me retiré.


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