Los efectos del amor

Capítulo 4

De camino, noté la mirada de Jared, pero no sabía por qué, hasta que decidió hablar.

-Y... antes te pregunté cómo machacaste a Bastian la otra vez, pero ya sé la respuesta.-Soltó una carcajada.

-Te dije que sería fácil, si el capitán es el mejor y juega como un niño pequeño, imagínate el equipo completo.

-¿Sabes que eres muy graciosa?- Se siguió riendo a carcajadas.

-Ya me lo han dicho muchas veces.¿Y tú sabías que eras muy bueno jugando al baloncesto?

Jared me miró sorprendido y con los ojos perdidos en el espacio, como si estuviera intentando recordar algo.

-La verdad es que llevo tiempo sin jugar a baloncesto. Era el capitán del equipo de mi instituto, hasta que un día, haciendo mi especialidad, me agarré a la canasta, se partió el cristal y caí con la espalda. Pensaba que me iba a quedar en una silla de ruedas, pero me salvé y prometí que no iba a volver a jugar más.

-Vaya, lo siento. No quiero saber cuál era tu habilidad porque no quiero ser tan cotilla ni que tampoco te sientas mal, pero si prometiste que no ibas a jugar más a baloncesto,¿por qué me ayudaste?

Me miró con su sonrisa y con esos ojos azules tan bonitos.

-Porque pensaba que estabas en apuros y que necesitabas ayuda, pero veo que eres bastante dura de pelar.

Mostré mi sonrisa, no tenía más temas de conversación y vi que ya estábamos en la puerta de mi casa. 

-¿Quieres pasar?

-No gracias, le prometí a mi hermana que iba a jugar con ella.

-Está bien, cualquier cosa ya sabes que tienes mi número y mi dirección.

Me sonrió, cada vez me derretía más su sonrisa, pero bajé la mirada al suelo y me acerqué a la entrada. La muy cotilla de mi madre estaba mirando por la ventana a ver si pasaba algo, pero se quedó sin la ilusión del beso que ella esperaba. Cuando entré mi madre se acercó a mí con su típico brillo en los ojos.

-¿Por qué no entró contigo?

-Buenas noches hija,¿qué tal estás? espero que te lo hayas pasado bien. -Dije bromeando- Ahora te digo que no entró porque tiene cosas que hacer con su hermana. Tiene vida social y no va a estar conmigo todo el día porque es solo un amigo.

-Ohh, vaya... lo siento hija. Bueno vete a descansar que mañana hay clase.

Subí a mi habitación, me tumbé en la cama y miré mi móvil, ya que no voy a llevármelo a un partido de baloncesto para que se me rompa. 5 llamadas perdidas de Adele y un mensaje.

¿Dónde estás pedazo de perra? llevo llamándote toda la tarde y no me coges el teléfono. Tienes a tu mejor amiga abandonada y se va a cabrear. En 10 minutos estaré en tu casa.

Al momento tocaron el timbre. Un par de segundos después apareció por la puerta de mi habitación gritando como una loca la salvaje de Adele. La verdad es que es mi única mejor amiga, ya que en el instituto son todas unas zorras que si te despistas se lían con tu novio. Y mejores amigos en el instituto tampoco existen, ya que solo quieren liarse contigo. Adele es la única persona que vale la pena tener como mejor amiga. Es morena con los ojos verdes y tiene un bronceado de primera clase que la hace aún más guapa de lo que es.  

Se sentó en la cama de un salto y cruzó los brazos en señal de querer una respuesta.

-Adele, mañana entenderás por qué no respondí a tus llamadas cuando veas a Bastian.

-Es que no quiero una explicación mañana, la quiero hoy. -Adele no paraba de hacer pucheros.

-Vale vale pesada. Bastian me retó a un partido de baloncesto.

-¡LA GRAN MIERDA! No me digas que perdiste.

-Qué poca confanza tienes en tu amiga. Aposté que si perdía me acostaba con él.

-¡LA MADRE QUE...! -Dijo abriendo los ojos como platos.-Adiós virginidad, hola sida y bebé.

-¡Joder que no! que gané y lo dejé en ridículo.

-No me lo puedo creer¿pero cómo se te ocurre apostar tu virginidad por un jodido partido de baloncesto?-Dijo gritando como las locas encima de la cama.

-Tía ya está te estoy diciendo que gané. Además, un chico muy simpático me ayudó a ganar el partido.

Su cara de mona con la rabia a la que le han arrebatado a su monito bebé cambió a una cara de pervertida.

-Uhh... así que jugaste con un chico muy simpático.¿No será que te gusta?¿Cómo se llama?

-Joder que no me gusta. Bueno no sé si me gusta pero da igual. Se llama Jared Brown y lo importante es que me ayudó. Solo es un amigo.

-Alexandra Smith, sé que ese chico te gusta, ni me has llamado y encima no estás tan dura como siempre.

-Anda calla pervertida ya te he dicho que no me gusta.-Dije empujándola de la cama.

-Ahora llamo a Jacob para que vea que es verdad.

Jacob es mi otro mejor amigo, lo conocí cuando tenía cinco años en la cancha de baloncesto y nunca me he separado de él. Es el típico chico rubio de ojos azules que no liga con ninguna chica, no porque sea feo, porque está muy bueno; sino porque es el príncipe azul que espera a su princesa desde tiempos en los que yo tenía pañal. La verdad es que nunca habíamos intentado tener algo entre nosotros, ya que nos consideramos amigos.

Me tumbé en la cama despejando mi mente mientras Adele se acercaba al reproductor de música para, segundos más tarde y después de haber elegido la canción que quería, ponerse a cantar como una jodida vieja sin dientes borracha. Cerré los ojos intentando concentrarme, aunque pensé en llamar al zoológico porque la ballena de Adele a lo mejor servía para algún show de cantar. Cuando ya conseguí concentrarme alguien saltó a mi cama, haciendo que me levantara asustada. Jacob estaba sentado en la ventana tapándose las orejas con ambas manos al escuchar a Adele cantar.

-¿Qué rubia ha decidido soltar a la ballena para que presuma de habilidades de canto? se escucha desde la carretera joder.

Levanté la mano en tono irónico y tiré mi zapato, que afortunadamente chocó contra el botón pause del reproductor de música, haciendo que se parara.

-¿Pero por qué me quitan la música? estaba en la mejor parte.

-La mejor parte para ti, cabrona, que casi pierdo los oídos escuchándote.-Dijo Jacob.

Al verle Adele saltó sobre él y lo tiró encima de la cama. Jacob se la quitó de encima haciéndole cosquillas.

-Bueno, ¿cuál es la cosa tan importante por la que me has llamado?-Dijo con tono serio pero a la vez haciéndose el importante.