Capítulo 14

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El fin de semana pasó volando y ya era lunes por la mañana, un lunes asquerosamente odioso. ¿Por qué mierda no cerré la cortina ayer por la noche? La jodida luz que penetraba por la ventana hizo que me despertara, pero al menos evitó que rompiera otro despertador tirándolo contra el armario. Ya sé que el pobre no tiene culpa de que el despertador suene cuando mejor estoy, pero con alguien hay que pagar mi mal humor por las mañanas.

Estoy hecha polvo, pero consigo levantarme y darme una ducha. Alguien tocó la puerta de mi habitación:

-Hija venga levántate ya que tienes que ir a clase.

-Estoy en ello mamá, ya me visto y bajo.

Mi madre hace de despertador cuando ve que el mío no suena, menos mal que a ella no la puedo tirar contra el armario, porque es mi madre y la quiero mucho.

Me puse una camiseta blanca, unos pantalones vaqueros ajustados y mis Vans blancas. Bajé hasta la cocina y cogí una manzana; total, mi padre seguía trabajando y mi hermano ya se había marchado, así que para no tener que conversar con mi madre sobre “cosas de chicas” tuve que comerme lo primero que vi y salí corriendo.

El instituto está como siempre, lleno de zorras en busca de alguien que les proporcione calor. Son como las puertas del supermercado, se abren con facilidad cuando alguien pasa. Caminé hacia la entrada, alguien me tapa los ojos y me pega a lo que supongo que es la pared.

-¿Quién soy?

-Mmmm… a ver…No sé, a lo mejor con un beso sé quién eres. –En realidad sabía que era Jared por la voz, así que no tenía ningún problema.

Sentí sus labios pegados a los míos, puse mis dos manos en su cuello y jugué con su lengua. Joder qué bien besa este chico, tendré que mantenerlo alejado de las perras que se pasean por el instituto, aunque estén las señales de prohibido animales. Cuando por fin me dejó respirar, porque estuvimos un rato así, le dije:

-Eres Jared, mi novio.

-Has acertado. – Dijo quitando sus manos de mis ojos, dejando ver esa preciosa cara. -¿Qué quieres de premio?

-Esto. – Dije dándole otro beso.

Estaba subiendo la temperatura y estábamos por fuera del instituto, así que me separé de él.

-Te veo luego, dije entrando al miserable instituto. Tuve que recorrer los pasillos para buscar en mi taquilla los libros de física. Parece ser que hoy no era mi día, ya que algún despistado o despistada abrió su taquilla de golpe y me estampó la puerta en las narices.

-Me cago en todo ¿pero qué mierda he hecho yo para merecerme todo junto hoy?

-Lo siento, de verdad, este puto instituto me tiene harto, pero no quería pagarla contigo.

Un chico rubio de ojos azules con gafas de pasta salió de detrás de la casilla. Tengo que admitir que era guapo y encima me sacaba dos cabezas de lo alto que era.

-Parece que tienes un mal día, pero creo que te va a ir peor. – Dijo sacándose un paquete de pañuelos del bolsillo.

-¿Por qué lo dices?

Me pasó el pañuelo por la nariz y me lo enseñó. Había sangre. Lo vi blanco y ya no recuerdo lo que me pasó. Sí, lo sé, una chica tan dura y que se desmaye por ver sangre, lo sé, nadie es perfecto y menos yo.

Desperté en un sofá, debía de estar en secretaría. Miré a mi alrededor como pude, ya que todavía veía borroso. Vi a aquel chico, solo que esta vez no llevaba aquellas raras gafas de pasta. En cuanto vio que movía la cabeza como si estuviera en un lugar que no conocía se acercó a mí.

-Joder lo siento, no pensaba que encima te asustabas por ver sangre, soy muy patoso, lo siento mucho. –Para mí estaba exagerando, porque estaba de rodillas suplicándome que le perdonara.

-No pasa nada, tampoco puedes conocer a todos los del instituto y saber sus miedos.

-La verdad es que tenía razón, te iba a ir peor. –Dijo levantándose del suelo y sentándose en una de las sillas que estaban a mi lado.

-La verdad es que peor no me va, me acabo de saltar la clase de física, te lo agradezco. –Dije esbozando una sonrisa.

No pudo evitar reírse.

-Bueno, pues a mí también me has salvado de la clase de matemáticas así que te lo tengo que agradecer yo a ti. Por cierto, mi nombre es Brandon. –Dijo tendiéndome la mano.

-Alexandra, pero me puedes llamar Alex.

-Encantado Alex.

Tenía que sacar tema de conversación, se nota que era tímido y se estaba quedando sin ideas. Aquí está Alex Smith al rescate de Brandon.

-Bueno… ¿Y por qué pagaste tu cabreo con la puerta de la taquilla y conmigo? – Dije mirándole a los ojos.

-Pues fui a apuntarme al equipo de baloncesto y me echaron porque soy más malo que pasar hambre. –Bajó la mirada al suelo.

-A mí se me da genial, si quieres te puedo enseñar. Llevo jugando desde los cinco años, aunque con esa edad no hacía mucho, la verdad.

-¿En serio? ¿Me ayudarás? – Su cara cambió a una de felicidad extrema, tanta era su felicidad que me agarró las dos manos, pero las quité rápidamente. Se dio cuenta de lo que había hecho y se puso rojo.

-Lo siento, la emoción.

-No pasa nada, tranquilo.

La enfermera del instituto llegó, me tomó el pulso y me tocó la frente para ver si tenía fiebre.

-Creo que ya estás mejor, ahora vas a clase.

-Pues sigo mareada, no me encuentro bien todavía. –Dije una mentira, lo sé, pero no quería ir a clase.

-Alexandra Smith, llevas una hora aquí y no creo que por un mareo de nada y un poco de sangre te quedes dos horas. Si no te levantas ya no tendré más remedio que ponerte una inyección.

Cuando escuché la palabra “inyección” algo en mí se activó, algo que hizo que me levantara de golpe. Es mi peor pesadilla.

-No no, si ya estoy mejor, gracias por atenderme. Qué guapa estás hoy, ese corte de pelo te queda bien.

La enfermera se echó a reír mientras movía la cabeza de un lado a otro en señal de negación. Me conocía desde que empecé aquí el instituto y está más que acostumbrada a que le diga piropos para alegrarle el día.

Nos fuimos de allí antes de que la enfermera cambiara de opinión.

Holaaa, espero que les esté gustando la historia. No me considero una gran escritora pero me esfuerzo por tener un capítulo cada día. Hoy como regalo subo este segundo capítulo. Mi historia no se ha acabado,  todavía quedan muchos capítulos por subir y muchas sorpresas.

Muchas gracias a los que leen mi historia, la votan o la comentan; os lo agradezco de corazón porque así puedo saber si la estoy haciendo bien o no. Mañana subiré otro capítulo y así con los demás cada día. (:

Los efectos del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora