Capítulo 23

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Siento no subir capítulo ayer, pero estoy de vacaciones y no toqué mi casa en todo el día. Llegué tarde y cansada y no pude subirlo.

Busqué en el armario la camiseta del equipo de mi hermano, solo que tenía mi nombre. Me puse unos pantalones vaqueros azules ajustados y unas Vans con una gorra beisbolera del mismo color.

Mis padres se fueron, ya que las entradas eran VIP y querían estar cerca de su hijo en ese momento de concentración para darle ánimos, aunque causaría el efecto contrario con tantos te quiero y tantos abrazos y besos.

Jared estaba en el sofá viendo la tele, seguramente algún programa de deportes. Cuando me vio detrás del sofá se levantó y me agarró por la cintura, pegando su cara contra la mía.

-Estás preciosa. –Dijo, y me dio un fugaz beso. La temperatura estaba subiendo así que me separé.

-Jared, espera a mañana que es nuestra boda. Sabes que quiero dejar de serlo cuando nos casemos, por eso te esperé.

-Está bien princesa, vamos que el partido va a comenzar. –Quitó sus manos de mi cintura.

Subimos al coche y nos fuimos al campo de fútbol. De camino no parábamos de hacer bromas y cantar canciones.

Los alrededores del campo estaban llenos de gente que o no tenía entrada o habían llegado y estaban pasando por la entrada. A nosotros no nos costó tanto, ya que entramos por las escaleras de los VIP, y además se notaba un montón que era la hermana de James. El pasillo nos llevó a nuestra sala, en la que también estaban nuestros padres. Era un cuarto de doble cristal para los golpes en el que se podía ver totalmente el campo de fútbol y los jugadores entrenando. Al lado derecho había una puerta, seguramente para salir y sentirte una fan más, ya que solo la valla de acero y varios miembros de seguridad impedían el paso al campo. James salió a calentar junto a sus compañeros y al verme me mandó a salir por la puerta, no quería, pero el muy animal saltó la valla y la abrió, para después cogerme en brazos y mandar a Jared a salir conmigo. Mi hermano pidió un micrófono y me bajó, pero no podía escapar porque estaba agarrada por sus musculosos brazos.

-Buenas noches a todos, hoy es un gran partido y más para mí, que me siento muy afortunado porque mi hermana se va a casar mañana con este chico. –Señaló a Jared.

Qué vergüenza, cuando llegue a casa lo mato lentamente.

-A ver si los convencemos para que se den un beso.

Acto seguido todo el mundo empezó a aplaudir y a gritar “¡que se besen!”. Daban ganas de matar a mi hermano. Jared se acercó a mí, me agarró con una mano por la cintura y con la otra agarró mi mejilla, y me besó.

Todos empezaron a aplaudir, pero por lo menos ya había pasado la humillación. Me fui a la sala donde estaban mis padres y nada más entrar Jared dijo:

-No ha estado mal. Además, estás roja como un tomate. –Soltó una carcajada.

-Idiota. –Lo miré con mi típica mirada asesina y le di un golpe en el brazo.

El partido estuvo bien, ganó el equipo de mi hermano, ya que el equipo de esta ciudad verdaderamente es una mierda y pierde todos los partidos que juega. Yo creo que si gana alguno esta temporada es un milagro.

Mi hermano logró hacer la máxima puntuación como siempre porque lo único que hace es comerse el balón y recorrerse el campo él solo. Al final lo que consigue es que incluso celebrando que han ganado se quede solo; es ese el motivo por el que cambia tanto de equipo. Eso y el dinero.

Había sido un día agotador y necesitaba descansar, ya que encima para tocar las narices mañana era el gran día; mi boda. Lo hacía porque quería a Jared, porque si no me quedaba durmiendo toda la mañana.

Saliendo de los alrededores del campo mi móvil empezó a sonar, era Adele.

-Alex dime que esta noche iremos las dos juntas de despedida de solteras. –Su fuerte voz me hizo apartar el móvil un par de centímetros de mi oreja.

-Adele, estoy hecha polvo. No quiero celebrar mi último día de soltera porque tengo un novio maravilloso que mañana va a ser mi marido, así que olvídate. Y encima tengo que conducir un rato para llegar a la casa de mis padres.

-Tía, qué amargada eres jolin, hay que celebrarlo.

-Si quieres celebrarlo ven esta noche a casa, comemos algo y bebemos lo que tú quieras y te quedas a dormir. Jared se va a quedar en la casa de unos amigos porque él sí quiere celebrarlo. – Solté un leve bostezo.

Colgué y me acerqué a Jared para darle un beso.

-¿Ya te vas princesa? –Me miró.

-Sí, vete con tus amigos, Adele estará con mis padres y conmigo. Disfruta de la fiesta cariño.

Me volvió a besar. Sus besos son tan dulces, que parece que necesitas de ellos para poder vivir.

Subí al coche, mientras observaba cómo él se subía al suyo con dos amigos más. La noche iba a ser larga.

Tardé en llegar a la casa de mis padres porque ellos venían detrás con su coche, y eso de conducir un poco más rápido es demasiada adrenalina para ellos. Se nota que están mayores ya.

Ya podía ver el coche de Adele bajo la luz de la farola; dejé mi coche detrás del suyo y mis padres aparcaron en el garaje. Nos bajamos y saludamos a mi amiga, para después entrar en casa.

Las horas pasaron rápido y cuando me di cuenta era la una de la madrugada, me despedí de mis padres y subimos a mi habitación.

Los efectos del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora