Capítulo 12

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Fui a mi casa a ponerme algo bonito para la fiesta, ya que tenía una camiseta y unos pantalones de Jared. Mientras iba caminando revisé mi móvil. Un mensaje de Jared.

“Hola princesa, espero que te lo estés pasando bien con tus amigos. Solo quería decirte que cada día que pasa me enamoro más de ti y no quiero perderte. Me doy cuenta de algo, que eres el amor de mi vida y espero que si esto funciona y si tú me quieres, quiero que este amor dure siempre, porque el verdadero amor no tiene fin. Espero no haberte aburrido con este mensaje tan largo. Te quiero.”

Le respondí con un simple pero bonito mensaje:

“Si yo soy tu princesa y tú eres mi príncipe, ¿Tus amigas qué son? ¿Los animalitos del bosque o las zorras y perras que viven en él?”

Seguí caminando, ya estaba llegando a la puerta de mi casa cuando recibí otro mensaje de Jared:

“Jajajaja eres una salvaje pero te quiero. Por cierto, alguien dejó algo en la puerta de tu casa, recógelo antes de que lo vea tu madre y se lo quede.”

Así fue, no había nada en la puerta, así que la abrí y me acerqué hasta la cocina, mi madre estaba haciendo la cena. Le di un beso y un abrazo.

-Mamá, alguien dejó algo en la puerta y creo que es mío. –Me crucé de brazos.

-Sí hija, me lo encontré en la puerta y para que nadie se lo llevara lo subí a la habitación. Tenía una nota, pero tranquila que no la leí.

Subí corriendo a mi habitación y allí estaba encima de mi cama. Había una bolsa grande con un ramo de flores y una nota. La leí:

“Ya queda poco para tu cumpleaños y no me habías dicho nada, es este viernes. A ver si recuerdas esto:

Joder, ¿quién es el payaso que se dedica a colocar farolas en medio del instituto?

Lo siento, no soy una farola.

¿Recuerdas? Pues sí, no soy una farola, pero puedo iluminar tus días Alex Smith.”

Joder, es la misma frase que dije el primer día que le conocí, coloqué el ramo de flores en el jarrón y abrí la bolsa. dentro había... ¡Una pelota de baloncesto y una camiseta  firmada por los jugadores de los Lakers! Este tío ya se había pasado. Detrás de la camiseta estaba mi nombre “Alex S.” con el número 7, mi número favorito. ¿Cómo había conseguido todo esto? El móvil me sacó de mis pensamientos.

-¿Estás maquillándote o qué? Tenemos que ir a la fiesta. En diez minutos estamos ahí. –Adele tenía prisa.

-Ya voy, estoy terminando. Y sabes que no me gusta el maquillaje.

Terminé la llamada y me puse un vestido palabra de honor negro que me hacía una figura perfecta. El vestido se cerraba y terminaba antes de llegar a la rodilla. Pare terminar me puse unos zapatos de verano negros y bajé a la calle a esperar a Adele y Jacob. Llegaron en cinco minutos, me subí al coche y quité la bastada de canción que tenían para poner una más fiestera. Puse la de Calvin Harris “Summer”.

-Ya llegó la cerda esta y me quitó mi canción cuando estaba en la mejor parte. – Dijo Jacob pellizcándome el brazo.

-Auch eso duele. ¿No querías ir de fiesta? Pues no vas a poner una canción de mierda que por poco te hace llorar en la que tú llamas la mejor parte. –Dije recalcando “la mejor parte”.

-La has insultado y no te has dado cuenta de que está preciosa hoy. Pareces una princesa Alex. –Dijo Adele. En ese momento Jacob se dio cuenta.

-¡Joder y vaya si lo es! ¿Te quieres casar conmigo?

Le di un puñetazo en el brazo, a lo que respondió con un quejido.

-Dejen las peleas que ya llegamos. Aparcó y nos bajamos; nadie me había dicho que la fiesta era en la playa. Estaba llena de luces de colores. En el centro de la playa se podía ver una pequeña caseta, donde seguro que estaban las bebidas. Nos acercamos hasta allí para beber algo, había un chico bastante guapo y con los músculos bien marcados detrás de la barra. Al vernos nos preguntó qué queríamos. Mis amigos pidieron lo suyo y me tocó a mí.

-Hola rubia, ¿qué vas a pedir?

-Yo nada, tengo 16 años y no puedo beber.

El chico se dio la vuelta y buscó una botella de ron y otra de cola. Lo mezcló, cortó un pedazo de limón y lo puso en el borde del vaso.

-Toma, es ron de caramelo con cola, si está mezclado es menos fuerte y no hace daño. Algo dulce para una chica dulce. –Dijo mientras me guiñaba el ojo y le colocaba una sombrilla de adorno.

-Me parece que te equivocas con eso de dulce, pero lo aceptaré. –Levanté una ceja y me fui a donde estaban mis amigos.

Jacob estaba bailando con una chica y Adele lo mismo, así que me fui a caminar por la playa mientras le mandaba un mensaje de agradecimiento a Jared por los regalos que me había hecho. Alguien me agarró del brazo y me tiró al suelo, cuando se subió encima de mí pude comprobar que era Bastian.

-¿Qué coño quieres? –Dije cabreada.

-El tuyo.

-Eres un imbécil. –Le di un puñetazo en la cara, pero no se quitaba. Su cuerpo estaba a escasos centímetros del mío y me estaba poniendo nerviosa.

-¿Te acuerdas del día que te dije que ibas a ser mía? Pues ese día va a ser hoy. –Besó mi cuello con agresividad.

Empecé a llorar y a gritar pero nadie me ayudaba. Mi única opción era darle una patada en las pelotas, pero el muy animal no me dejaba mover las piernas. Me bajó el vestido dejando mi sujetador al descubierto. Iba a bajar más por mi cuerpo…

Los efectos del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora