Capítulo 6

129 4 2
                                    

El despertador me tiene manía, cuando mejor estoy en la cama, mas asco me tiene. Abrí  los ojos como pude y vi a Jacob en el suelo junto a dos almohadas; al parecer debió caerse por la noche y no se enteró. En el otro lado de la cama estaba Adele con la boca abierta echando su famosa catarata de babas, tan famosa que si hiciera un show con todo lo que hace los turistas se amontonarían para sacarse fotos. Le di con la almohada a Adele para que se despertara, e hice lo mismo con Jacob. Me dio pena por él porque es tan mono y tan guapo durmiendo que me arrepentí después de todo, pero teníamos que ir a clase y prefiero que se despierte así a que le echen la bronca en clase por llegar tarde.

-¿Hay un incendio? – Dijo Adele frotándose los ojos.

-El único incendio que hay es el de nuestros cerebros después de ir a clase. –Dije soltando una carcajada. Ella me miró con mala cara, se nota que alguien no se había levantado de buen humor esta mañana.

-¿Dónde está el incendio? ¡joder llama a los bomberos! –Dijo Jacob con los ojos como platos y asustado.

-No hay ningún incendio, Adele está mal de la cabeza, pero eso ya lo sabemos. –Dije bromeando.

Me dio un empujón y casi me tira de la cama. Al salir de la habitación vi a James con la misma cara de dormido que siempre. Bajamos las escaleras y fuimos a la cocina para desayunar. En medio del desayuno Jacob se dio cuenta de que no tenía ropa para ponerse, así que desayunó rápido y se fue a su casa, que está un par de calles más abajo. Adele sí tenía ropa en su coche, así que después de desayunar salía a buscarla.

-Gracias por el desayuno, estaba muy rico señorita Smith. –Dijo Adele a mi madre, que estaba sentada en el salón junto a mi padre.

-De nada cariño, cuando quieras venir otra vez ya sabes dónde estoy. –Mi madre está cariñosa hoy, hay que admitirlo.

En lo que Adele iba a buscar la ropa al coche, yo subí a prepararme. Me quité el pantalón y justo cuando me iba a poner el otro Adele abrió la puerta muy orgullosa de que había conseguido ropa que no se dio cuenta de que tenía que tocar la puerta y de que estaba mi hermano detrás de ella.

-Bonitas bragas hermanita. – Parece que el salvaje de mi hermano me había visto.

-Tú calla simio retrasado y vete a mirarle el culo a las perras con las que ligas. – Parece que el muy tonto no haya visto unas bragas en su vida.

-Mamá ¿qué te he dicho de traer perras abandonadas con la rabia a casa? Son imposibles de cuidar porque en cualquier momento te arrancan la mano. –Dijo James de graciosillo intentando que mi madre le respondiera.

-James deja a tu hermana que no es ninguna perra. –Gritó mi madre, a lo que no me paraba de reír. –Y tú Alex no llames a tu hermano simio retrasado, que lo escucho todo cariño. –Mi hermano sacó la lengua en señal de triunfo mientras me hacía el corte de mangas. Menos mal que se fue a su habitación y me dejó de molestar.

Mi amiga y yo nos preparamos y subí con ella en el coche. El camino fue bastante tranquilo. Pusimos la canción de Coldplay “A sky full of stars” y nos pasamos todo el camino cantando.

Al llegar me encontré a Jared en la entrada, al verme esbozó una sonrisa tímida y bajó la mirada al suelo. Mi amiga me pilló porque me puse roja y supo que ese era el chico que me tenía loca. Me miró con una cara de pervertida social y me pellizcó el brazo soltando a la vez una carcajada.

-Anda vete con tu príncipe azul.

-No porque con esa cara de caballo que tienes seguro que vas a decir algo. Te conozco. – Dije con mirada de no fiarme de ella ni en mis mejores sueños.

-Que no tía, venga que yo espero a Jacob que ya está de camino. El tío por no querer acompañarnos decidió bajar con su skate.

Me bajé del coche y me acerqué a Jared, me miró de arriba abajo y esbozó una sonrisa.

-¿Qué pasa? No me digas que se me ha olvidado ponerme el pantalón.

-No pasa nada, bueno, sí; que estás preciosa hoy. –Dijo soltando una risa.

Me dejó sin palabras, así que le di un pequeño puñetazo en su brazo, él solo puso cara de haberle hecho daño, pero se echó a reír otra vez. Sonó la campana y subimos las escaleras principales para entrar al instituto, detrás de mí pude ver a Adele y Jacob con la misma cara de pervertidos de antes, guiñando un ojo y con esa sonrisa pícara de siempre. En ese momento me recordaron a mi madre cuando ve que me acerco a un chico, así que me reí.

Los efectos del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora