"Érase una vez..." Se trata de la común frase que leemos al inicio de cualquier cuento.
No importa de qué cuento se tratase, empieza del mismo modo.-x-
-cuéntame otro cuento!- pidió la niña de cabello rosa y ojos verdes a su madre, insistía por quinta vez esperando conmoverle al menos un poco.
Pero como era de esperarse, eso no pasaría.
-Sakura, sé que no te gusta la oscuridad- mama tenía esa voz sería, Sakura resopló con resignación, sabía lo que diría -pero, debes aprender a dormir con la luz apagada, no voy a contarte diez veces el mismo cuento o llevarte a mi cama.
La puerta se cerró luego de eso. Y así estuvo con los ojos bien abiertos esperando a que algo pasara o simplemente sus ojos cedieran al cansancio."Érase una vez una niña que dormía plácidamente en su cama y luego un monstruo salía de debajo y se comía todo de ella, cada huesito, cada pedazo de carne hasta dejar nada, a la mañana siguiente su madre, aquella madre despiadada que subestimaba al monstruo comenzó a llorar arrepentida, tan arrepentida de haber dejado a su pequeña hija sola en la cama"
-Jajajaja- río sola pensando en su venganza y tras esa breve y tétrica historia se sintió más aliviada dispuesta a dormir.
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Cada mañana es hermosa, el sol brilla atraves de la ventana y baña con sus rayos la nariz y los párpados de Sakura... con esa luz no hay monstruo que puedan sobrevivir fuera de su escondite.
-estás contenta- y lista para ir a la escuela, Sakura era una niña muy hermosa con el cabello corto, por supuesto autosuficiente. Se había puesto un pequeño short y una playera, que su madre había dejado en su escritorio.
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-en la hoja, todos son amigos- dijo el profesor y extendió una gran manta en el suelo y allí tiro dos bolsas grandes de bloques.
-armen juntos la mejor aldea que nadie haya conocido.
Todos corrieron a tomar las fichas, sus ojos brillaban dilatados, ansiosos por tomar cada ficha y armar el mejor castillo y lugar.
Todos tenían sus propias ideas y pronto comenzaron a hacer realidad cada una de ellas.
No es que Sakura no supiera que armar, solo se tomaba su tiempo para buscar un lugar...
- Eres tonta, o que? Dame eso!
Construir un castillo con bloques resultó ser más difícil, cuando tu equipo no te presta ni un solo bloque.
-eres un estorbo- Sakura Miró aquel castillo edificarse, desde la base hasta la punta. Sin siquiera poder poner un solo bloque.
No es que fuera tonta. Nadie le prestaba ningún bloque.
"Érase una vez una niña que parecía niño. Y por esa razón nadie le quería"
Entonces fue en la esquina de aquel salón de juegos.
Mientras todos ayudaban en el mismo lugar. Descubrió que no era la única sin hacer nada.
Tenía el cabello negro, permanecía sentado en silencio, moviendo unas shuriken de platico entre sus manos. Unas de juguete. Lo hacía una y otra vez.
Aquel niño no pensaba en jugar. Ya lo había visto otras veces, actuaba siempre del mismo modo.
Y como cada vez que le miraba, despertaba en ella una absoluta curiosidad, así que permaneció atenta a él unos minutos.
El Niño de cabello negro, como es natural, al sentir aquella mirada, alzó su cabeza y prontos sus ojos se encontraro, sostuvo su mirada sobre aquellos jade.
Un calor comenzó a subir de las piernas hasta la cabeza, sus mejillas se tiñeron en un instante de color rojo.
El corazón de Sakura comenzó a bombear a prisa tan aprisa...
-Sasuke- interrumpió alguien por allí que observaba la escena, -no piensas jugar?
-hmp- ignoro El Niño sin soltar la vista de la pelirrosa.
Sakura agacho la cabeza apenada, musitó su nombre con suavidad, -Sasuke- "así que es así como el se llamaba", así conocía por primera vez el nombre de su compañero de escuela.Y Como es de esperarse los que no hacen nada obtienen castigo...
-los que no ayudaron a armar recogerán los bloques.
Sakura miró a Sasuke. Y agacho la cabeza avergonzada.
Se inco y comenzó a recoger cada bloque.
La puerta se cerró, Sasuke estaba a unos pasos frente a ella. Lo miro de reojo apenas la puerta se cerró, entonces Sakura pensó que lo haría sola.
Eso pensó.-érase una vez los demoledores de castillos- dijo Sasuke apenas estuvieron solos en aquel salón mientras los compañeros estaban en el recreo.
-demoledores?- Sakura estaba confundida y también sorprendida.
-si, los demoledores se encargan de romper los aburridos castillos que otros construyen.
Entonces Sasuke sacó su shuriken y la giro hasta derribar una torre.
-ohhhh- la torre cayó derrumbando un puente -jajajajaja.
Sakura dio un golpe justo en el centro del castillo.
-tienes una fuerza descomunal- añadió El Niño con una sonrisa.
Una hermosa sonrisa que se imprimió en lo más profundo del corazón de Sakura.
"Sasuke Uchiha es genial"
-jajajajaja- ella también sabía reír. También lo hacía aunque nunca en la escuela. Esta vez sonreía para Sasuke.
-"Los demoledores se encargaron de esa aburrida ciudad"
-"Eran unos gigantes?"
-"Eran unos ninjas gigantes y demoledores"
-"y que tal comedores de bloques?!"
-Jajajaja "y también jugaban bolas de nieve"
-Jajajaja bolas de nieve? ... AuHHH!!
-Jajajaja jajajjaa
-ya veras! Shanaroooo!!
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Así que como cada noche, después del cuento de los conejos, mamá pensaba que su hija haría el mismo berrinche de siempre. Pero, no fue así.
-hey no me vas a pedir un cuento para dormir o que?
-no hoy no- dijo Sakura bostezando con la carita de sueño y volteándose sobre su cama.
Su madre salió extrañada del cuarto.
No había cuento que pudiera contar Mama que fuera mejor que el que ella se sabía.
"Érase una vez el príncipe Sasuke que aún en la distancia, podría rescatar a la pequeña princesa Sakura, incluso de todos los monstruos del mundo, también de aquellos que yacían bajo su cama, solo bastaba cerrar sus ojos y sostenerlo en su pensamiento, era una magia, una luz tan cegadora que aquellos horribles y despreciables seres desaparecían al instante, era la luz de su sonrisa..."Cuéntame un cuento!.... El cuento se llama "Sasuke y Sakura"
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Mes Sasusaku
RandomColección de drables y once shots sasusaku por el mes sasusaku 😍 Para fans del sasusaku de una fan. Gracias kishimoto por darnos esta hermosa pareja. Los personajes no me pertenecen son del gran maestro masashi kishimoto. Esta historia es mía sin...