Capitulo 12: Adiós.

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SOPHIE

Habían pasado mas de 12 horas, y Pheobe seguía sin moverse, respiraba, pero no se movía, no abría los ojos, ni se mordía los labios como siempre hace.
Todavía no se que coño ha ocurrido, solo se que Alex me llamo gritando, diciendo que había pasado algo horrible, y que mi amiga estaba en una ambulancia inconsciente.

En ese momento vi mi mundo caerse en mil pedazos.

Llevo unas 2 horas dándole vueltas al café con leche que tengo en la mano, y cada 5 minutos miro a la camilla de Pheobe, con la esperanza de verla sonriendo mientras me mira con esa cara de pervertida que solo sabe poner ella.
Su madre se ha pasado literalmente todo el tiempo llorando, con la mirada perdida, y los ojos hinchados.
Tuvo que ir a recoger a su hijo a casa de Pheobe y llevarlo con sus abuelos, el pobre niño seguía tranquilo esperandola, viendo la televisión, con un cola-cao que le había preparado para cuando ella llegase.
No le han contado nada, y casi que mejor, bastante tiene Maggie con tener a su hija en el hospital.

—Maggie, por que no te vas a descansar unas horas? Yo cuidare de su hija, vaya a casa y descanse, vaya a tranquilizar a su hijo pequeño, Nick no es tonto, estoy segura de que sabe que algo ha pasado.— digo en voz baja mientras la abrazo intentando que se relaje.

—Esta bien Sophie, la dejo contigo, por favor, cuidamela, si hay algún problema no dudes en llamarme, tendré el móvil a mano.
Se que la quieres, y aunque no se muy bien que os traéis entre manos tu y mi hija, cuando llega a casa después de haberte visto, va con una sonrisa de oreja a oreja, se tropieza con las cosas, canta a todo pulmón en la ducha.— comenta risueña. —... Solo te pido, que si mi pequeña despierta, no le hagas daño. He visto con que intensidad habla de ti, y como te mira. He observado con cuanta rabia y dolor habla de tu novio. Nunca la he visto tan enamorada.— concluye mientras me mira directamente a los ojos.

—No se que decirle... Todavía no se que hay entre nosotras, menos todavía lo que pasara, pero se que la quiero, es mi mejor amiga, solo quiero verla reir, y sobre todo, verla despierta.— dirijo mi mirada hacia la camilla donde duerme Pheobe.

Maggie se fue, dejándome a solas con ella, me acerque lentamente, y la observe dormir, su piel se veía aun mas blanca de lo que ya es, y sus pestañas formaban algo de sombra sobre sus ojeras.
Ella era tan jodidamente bonita.
Me moría de ganas de poder besar sus labios y abrazarla, o incluso de hacerla mía.
Como ya hice en el hotel.
Me hizo reír tanto cuando fui a la playa sin la parte de arriba, y ella se puso celosa y me metió al agua, y dentro del agua, se divirtió llenando mi piel de chupetones.

-Mi Pheobe, estas loca, como te amo, y tu no lo sabes... Tu no sabes que yo he cometido el mayor error del mundo al quedarme embarazada de Alex, ni que no quiero tenerlo, que para mi , tu eres todo, y yo sin ti, no quiero absolutamente nada.
Que me importa una mierda el, y que a pesar de que adoro a los bebes, me acabo de enterar de esto, y no quiero tenerlo, no puedo tenerlo.
No quise tener relaciones con el, yo no quise, y yo solo quiero huir contigo, porque te amo mi pequeña patosa.- lloré desconsoladamente, sacando todo lo que no me atreví a decirle cuando estaba despierta.

El corazón me dio un vuelco, un escalofrío recorrió toda mi columna vertebral, cuando escuche unos pasos justo detrás de mi, sabiendo quien era, su olor a tabaco y ese perfume dulce lo delataba.
El ha escuchado todo, y sentí pánico, porque se que he invocado al puto demonio.

- Estas embarazada?- susurro con una risa asquerosa en sus labios.

- Lo mejor es que te sorprendes, y yo que te creía mas listo. Te dije que no quería tener relaciones, y menos sin preservativo, pero tu eres gilipollas, y crees que cuando quieres algo, lo tienes que tener a la voz de ya.- grite con odio.

- Nadie, escuchame bien, llorica de mierda, nadie, va a saber que estas embarazada, todavía menos, que tu no quisiste. Ahora despidete de tu amiga la lesbiana, nos vamos para siempre, no vais a reíros mas de mi .- agarro mi cara con fuerza obligándome a mirarlo.

Empecé a hiperventilar, no podía ser cierto, este subnormal no podía estar tan mal de la cabeza, tiene que ser una broma de mal gusto, tengo tanto miedo.
Miro de reojo a Pheobe, sigue completamente dormida, lleva mas de 24 horas y no despierta, y eso no hace mas que alarmarme.

—Deja de mirarla, esta ahi porque ella misma se lo ha buscado, vacilandome y riendose en mi cara, llevandote con ella por ahi. Los problemas se los ha buscado ella sola. Ahora vamos a tu casa, coge tus cosas, ya he hablado con tu madre y le he contado un cuento, el cuento de que te vas conmigo a pasar unas vacaciones de 1 año, aunque visto lo visto, van a durar bastante mas, quizás sean eternas,
Nos vamos a Nueva York, para siempre.— sonríe maliciosamente.

—No te lo crees ni tu, Alex, soñar es precioso, y gratis, pero no haré eso. Y si me sigues tocando los huevos, iré directamente a la policia. Ahora, sueltame, y vete de aquí. VETE! No quiero ni verte, pedazo de hijo de...— sentí ardor en mi mejilla de golpe.

Me había cruzado la cara, tenia sangre en los labios, y el en vez de preocuparse, me miraba con violencia.

Salimos del hospital, mande un mensaje a Maggie explicándole que tuve que marcharme, y que fuese a cuidar de Pheobe.
Pero ya no tenia móvil, Alex me lo había tirado por la ventanilla del coche. No habia forma de escapar de esto. Si contaba algo, me mataría.
No tenia por ahora escapatoria.

—Sube, tienes 10 minutos, dile adiós a tu madre, coge lo mas importante, y baja, ya!—gritaba nervioso.

Con todo el cuerpo temblando, queriendo morirme, y tiritando del miedo, abrí la puerta de casa, y me lance a los brazos de mi madre. Mi pobre madre no se imaginaba que me iba a marchar con un monstruo. Y tampoco podía ponerla en peligro a ella.

—Mamá, me tengo que ir, no olvides que te amo, ya hablaremos mas sobre esto, me comprare otro movil, no le cuentes nada sobre mi a Alex. No te asustes ahora, pero no confíes jamas en el. Toma esto, es una carta, necesito que se la des a Maggie, y que ella se la de a Pheobe cuando despierte, si acaso despierta...- susurro mientras seco una lagrima rebelde.

—Hija mía, que esta pasando? dímelo por favor, no estas bien, tienes sangre en el labio, que pone en esta carta?— me preguntaba con ansias.

—Mami, no hay tiempo, haz lo que te he pedido, te llamare en cuanto pueda.— la abrace con todas mis fuerzas besando su frente.

Una vez subí al coche, me guarde corriendo el dinero que me dio mi madre, y actue con normalidad.

—Has tardado. Nos vamos ya mismo a por el avión, no te quiero en la misma ciudad que esa zorra que esta en coma gracias a mi coche.— sonrió victorioso.

—Eres un hijo de puta, sabia que tu fuiste el responsable de su accidente, haré que te pudras en la cárcel.— escupi con dolor.

Mi Pheobe, tienes que despertar, vamos a largarnos, esto no puede ser así para ninguna de las dos. Nosotras dos solo podemos estar juntas.
No hay otra forma.

Para otra vida ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora