Ella era el plan, su objetivo era conquistar los corazones de los Mikaelson que aún no superaban la muerte de la reina. Grace, que era más que una simple arma, iba junto con la Trinidad a derrocar a la jerarquía que llevaba un milenio en funcionamie...
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CHAPTER TWENTY-SEVEN | SO: SEE YOU SOON
Grace no sabía nada en aquel momento. No tenía idea de lo que había ocurrido. No se imaginaba nada. Tras despedirse de Camille había estado absorta de lo que podía ocurrir, incluso tras esas tres llamadas no contestadas no pudo deducir mal ninguno. Creyó que podía estar dormida y por eso no escuchar su teléfono. Pobre incrédula. Con todo lo que estaba sucediendo no pudo ni por un momento temer algo inevitable, un camino hacia el que caminaba sin darse cuenta a medida que subía los peldaños del apartamento de Camille O'Connell.
Atravesó el rellano para detenerse en la puerta y llamar, pero esta estaba abierta.
«Que extraño», pensó en ese momento.
Con cuidado abrió lentamente la puerta y a medida que lo hacía empezaba a divisar cosas por el suelo. Trastos. Platos. Marcos de fotografía. Vasijas. Cristales. Todos esparcidos por el piso y hecho añicos en frente de ella.
－¿Camille? － llamó en un intento de que le respondiera. Trataba de mantener la calma porque ya pensaba lo peor, pero no tanto.－ ¿Camille? － Volvió a llamarla, pero el que respondió fue otra persona.
－Tu amiga Cami se ha ido justo hace un rato －le dijo Lucien, tranquilo y con su aire burlesco espaldas a ella apagando el fogón. Cuando se volteó lo hizo con una taza de té en su mano atravesando los objetos rotos, para finalmente agarrarle por la cintura, atraerla y besarla apasionadamente. Uno de esos besos que consumen todo el oxígeno de tus pulmones y que te dejan aturdida, pero en ella no consiguió ese último efecto.
Grace Collingwood, la mujer que decía saber que haría siempre posteriormente Lucien Castle no supo deducir lo que había ocurrido en ese apartamento. Desconfiaba de su pareja y así se quedó ella mirándolo, estática, desde su sitio mientras que él caminaba libremente.
－Qué bien que estés aquí, así podemos dar el siguiente paso juntos, cariño, aunque llegas tarde para el anterior.
Había leído su carta, lo sabía y él se lo acaba de decir, de cierta manera, lo que significaba que también había visto el vídeo ya que sin verlo no sabría del lugar de su carta. Entonces recordó lo que dijo Klaus en casa cuando Aurora lo torturaba, y sin saberlo cómo ella se encontraba corriendo hacia sus brazos. Tenía que consolarlo. Había descubierto que la mujer a la que le daría el mundo no era más que una falsa, y al mismo tiempo descubre que solo hay una por la que vale la pena darle todo: y esa era Grace. Había estado a su lado, había logrado de cierta manera llegar hasta lo más hondo de él de tal modo que no podían separarse, y ella, había sido la más fiel de todas. Decía amarlo, y lo hacía. Decía serle fiel, y lo era. Decía que no lo iba a dejar, y allí estaba ella aún sin saber la verdad.
Lucien no desaprovechó esa oportunidad. Dejó sobre la estantería su taza para atraer a la bruja hacia él. Y ese era el problema de Grace. Pasase lo que pasase ella siempre estaría tras suyo, ni aunque le quitase la única amiga que tenía, incidente que estaba a punto de descubrir.
