07 back door man

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Hey, all you people that tryin' to sleep. I'm out to make it with my midnight dream, yeah...

La abstinencia es una cosa, el cigarrillo cantando a coro con Morrison es otra. Frank suspira y suspira, es el único de sus vicios incapaz de matarlo. Mientras el Rey Lagarto canta: "I eat more chicken that any man ever seen, yeah, yeah, yeah...", el portero del hotel Bella Muerte no puede dejar de divagar en su mundo de posibilidades: ¿Jack lo ha visto drogado?, ¿Gerard es real?, ¿lo besaría?, ¿Morrison se suicidó o lo fingió?, ¿y si fue su novia Pamela?... ¿por qué no estoy consumiendo? Frank está tan enfrascado en su malestar que sólo puede ver el tabaco consumiéndose entre sus dedos, ignora todo a su alrededor, desde el elevador abriéndose hasta el Audi rojo aparcado en el estacionamiento.

The man don't know, but the little girl, understand...

—Esto parece cantina con ese loco cantando así. — Frank alza la mirada, frunciendo las cejas cuando ve a Gerard recargarse en el mostrador.

— ¿Qué haces aquí?— murmura, con la voz completamente ronca.

—Llevo hospedado aquí desde anoche, te salvé de que te pillaran esta mañana... ¿Seguro que consumir tanta porquería no te deja alzhéimer?— Frank suelta una débil risita, está cansadísimo, pero no siente ganas de dormir.

—Creí que te habías ido después de dejarme en la parada del autobús. — Gerard le quita el cigarrillo, dándole una calada.

—Nah, no le encontré caso, además, Betty cocina delicioso— el tatuado suelta una risita, tallando uno de sus ojos.

—Betty es una cocinera genial— murmura, quitando su mano de la cara, entonces se topa con la esmeralda mirada de Gerard.

—Mientras estabas drogado, dijiste algunas... cosas— Frank frunce las cejas, sonrojándose apenas si se recuerda a sí mismo tomando el rostro de Gerard y pidiéndole que follaran.

—Oh, mierda, yo... no quería... eso... yo...

— ¿Cómo van esos rasguños?

— ¿Qué?

—Los rasguños, ¿qué tal?— el drogadicto abre la boca para replicar sobre lo de follar duro, pero logra pensarlo dos veces, antes de llevar una mano a rozar las heridas que se ha hecho en el rostro.

—Bien; yo... me las hago todo el tiempo. — baja la mirada, Gerard le toma el mentón, levantándola de nuevo.

— ¿Hace cuánto comenzaste a consumir de esas?— el tatuado aprieta los labios, separándose.

—No te importa, ¿a todo esto no deberías estar cogiendo con alguna chica allá arriba?— se vuelve al estante de las llaves, sintiendo el dolor de cabeza matarle. Gerard en tanto apaga el cigarrillo, la colilla ríe, se tropieza con el aire y cae al suelo.

—Hoy no pensaba cogerme a nadie— Frank frunce el entrecejo, volteando a ver al pelirrojo.

— ¿Y entonces qué mierda haces aquí?

—Hoy voy a pasar la noche contigo, dormí toda la tarde, no lo sé, tengo curiosidad de lo que ves por las noches.

—Muchas veces sólo me veo a mí drogado— Gerard suelta una risita, saltando la barra para quedar en el mismo espacio de Frank.

—Es un hotel de carretera, debes ver cosas más interesantes. — el tatuado ve a Gerard sentarse en la única silla, luce fantástico con aquella chaqueta de mezclilla y pantalones ajustados.

—Bueno, la política de Jack es: Haz y trae lo que quieras, pero si llega la policía, no te hospedaste en este hotel.

—Supongo que esa aplica para ti también. — Frank asiente, pegándose a la pared, Gerard nota la actitud defensiva, se levanta de la silla. — ¿Y qué más?

hotel bella muerte |frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora