ESTÁTICA

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Las siguientes horas fueron borrosas.

Lucius sintió que el hechizo se levantó como una pesada manta. Echó un vistazo al tembloroso y ensangrentado cuerpo de Hermione, envuelto sólo en una toalla en el regazo de Draco, y decidió ser útil, mientras que Draco la tranquilizaba. Tanto él como su hijo habían escuchado sus gritos desde la habitación de invitados, atrapados sin poder hacer nada en el sofá mientras el hechizo los inmovilizaba. Ahora el intruso era el que gritaba, y Lucius planeaba investigar. Además, Hermione y Draco necesitaban claramente un momento a solas. Solo los dioses sabían lo que le había sucedido en esa habitación. Cogió la varita de Wolf de la mesa de café y se dirigió hacia los alaridos del hombre.

Abrió la puerta con una elegante gracia.

Wolf parecía que estaba teniendo un ataque, y Lucius lo miró con una expresión de falsa calma. Lo que él quería hacer era lanzar un rápido Avada y luego incinerar el cuerpo. Podía haberle tomado a Lucius algún tiempo ceder a la idea de que su hijo esté con una nacida de muggle­s, pero ahora que él lo había aceptado, estaba bastante abierto a la debilidad de Draco por Hermione. Este hombre, esta cosa que se retorcía en el suelo, casi había terminado con la vida de ella. Él pudo haberla violado. Lucius podía ver su ropa esparcida por la habitación, su sangre salpicada en la pared. Había oído sus gritos. Su mandíbula se apretó por la rabia. Esta pobre excusa de hombre nunca debería haberla tocado. No tenía idea en lo que se estaba metiendo. Los Malfoy se preocupaban por los suyos, al igual que Hermione se preocupaba por ellos.

Wolf continuó convulsionando. Lucius sonrió a la elección de arma que tuvo Hermione, mirando a la cubeta volcada. Él no podría haber pensado en algo más terrible si lo hubiera intentado. Ella trabajaba bien bajo presión, pensó. Chica inteligente.

¿Pero, qué hacer con esta escoria delante de él? Había muchas maneras de disponer de un cuerpo, y Lucius estaba fuera de práctica. Seguramente Hermione no se resentiría con él por esta pequeña oportunidad. ¿Una oportunidad para poner al día sus habilidades? Dio unos golpecitos en sus labios con su dedo, pensativo mientras Wolf gemía de dolor. Lucius sabía que era experto en traer miseria a los demás, y anhelaba poner en uso su talento. Era una de las únicas razones que lo habían hecho un buen mortífago, después de todo. Tenía una gran imaginación a la hora de causar angustia a alguien más.

La dulce voz de Hermione se hizo eco en sus oídos, y Lucius dejó escapar un suspiro de frustración. Maldita sea. Sabía que ella no querría que él matara a Wolf, tanto porque Wolf era su amigo bajo la influencia de un hechizo, y porque ella no querría que Lucius se metiera en aún más problemas. Lucius frunció el ceño con molestia. Qué lástima. Él quería calmar su enojo con este hombre. Quería hacerlo sufrir por herir a Hermione. Pero el hombre estaba claramente ya sufriendo, y muy bien podía morir de dolor antes de que llegara la Orden. Por desgracia, eso tendría que ser suficiente.

Esa chica era una mala influencia para él.

Con una fuerte patada en las costillas de Wolf, y una crisis de satisfacción tras el impacto, Lucius volvió a salir de la habitación y cerró la puerta tras de sí.

Fue recibido con la visión desgarradora de Hermione acurrucada en el regazo de su hijo. Draco estaba claramente en estado de shock, sosteniéndola con fuerza y meciéndola mientras murmuraba palabras tranquilizadoras a ella. Lucius se acercó con cuidado, sabiendo que sería mejor para Hermione si ellos arreglaban algunas cosas antes de que la casa esté llena de miembros asustados de la Orden.

Se arrodilló frente a ella y le dio una mirada tranquilizadora a su hijo. Tenía que actuar con rapidez antes de que Draco volviera en sí y decidiera realizar una masacre desenfrenada. Conocía bien a su hijo, solo era cuestión de minutos, si era el caso, antes de que Draco tratara de despedazar a Wolf con sus propias manos.