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Lucius miró a su hijo con el corazón roto, sollozando en sus manos mientras agarraba su varita. Cogió su propia varita en alto, por fin reunido con ella después de tanto tiempo. Había soñado con este momento durante meses, pero este era un reencuentro agridulce. La varita apareció porque Hermione estaba en grave peligro, o tal vez peor. Era una terrible manera de conseguir devuelta su magia.

Draco sollozó de nuevo, todo su cuerpo temblaba.

Lucius recordó cómo su corazón se había roto en pedazos cuando Narcissa fue asesinada, y él tomó una decisión. Nadie debería quedarse sentado sin poder hacer nada mientras sus seres amados morían. Además, algo se le ocurrió ahora que recordaba la conexión mágica de Hermione con la casa.

—Muy bien, hijo, vamos a ir por ella.

Los sollozos de Draco desaceleraron hasta simplemente quedar sin aliento.

—¿Qué? —dijo él.

—Vamos por ella. No creo que esté muerta, creo que la casa hubiera reaccionado dado que está unido a ella por la sangre. Sólo es una teoría, por supuesto, pero dudo que me equivoque, dada la reacción que tuvo al estar unida a nosotros. Si no está muerta, eso significa que está gravemente herida en alguna parte. Así que vamos a ir por ella. —Se puso de pie para dar a su declaración un aire de irrevocabilidad. Su hijo necesitaba un líder confiable en este momento, y él podía jugar bien esa parte.

Draco lo miró fijamente, con el rostro húmedo y rojo, con los ojos inyectados de sangre e irritados.

—Estás muy serio sobre esto —dijo Draco asombrado.

Lucius asintió.

—¿Honestamente crees que esté viva?

Lucius asintió de nuevo. Se dio cuenta que su hijo estaba luchando con la idea de tener esperanza cuando sólo podrían encontrar su cadáver al final de su misión. Vio a Draco temblar ligeramente, probablemente imaginando sólo eso, y luego apretó los dientes en un familiar gesto de ira obstinada.

—Bien. Está bien. Vamos.

Una sonrisa orgullosa tomó control de las facciones de Lucius, pero fue reemplazada rápidamente con una mirada de disculpa.

—Me temo que no tengo ni un plan, hijo, pero si la batalla se está llevando a cabo en la mansión, tenemos la ventaja de conocer nuestros territorios mejor que nadie allí.

—Bien —dijo Draco poniéndose de pie y asumiendo una mirada de confiada determinación. Era más fácil actuar que llorar—. Eso está bien. Podemos improvisar. Debemos disfrazarnos también. Somos esencialmente un objetivo de ambos bandos, menos de los pocos miembros del Cuartel que saben lo que está pasando.

Apuntó con su varita a la cara de su padre, el fantasma de una sonrisa pintó sus labios. Lucius se sintió aliviado al ver que su hijo estaba reaccionando bien a su sugerencia. Es increíble lo que un poco de esperanza podía hacer. —¿Cómo quieres lucir, padre?

—Sorpréndeme —dijo Lucius secamente. En realidad no disfrutaba de tener una varita apuntando a su cara, incluso si la persona en el otro extremo era su hijo.

Sintió una oleada fresca de lavado mágico sobre él y con cuidado tocó su rostro.

—¿Una barba? —dijo Lucius y Draco asintió. Sus manos fueron hasta la cabeza—¿Cabello corto? —se burló.

—¿Estás sorprendido? —dijo Draco todavía con la sonrisa pequeña.

Lucius entrecerró los ojos y apuntó con su varita a su hijo. Con una floritura, Draco ahora tenía el pelo largo de color marrón claro y una barba corta.

ESTÁTICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora