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Hermione salió de la red flu a las 6 pm en punto con un brillo en sus ojos.

Draco arqueó una ceja en cuanto la vio. No la había visto tan animada desde la escuela. —¿Por qué luces tan complacida Granger?

—Tuve una epifanía —dijo sentándose a su lado en el sofá—. Si le hiciera un arreglo a una poción y luego hiciera el tratamiento dos veces al día en lugar de uno, probablemente podríamos sacar el resto de la maldición de tu cuerpo en una semana. Las sesiones serían un poco más largas, pero creo que podría funcionar.

Él trató de ocultar su decepción ante las noticias. ¿Sólo una semana más de tratamientos? —Eso es genial —dijo inexpresivo—. No puedo decir que extrañaré la sensación de estar quemándome. Pero extrañaré tus manos.

—Excelente —dijo ella con una sonrisa —. ¿Lo intentamos ahora?

Draco asintió y se recostó en el sofá, tirando su camisa. Le parecía divertido lo cómodo que era hacer esto ahora, teniendo en cuenta lo íntimo le había parecido meses antes. Hermione entró en la habitación donde guardaba sus pociones y regresó con los brazos llenos. Las colocó en la mesa de centro, y empezó a mezclar los ingredientes con facilidad. Draco la observó mientras ella trabajaba, admirando la forma en que sus caprichosos rizos caían sobre sus ojos. Después de la cuarta vez que un rizo errante bloqueó su visión, él extendió la mano y lo colocó detrás de su oreja.

Ella hizo una pausa en su mezcla y lo miró. Ninguno de los dos se movió por un momento.

Luego ella se aclaró la garganta y continuó mezclando como si nada hubiera sucedido. Draco dejó escapar un suspiro nervioso—había actuado sin pensar. Dioses, estaba contento de que ella lo tomó con calma. Fue sorprendentemente fácil ser amable con ella, pero las acciones íntimas como esa eran un desliz. Ya estaba lo suficientemente preocupado acerca de mantener su palabra hacia su padre... Esto tenía que permanecer como algo platónico. No podía tener un futuro con ella, y realmente, ella no había dado ningún indicio de que incluso tal cosa le interesara.

Eso era generalmente cierto para él también, excepto cuando ella lo tocaba. Cuando su piel se encontraba con la suya, comenzaba a preguntarse si tal vez él estaba un poco más involucrado de lo que debería estar.

De repente, sintió la poción siendo extendida sobre su pecho y sus pequeñas manos colocándose en posición.

—Tomará un poco más de tiempo, voy a probar en un par de nuevas áreas para ver si conseguimos mejores resultados —dijo ella.

Él asintió con la cabeza y trató de alejar los pensamientos inapropiados de su cabeza.

Al presionar en su pecho, comenzó el hechizo. Después de un tiempo, sus manos se deslizaron hacia abajo, desde el pecho a sus costillas. Él contuvo el aliento mientras ella continuaba el encantamiento. Pasaron los minutos, y se concentró febrilmente en todo... especialmente la sensación de sus dedos.

Sus manos se deslizaron hasta su estómago, y casi perdió la concentración.

Ella nunca me tocará de nuevo si me caliento por esto. Concéntrate, Draco... concéntrate...

Hermione deslizó sus manos desde su estómago de nuevo hacia su pecho, como si estuviera empujando fuera de él la maldición.

Perdió la noción del tiempo, y solo se dio cuenta de que había terminado cuando ella retiró sus manos de encima. La oyó dejó escapar un suspiro tembloroso. Ella no estaba afectada por el tratamiento también... ¿no?

ESTÁTICADonde viven las historias. Descúbrelo ahora