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Capítulo 7

La llegada de Millicent una semana antes de Navidad fue demasiado grata. Me había avisado de su aparición una noche antes, así que no me fue difícil ir por ella al centro de trasladores del ministerio, donde salimos media hora después, cuando declaró que simplemente se quedaría por tres semanas de vacaciones.

Había solicitado el mismo servicio de auto que Draco usó a mi llegada, para que ella pudiera ver la ciudad, al igual que yo, y además de que no me era grato usar la aparición a mis tres meses de embarazo y el traslador me provocaría terribles mareos.

Cuando llegamos al departamento la guíe inmediatamente a la habitación de Draco y Astoria, sabiendo que se sentiría incomoda usando el de los señores Malfoy, aun así, ella dijo que de igual modo era incómodo. Reí un poco y la abracé de nuevo, sintiéndome demasiado bien al tenerla ahí conmigo. Su presencia me tranquilizaba, me daba paz, pues ver sus palabras llenas de esperanza escritas no era suficiente, necesitaba tenerla ahí conmigo.

Tenía una sed demasiado grande de contacto humano, estar en cercanía con otras personas, que hasta me daría vergüenza decirlo en voz alta. Llevaba más de dos meses sola, sin hablar más que con Ryan y eso era exclusivamente de trabajo y con mis amigos por medio de cartas, pero extrañaba tener conversaciones reales. Quizá era por el embarazo, había leído que las hormonas provocaban que las mujeres se pusieran más sensibles de lo normal, y era claro que yo estaba pasando por eso, y no podía evitar pensar cuando Draco se quejaba que Astoria lloraba por casi todo y se enojaba muy seguido con él.

Ese pensamiento me hacía sentir miserable. Yo no tenía a nadie que me consolara o me cuidara como Draco hacia como Astoria, o Theo hizo con Daphne. Yo estaba sola y Harry estaba tan lejos y sin saber nada.

Pero aquí estaba Millicent, y era seguro que todavía no se diera cuenta, pues mi vientre no había cambiado nada aún. Según Astoria ella ya estaba hecha un globo a sus siete meses de embarazo. Me daba alegría que mi bebé tendría un compañero de juegos, pues Scorpius sólo sería mayor que él por cuatro meses, e irían juntos a Hogwarts y estaba segura de que quedarían en la misma casa, si es que los genes Potter no ganaban, y aunque lo hicieran, mi presencia sería más poderosa, pues crecería como todo un sangre pura, excepto por esas ideas tan raras y macabras que mis padres me metieron a mí.

Cuando Millicent dejó su ropa en su sitio, la llevé al comedor, donde ya tenía un gran desayuno preparado para ella, todo lo que había pedido al restaurante del hotel.

—¿Y cómo has estado, Pansy? —preguntó, mientras tomaba los tenedores.

—Mejor que aun principio —dije suspirando. Ella me miró de reojo y apretó los labios, como si no quisiera hablar de algo inapropiado— Todo aquí es bueno. Me va bien.

—Sabes que no es eso lo que quiero que me cuentes —apuntó ella, y pasó sus dedos por su labio inferior, una señal de que estaba algo frustrada— Aun no puedo creer que Harry haya hecho eso, Pansy.

—Lo hizo...

—No estoy dudando de lo que viste. Lo amas demasiado como para inventarte una excusa e irte de su lado —agregó con calma. Arrugó el ceño, y se formó una pequeña arruga en su frente— Es solo que Harry no es de esos hombres, o al menos nunca me lo pareció.

—A mí mucho menos. Creí que con él me había encontrado el caldero lleno de oro del otro lado del arcoíris, pero no —suspiré y me aguante las ganas de pasarme los dedos por las comisura de los ojos, aunque estaba segura que estaban muy húmedos en realidad— Y sabes, no es lo que hizo lo que me enoja en sí, es todo lo que conlleva la acción: el que lo haya hecho en un lugar donde yo o cualquiera pudiera verlo, que haya sido la idiota de su ex cuando me juró que ya no sentía nada por ella y que me amaba a mí tan sólo, el que no tuviera el valor para confesármelo, se quedó callado, como si no hubiera hecho nada y entonces me puse a pensar que tal vez no era la primera vez que me engañaba con ella o con cualquier otra.

Amores dormidos | HansyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora