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Capítulo 19

Pansy desapareció entre las llamas, escuchando su voz gritar Malfoy Manor con fuerza. Su mirada divertida y su sonrisa cruel me dieron la respuesta a toda su charla antes de irse. Ella deseaba incomodarnos, crear un problema, que no me quedara tan campante en su casa. También podría ser para que ellos me culparan a mí y no la miraran como la mala, aunque esto último le encantaba, saberse malvada a boca de los demás. Era como su satisfacción personal.

Me enfurecieron sus palabras, el tono de su voz, su gesto y su mirada. Ya le había dicho hasta el cansancio que no tenía nada que ver con Ginny, que no pensaba abandonarla, que la amaba demasiado como para hacerlo a pesar de su aparente odio, pero aun así hizo sonar todo como si yo estuviera a punto de irme a vivir con la pelirroja.

Miré el rostro de Hermione, que tenía la boca ligeramente abierta y me miraba con confusión, demandando una respuesta inmediata. Ronald era otro que estaba rojo de enojo y seguía mirando la chimenea como si deseara ir por Pansy para pedirle que diera una explicación y desmintiera lo que había dicho de su hermana. Yo no les había dicho nada, absolutamente nada al enterarme de la verdadera razón por la que Pansy se había ido. No era algo que podía hacer fácilmente en una carta, y esto me lo merecía, con Pansy había demostrado: mis amigos la odiaban, pero a mí igual deberían culparme por lo que sufrí todo este tiempo.

—Nos vas a explicar, Harry —dijo Hermione. No preguntando, sino dando una orden.

—¿Qué nos va a explicar, Hermione? ¡Es obvio que no son más que mentiras de esa víbora! —gritó indignado Ron.

Miré a Hazpin aparecer delante de Ron, luciendo extremadamente molesto. Su pequeño cuerpo estaba rígido y su mirada parecía que echaba fuego. Hasta Hermione parecía sorprendida por la inusual postura del elfo.

—¡Nadie insulta a la ama de la casa, y menos cuando ella no puede defenderse, porque está ausente! —reclamó levantando un dedo hacia Ron.

Estaba seguro de que Hazpin lo mandaría al otro lado de la sala, si es que Ron no llevara a su hija en brazos y Hazpin no lo dañaría con un niño mago de por medio.

—Calma, Hazpin, él no volverá a insultar a tu ama. De eso me encargo yo —declaré.

—Si Hazpin vuelve a escuchar un insulto más hacia la ama Parkinson o hacia la amita Annie, Hazpin sacara al mago pelirrojo de esta casa para siempre —dijo con firmeza y desapareció.

—Pero ¿qué le pasa a ese elfo? —dijo Ron indignadamente.

—Es el elfo de Pansy —suspiré— Mejor no digas nada más, tal vez decida envenenar tu comida. Tomemos asiento —pedí.

Ellos lo hicieron y me miraron esperando una explicación. Era justo, me lo merecía y si después de lo que dijera se enojaban, igual sería merecedor de eso. Ellos me habían visto sufrir, llorar y tomar por el abandono de mi esposa y muy en el fondo la culpaban y más al saber que Annie existía y había decidido ocultarla, pero yo nunca les dije lo que había hecho aquella tarde en la casa de los Weasley, simplemente porque di por hecho que esa no era la causa para que Pansy se fuera.

—Lo que dijo Pansy no es mentira, aunque tampoco es completamente verdad —dije.

—¿Engañaste a Pansy? ¿Con Ginny? ¿No que la amabas, Harry? —cuestionó Hermione con las mejillas rojas de molestia.

—Y la amo, Hermione —aclaré con fuerzas.

—¿Pero la engañaste con mi hermana? ¡No puedo creer que tú y Ginny hicieran eso! —exclamó Ron al saber que si era verdad lo que había dicho Pansy.

Amores dormidos | HansyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora