"No me comprendo"

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–Sarada –escuchó la voz de su madre y luego vio como esta abría la puerta.

–¿Sí, mamá?

–Te tengo una buena noticia –sonrió–, adivina.

–No tengo la menor idea.

–Oh vamos –la pelirosa frunció el ceño–, al menos trata de adivinar.

–¿Tuviste una operación interesante hoy? –Sakura negó.

–No son tan buenas noticias –rió–. En realidad, son noticias para ti.

–¿Para mí? –asintió– y ¿qué es?

–Hoy llamaron al número de la casa y dijeron que tu licencia de manejo está lista y puedes pasar por ella.

–¿De verdad? –preguntó Sarada con una clara emoción en la voz.

–Sí, ya hablé con tu padre sobre eso y dijo que te prestaría uno de los autos mientras compramos uno para ti.

–No es necesario que compren un auto si ya tenemos otro.

–Esos autos ya llevan varios años y a veces no se usan, así que no sabemos si te lleguen a dar problemas y no creo que sepas si quiera cambiar un neumático ¿o sí? –Sakura enarcó una ceja de forma juguetona, Sarada sonrió y negó.

–Solo sé conducir –Sakura soltó una carcajada.

–Bien cariño, te dejo porque tengo que ir a atender algunos asuntos –se acercó a su hija y le dio un beso en la frente–, vuelvo antes de la cena.

Sakura salió de la habitación dejando a Sarada sola de nuevo. La pelinegra soltó un suspiro y cerró su carpeta, ya había terminado con sus tareas de ese día y estudiado lo suficiente por el momento, quería tomar un descanso así que guardó sus cosas y sacó ropa limpia de su buró para poder tomar una ducha.

El agua cayendo sobre su cuerpo la hacía soltar suspiros de pura relajación, cuando tenía un día con actividades pesadas o tareas y estudios de largas horas lo mejor que podía hacer para sentirse rehabilitada era tomar un buen baño. Todo el estrés, el cansancio y los malestares siempre parecían resbalarse e irse junto con el agua que caía al suelo. Sarada no era amante de hacer horas y horas de esfuerzos para todo y todos los días, pero definitivamente los baños que más le gustaban eran esos, se sentían mejor que una ducha en un día tranquilo.

Después de ya haberse sentido lo suficientemente relajada decidió que era hora de salir, tomó una toalla y comenzó a secarse el cuerpo y amarró una en su cabello para secarlo, comenzó a vestirse y salió del baño mientras retiraba la otra toalla de su cabeza para luego tomar el cepillo y comenzar a desenredar su cabello. Unos minutos después estaba recostada sobre su cama mensajeando con sus amigas, no supo cuánto tiempo pasó hasta que escuchó la puerta y luego vio a su padre entrar.

–Hola –saludó Sasuke.

–Hola, papá – Sarada sonrió y se sentó.

–¿Tu madre ya te contó?

–¿Sobre la licencia? Sí, hace un rato vino a decirme.

–Bien entonces me toca la otra parte –sonrió y metió una mano a su bolsillo para sacar unas llaves–. Son del auto negro, lo tendrás solamente unas dos semanas en lo que me doy un tiempo para poder llevarte a comprar otro, quisiera que ya mismo fuéramos a comprarlo, pero estas dos semanas están saturadas de reuniones.

–Incluso si me dejas ese auto con eso podría conformarme.

–No, ese auto ya tiene varios años y no suelen usarlo podría darte...

Que tan intenso [Borusara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora