Lo único que esos ojos azules observaban era el blanco techo de la habitación. Boruto llevaba tal vez una hora entera mirando fijamente el mismo punto, ya era de noche y no faltaría mucho para que su hermana entrara para decirle que fuera a cenar, sabía que tenía que dejar de actuar de esa forma pensativa o no podría quitársela de encima, pero lo único que hacía era cuestionarse una y mil veces lo que había pasado el día anterior.
Los latidos de su corazón, su cuerpo reaccionando al de ella y lo increíblemente bonitos que le parecían sus ojos. Eran cosas que no comprendía y a las que no quería dar nombre. Había hablado con Shikadai y Mitsuki sobre ello y a pesar de todos los consejos él solo se había dicho a sí mismo que ella no le gustaba.
Además ¿qué podría tener él de bueno? era un chico normal: hiperactivo, escandaloso y en especial no tenía la misma estabilidad económica. Seguramente ella estaría acostumbrada a otro tipo de tratos, tal vez prefería a muchachos serios que no eran tan sociables, mucho más maduros y apuestos que él, también estaría acostumbrada a regalos costosos, ramos de rosas enormes... él no era un buen prospecto para todo eso.
Desde el día en que Shikadai le había contado sobre los pretendientes de Sarada él había decidido que no se metería en asuntos amorosos y no le daría razones para que quisiera algo con él, Boruto no quería una relación y veía a Sarada como su amiga, eso era lo que él quería.
Pero el latido de su corazón acelerado cuando estuvo tan cerca de ella le decía todo lo contrario. Sabía disimular muy bien, pero a veces sentía que el corazón se le saldría del pecho.
–Debo de estar volviéndome loco, ella no me gusta.
Sentía que sus palabras eran sinceras, él no se estaba mintiendo.
La puerta se abrió.
–Boruto, la cena está... ¿qué te pasa? –Himawari entró a la habitación y caminó en su dirección hasta que se sentó al lado de Boruto en la cama.
–Nada, solo estoy pensando –el rubio dejó de ver el techo para observar a su hermana.
–¿En Sarada? –él negó–. ¡Estás pensando en Sarada! –el rubio suspiró, sabía que negarlo no funcionaría.
–¿No tienes nada mejor que hacer?
–¿Qué puede ser mejor que entrometerme en tu vida amorosa?
–No tengo una vida amorosa.
–Claro que sí, esa tal Sumire seguramente es la competencia de Sarada.
–¿Cómo sabes de ella? –Boruto frunció el ceño–. ¿Has estado husmeando mis mensajes de nuevo?
–No se llama husmear si dejas el celular desbloqueado y con el chat a simple vista –se encogió de hombros y el rubio negó.
–En esta casa no existe la privacidad.
–Oye si quieres consejos sobre chicas te puedo ayudar...
–He tenido novia antes, sé cómo ligar con una chica.
–No creo que Sarada sea como tus anteriores novias.
–No quiero que Sarada sea mi novia –suspiró frustrado–, ella no me gusta.
–¿Por qué dices eso? –Himawari frunció el ceño.
–Porque es la verdad.
–Tus ojos no dicen lo mismo, cuando la ves pareciera que tus pupilas están más grandes de lo normal o eso dice mamá.
–¡¿Mamá?! –preguntó Boruto con terror– ¿cómo que mamá dice eso?
–Sí, ella dice que tu forma de verla te delata ¿por qué no lo quieres admitir?
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Que tan intenso [Borusara]
Fiksi Penggemar-Que tan intenso. -¿Eh? -Sí, que tan intenso es. -Creo que sigo sin comprenderte -sonrió. -Me refiero a que tan intenso es el latido de tu corazón cuando lo miras, que tan intenso es el nudo que se forma en tu estomago cuando encuentras algo nuevo e...