9.
advertencia: ninguna.género: jelous/amor
Alejandra volvía a celebrar su cumpleaños de una forma muy peculiar, a su estilo, siendo la novia de Miguel, nos invitó a una buena discoteca en Madrid. Los chicos se tomaban unas pequeñas vacaciones luego de una temporada tan larga
Migue, Raúl e Hirving eran los únicos hombres que estaban presentes en la "fiesta privada"
Al ser el único círculo en que más confiaba Ale, nos invitó para pasar un buen rato.Me acomodé mejor a un lado de mi novio que me abrazó de inmediato rodeando su brazo por mis hombros.
-—¿Qué les parece si jugamos a verdad o reto? — propuso María, novia de Raúl que se encontraba a un lado de él.
Todos asintieron gustosos, era para divertirse. Raúl tomó una botella de vino que estaba ya, vacía y la giró sobre la mesa.
Ésta paró en María apuntando a Hirving.— Uy, uy, sólo les digo una cosa. - río. - No voy a tener piedad con nadie, hací que se me aguantan.
Estaba ansiosa, sabía que alguno de ellos iba a excederse con los hombres y terminarían haciendo cosas vergonzosas.
— ¿Verdad o reto? - dijo María.
Mi chico lo pensó un poco y respondió — Verdad.
— Bien, ¿estarías dispuesto a dejar que Adriana se vaya ahora mismo con su ex? - preguntó, Lozano frunció el ceño y me tomó más fuerte de la mano, claramente le había molestado pese a que mi ex, era un compañero suyo.
— Por supuesto que no. - respondió con voz ronca. Miguel lo miró burlándose y siguió a girar la botella.
Raúl me pregunta algo a mí.
— ¿Verdad o reto, Adri?
— Reto. - le sonreí.
— Bueno, hirving, aguántate cabrón. — lo miró, él alzó los hombros. — Te reto a que vayas con cualquier chico que te parezca lindo y le pidas su número.
Mierda. Aceptar eso era entrar a la boca del lobo, puesto que Lozano era un chico demasiado celoso.
— No, me niego. Cámbialo. - pedí.
— Oh, no. Si no lo haces, tendré que ponerte otro peor. — amenazó con la mirada.
— Bueno, ya qué. - me levanté con cuidado pasando enfrente de mi novio, busqué con la mirada a un simple chico, cuál encontrase, uno cerca.
Alto, cabellos blancos, me acerqué a él con nerviosismo. Sentía la mirada de mis amigos, los odié.
— Hey, hola. — toqué su hombro, el volteó.
Me sonrió de inmediato como saludo.— ¿Qué sucede? - habló con un español algo raro, seguramente era inglés.
- Me preguntaba si... ¿Me podrías dar tú número? - pedí poniendo mi mejor sonrisa.
- Claro nena. - asintió. Sacó su móvil y lo imite, me lo dictó con paciencia para después darme su nombre. - Alexander, pero, sólo Alex.
- Muchas gracias, voy a llamarte.
- Te espero. - me guiñó su ojo antes de que regresara a mi mesa. De seguro me encuentraba roja de las mejillas, igual que Hirving pero de coraje.
- ¡Muy bien! - río Miguel al verme regresar.
Me volví a sentar a un lado de hirving que tenía una copa en sus manos con la mirada perdida en la fiesta. Me sentía una mierda por aceptar tal cosa.
— Hirving... — tomé su brazo
— Déjame en paz. - lo apartó con brusquedad llamando la atención de mis compañeros.
— ¿Porqué estás enojado?
— ¿Porqué? ¡Acabas de pedirle un número a un imbécil! — gritó molesto, se levantó de inmediato al igual que yo, tomé mi bolso y lo seguí puesto que se dirigía a la salida.
Entre tanta gente choque para llegar a su lado, pudo haberse caído por las pocas copas que tenía encima, pero no lo hizo.
Empujó la puerta de cristal y salió antes que yo.Al salir de inmediato, sentí el frío aire que corría por las calles, aún así no parecía llover por la noche.
- Hirving... - le llamé de forma dulce, tomé su hombro para girarlo a mí, tenía sus ojos llorosos y sus mejillas húmedas. Ay dios.
— Si de verdad no te gusto ya dímelo... - resonó su nariz, me miró a los ojos esperando mi respuesta.
— Por supuesto que me gustas. Ha sido sólo un reto, un juego. — tomé sus manos con las mías. — Nisiquiera voy a hablarle a ese patán.
— No quiero perderte, Adriana. —me abrazó con fuerza por la cintura, el alcohol seguramente ya le había afectado un poco en sus acciones. Le correspondí su abrazo mientras peinaba su cabello, yo tampoco quería perderlo, era mi segunda mitad.
— Te amo demasiado, te amo, te amo. - susurré a su oído mientras me daba vueltas en el aire, sentí que en algún momento nos caeríamos.
—Y yo te necesito, te necesito en mi vida. — respondió riéndose tiernamente, se separó un poco para darme un buen beso en los labios, tomé entre mis manos su cuello y el mi cintura, estábamos completos.
Cuando se separó de mí, recosté mi cabeza sobre su pecho, este chico era mi todo, borracho, enojado, como fuera. Sentí como su corazón estaba tan acelerado que sentía cosquillas, sonreí.
— ¿Quieres irte de aquí? — preguntó, me separé de él y tomé su mano entrelazada a la mía.
Las gotas de lluvia comenzaron a caer de la nada, una tras otra. Igual no nos importó.
Comenzamos a caminar debajo de algunos árboles sin problemas por la tormenta, mientras la demás gente corría a sus autos.- ¿Cómo te llamas? - reí, ese era su juego siempre que se le ocurría. Volver a conocernos.
- Adriana. ¿Cuál es el tuyo?
- Hirving, un gusto. - besó mi mano, carcajeó recordando que fué lo mismo que hizo cuando me vió por primera vez.