Sidon tenía todo el derecho de dormir en el mismo cuarto e incluso la misma cama que su pareja.
. . . Esa idea les emocionaba y asustaba al mismo tiempo, sobre todo cuando la noche finalmente llegó al Reino Zora.
Link soltó su cabello y lo peinó con cuidado, cosa que rara vez hacía. (Al menos no con esa dedicación). Y una vez listo se percató de que el Rey lo esperaba a un lado de la cama con ambos brazos cruzados y una sonrisa bastante torpe que dejaba a la vista una hilera de afilados dientes.
Sintió la necesidad de darle explicaciones y de ser necesario quitar las expectativas que pudieran agobiarlo.
Inhaló profundo y tartamudeando entre palabras, dijo:
—Escucha, No tenemos que hacerlo ahora si no quieres. . Yo entiendo. ¡Puedo dormir en otro lado, tú quédate con la cama! —Alzó un tanto la voz, aunque antes de que terminara el hyliano ya se había recostado a su lado; ambos rieron.
Link y Sidon voltearon sus cuerpos para poder verse de frente. El Rubio acarició la mejilla de su prometido, bajando hasta llegar a la altura de su abdomen.
¿Ambos estaban pensando lo mismo? Sidon Enrojeció. . Sin embargo, no se opuso al contacto y se aproximó un poco más para depositar un beso sobre sus labios. Link atrapó sus mejillas con sus manos para impedirle que se separaba; besarse sin restricción alguna se sentía como el mismo Cielo.
La temperatura subía, y la camisa blanca de Link fue rasgada con los propios dientes del zora cuando se encontró encima suyo.
Una vez más, la ropa interior era lo único que traía encima y a Sidon le fascinaba cada una de sus facetas. . Desde el héroe, hasta aquel sumiso amante que le dedicaba jadeo tras jadeo.
